Corría 2012 cuando Mauricio Pulgar decidió hablar. En una época en la que recién se comenzaban a destapar las denuncias contra la Iglesia Católica, especialmente tras el caso Karadima, el exseminarista reveló que desde los 13 años fue abusado por integrantes del clero de la región de Valparaíso y acusó haber sido violado por el sacerdote Humberto Henríquez.

Su paso por el Seminario Pontificio Mayor San Rafael, en la región de Valparaíso, le dejó daños similares a los sufridos por los judíos que estuvieron cautivos en el campo de concentración nazi de Auschwitz, cuenta hoy, a casi una década de la denuncia que destapó cómo -por seguir su vocación y sin saber- cayó directo en una red de abusos, poder y manipulación.

En conversación con BioBioChile, el exseminarista acusa que pese a todo la Iglesia aún mantiene su poder y que aún existe una pugna al interior de ésta, “entre un sector que quiere sacar a todos los corruptos y otros que se resisten”.

-“Se ha descubierto que las personas que viven estas situaciones, como abusos sexuales y manipulación de conciencia con tortura, tienden a heredar secuelas a los hijos, y yo tengo una hija con síndrome de Turner y un hijo con autismo severo. Uno dice cuándo para el daño”.

¿Cómo fue que te hiciste seminarista?

En general la gente en la Quinta Región, por lo menos en ese tiempo, era de una tendencia religiosa católica participante, más que solamente ser católico de nombre. Uno tenía que elegir entre ser scout o pertenecer a grupos como al que yo pertenecía que era la Cruzada Eucarística que era un grupo que uno trabajaba en actividades religiosas los fines de semanas. Evidentemente había algo que te motivaba a estar permanentemente cerca de la iglesia.

¿Qué dijo tu familia cuando supo tu decisión?

Ellos no querían, no fue algo positivo.

¿Por qué?

-Múltiples razones. Una porque encontraban que estaba demasiado chico, y dos, porque en general había un cierto temor a los curas de la Quinta Región considerándolos como degenerados, como algo que se sabe pero que no se puede hablar. Y como no se hablaba, no se explicitaba.

¿Y cómo fue estar ahí en el seminario?

Ya venían varios temas de antes, por temas de acoso y cuando comenzó a explotar todo, fue un poco desilusionante. Me tocó verlas y vivirlas, pero no fue de un momento a otro.

Hubo un hecho que fue súper fuerte en enero del 93 cuando habíamos terminado la parte de las clases de adaptación, nos llevó Mauro Ojeda a una casa en Olmué, y en esa casa nos obligó a desnudarnos y meternos dentro de una piscina. Eso fue chocante por mucho que él trató de hacerlo pasar como una actividad normal, tradicional y llenarla de epítetos para desviar la conciencia de cada uno de nosotros.

¿Cómo fue esa manipulación de conciencia?

La mayoría de nosotros ya veníamos con una manipulación de conciencia por algún director espiritual. Por ejemplo con un compañero teníamos al mismo director espiritual, que era Jaime Da Fonseca, a los dos él nos tenía absolutamente controlados mentalmente. Mucha gente cree que los abusos en la iglesia es algo que ocurrió una sola vez, y no, este tipo de abusador la va preparando con el tiempo y lo primero que hace es controlar tu conciencia de tal modo que no puedas reaccionar.

Y también está la incredulidad del resto de los fieles

Es difícil reconocer que el cura al que todos le van a recibir la ostia todos los domingos cuando van a misa, es un pedófilo, un abusador.

¿En qué consistía ese abuso de conciencia?

Generalmente ocurre con un sacerdote que pasa a ser tu director espiritual, entonces también pasa a ser tu confesor, es la persona con la que tu pasas educando tu espiritualidad, por ende es la persona que te da consejos, es la persona que te dice esto esta bien o esto está mal. Es una persona que tu ves mínimo una vez a la semana, pero que además el cura exigía pasar tiempo contigo en la semana. Al final yo veía más a Jaime Da Fonseca que a mi propio papá, se transforman en personas indispensables para las víctimas.

Por ejemplo lo primero que hacen es tocarte la rodilla, empezar a tocarte la pierna y cuando tú empiezas a reaccionar, como a correr la mano, ahí lanzan las primeras frases de manipulación mental, que son “cuidado, porque si sientes algo es porque el demonio te está manipulando”, “tienes que ser fuerte”, “yo estoy aquí para ayudarte a resistir la tentación”, entonces claro, cada vez que tu sientes que hay algo que está mal, te empiezas a sentir culpable porque empiezas a hacer la asociación de que lo que estás sintiendo es una manipulación de un ente extraño y el cura es el que te está salvando. Además en mi caso Jaime Da Fonseca no era cualquier cura en la región, era prácticamente un dios. Todos consideraban que era el “santo cura” Jaime Da Fonseca.

¿Y cómo llegaban a ese nivel de poder? ¿Había un tema económico detrás?

Hay mucha gente que le donó dinero a Jaime Da Fonseca vía manipulación de conciencia, y estamos hablando de fuertes sumas de dinero, él venía de una familia sencilla y terminó comprándose un departamento de más de 180 millones de pesos al contado. Y eso consta en la denuncia pública que yo hice en 2012, le quitaron la parroquia de Quilpué y lo mandaron a acompañar las misas en Viña del Mar y ahí se compró ese departamento.

Para que esto haya sucedido, es porque hay una red de protección y de encubrimiento

Sí, ahí Gonzalo Duarte fue y ha sido su compinche. Por ejemplo ahora el Obispado respondió la demanda civil y la respuesta es terrible, es negar todo teniendo condenado a Jaime Da Fonseca, teniendo a Mauro Ojeda y a José Olguín listos para la condena canónica, y Humberto Enríquez condenado igual que Jaime Da Fonseca por la expulsión y la dimisión sin apelación.

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“Es difícil reconocer que el cura al que todos le van a recibir la ostia todos los domingos cuando van a misa, es un pedófilo, un abusador”
- Mauricio Pulgar

¿Sientes que sirvió de algo tu denuncia?

Por supuesto, aunque ahora el denunciar no trae tantas repercusiones negativas para el que denuncia como antes porque hay gente que apoya como la Fundación Para la Confianza, entonces ahí los curas no se atreven a hacer tanto daño porque también muchos también han salido de circulación, por ejemplo Karadima, Gonzalo Duarte, que le quitaron el obispado, Santiago Silva, le quitaron el obispado castrense, lo cual le daba un terrible poder en Chile. Y así a varios les han ido quitando cosas.

Con Juan Carlos Cruz y sus compañeros fuimos de los primeros y lo pasamos súper mal, con amenazas de muerte, nos intervinieron el auto, quedé con el auto detenido en medio de la autopista y el mecánico me explicaba que con algo como un cortaplumas, cortaron un cable y me salió más de 100 mil pesos el arreglo. Una vez le dispararon al auto, cuando recién comencé a denunciar, cuando iba por la autopista, de hecho la bala quedó en el auto. La intención era matarme. A Sebastián Del Río lo tuvieron que sacar de la Quinta Región porque lo iban a matar, a un pastor evangélico, por apoyarlo, lo tuvieron en el suelo encañonado.

¿Qué es lo más difícil?

Lo más difícil es poner en papel todo lo que viviste, porque acordarte de fechas es difícil. Por ejemplo yo nunca podía colocar la fecha en que fue la violación, no podía y de repente una persona me contó que se había acordado porque era el cumpleaños del papá. Y yo me acordé que había viajado a Estados Unidos, y que esto tendría que haber pasado antes, y ahí recordé que el tema había sido en primavera-verano y que tendría que haber sido el año 96. Pero me costó años.

Yo me hice un peritaje de daños de manera particular y el peritaje de daños señala que yo tengo síntomas de estrés postraumático típico del que tiene una persona que pasó por Auschwitz, tengo secuelas de tortura, de abuso. El daño es grande y la reconstrucción de la historia es difícil. Y una de las cosas que produce el tema del abuso de conciencia y el abuso sexual, es que te cuesta reaccionar.

Y ahora se ha descubierto que las personas que viven estas situaciones, como abusos sexuales y manipulación de conciencia con tortura, tienden a heredar secuelas a los hijos, y yo tengo una hija con síndrome de Turner y un hijo con autismo severo. Uno dice cuándo para el daño.

¿Hay alguna luz de esperanza con las medidas que ha ido tomando el papa Francisco?

Hay una pugna al interior de la Iglesia, entre un sector que quiere sacar a todos los corruptos y otros que se resisten. Y de ahí vino la amenaza de quebrar la iglesia, y ante esa amenaza el papa Francisco eligió el punto intermedio, seguir limpiando la corrupción, pero sin acelerar, lo que a muchos molestó aunque hay un dicho que dice que lo cortés no quita lo valiente.

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“El peritaje de daños señala que yo tengo síntomas de estrés postraumático típico del que tiene una persona que pasó por Auschwitz, tengo secuelas de tortura, de abuso”
- Mauricio Pulgar

Acá hubo un esfuerzo muy grande en pos de salvar el nombre de la iglesia, que lo reconoció el obispo Aós, y en pos de eso se ha mentido y se ha engañado, y muchos de esos siguen ejerciendo con la ayuda de varios laicos. Se está desarmando, pero ha costado mucho, y es lo que les permite a algunos seguir, a pesar de tener tremendas carpetas investigativas.

Hay una luz de esperanza, pero depende mucho de que los denunciantes no se detengan. En este tiempo la Iglesia ha abusado del silencio de los denunciantes, este último año. Ese silencio se tiene que romper porque el silencio no sirvió para que la Iglesia reflexionara y cambiara su actitud, al contrario.

¿Crees que la Iglesia ha ido perdiendo poder tras las denuncias?

Poder no, pero sí ha ido perdiendo credibilidad en las personas. La gente no confía en la Iglesia Católica, por ejemplo en el estallido social tuvieron que quedarse callados, no pudieron opinar nada, hablaron personas a título personal pero no a nivel de iglesia.

¿Y queda gente como Mariano Puga al interior de la Iglesia?

Sí, y hay muchos que tienen mucho temor de hablar porque están terriblemente amenazados. Uno de ellos es Eugenio de la Fuente, en el caso de Santiago, y en Valparaíso, Pedro Nahuelcura.

Ahora con la pandemia, se ha hecho muy notorio el silencio de la iglesia ¿Es consecuencia de las denuncias o es por la red de corrupción y poder que aún sigue operando?

Las dos cosas, por un lado ellos han llamado al tema de la lealtad y la lealtad implica que no puedes estar atacando a tu obispo, a tu iglesia públicamente, entonces muchos curas se sienten intimidados de juntarse con denunciantes, de apoyar a denunciantes. Y por otro lado tienes una Iglesia ¿y qué va a decir? ¿va a llamar al respeto a los demás? ¿al respeto al dolor ajeno? cómo lo va a hacer, si yo le envié una carta a la Conferencia Episcopal donde instábamos a hacer una mesa de Justicia, Verdad y Reparación, y la respuesta oficial es que ellos no se van a sentar a una mesa a trabajar con respecto a los casos de abuso sexual.

Lo último que se supo de la iglesia fue lo sucedido con Chomalí en Concepción, cuando salió a exorcizar el coronavirus

Ahí hay algo muy particular, porque Chomalí tiene un denunciante que es José Lara, que ya ganó el juicio penal y el juicio canónico, y hasta el día de hoy no recibe reparación. En este caso Chomalí es el obispo que tiene que ejecutar la reparación. A este chico acordaron pagarle su tratamiento siquiátrico y sus medicamentos mientras se ejecutaba el proceso. Pero el chico ha ido al siquiatra y le dicen que no lo pueden atender ni le pueden pasar los medicamentos, porque la iglesia no ha pagado. Entonces cómo tu sales en un tremendo avión a hacer esa tontera cuando tienes a esa persona concreta que ya ganó todo lo que tiene que ganar, y no eres capaz de parar con el sufrimiento de la persona.