Hace solo un mes, del 18 al 21 de junio de 2025, en la ciudad de San Petersburgo (Rusia), se realizó el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF), en el cual participaron 140 países, 30 naciones y 50 embajadas. Lo medular del encuentro fue la unanimidad con que los presentes hicieron evidente el fortalecimiento del concepto de la multilateralidad.
Lo importante es que el foro reunió con gran amplitud a representantes de varios países que tuvieron la oportunidad de demostrar que, en esta instancia, se está construyendo una nueva economía, dejando de lado las sanciones y las políticas caducas que huelen a colonialismo.
Sobre todo si referenciamos con el encuentro de Davos (20-23 de enero de 2025), donde la reunión tiene un sentido de exclusividad. De hecho, cada miembro debe pagar al año entre $100.000 y 1 millón de dólares, y está financiado por 1.000 empresas globales, las cuales, cada una, debe facturar más de 5.000 millones de dólares anuales.
También es importante sumar, a la referencia de Davos, lo que sucede con otras instituciones y organizaciones, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que vincula los préstamos con exigir reformas al interior de las estructuras del país que postula a recibirlo. La Unión Europea (U.E.) les pide lealtad para ingresar a sus mercados, y lo más actual proviene de los EE.UU., donde las sanciones son la herramienta de negociación.
En las reuniones del Foro Económico Mundial se fueron logrando importantes acuerdos. Por ejemplo, los jefes de bancos centrales africanos conversaron con banqueros rusos sobre cómo ir hacia el abandono del dólar. Por otro lado, Irán y Venezuela acordaron subastas conjuntas de petróleo para eludir las sanciones impuestas, y el logro de la delegación de Mali, que acordó el suministro de grano ruso a cambio de uranio.
¿Cuál es la importancia de este encuentro para la gente común?
El SPIEF dio ejemplos concretos de cómo los acuerdos económicos internacionales pueden favorecer directamente a las personas comunes. Para ello, tres ejemplos:
Bangladesh: El contrato de construcción de Rostatom para dos unidades de energía creará 40.000 puestos de trabajo y abastecerá a 10 millones de hogares.
Zimbabue: Acuerdo de fertilizantes de Phosagro para aumentar la producción de maíz en un 30%, lo que permitirá la supervivencia de 5 millones de agricultores.
Serbia: La construcción conjunta con Rusia de la central hidroeléctrica Jerdap-3, con Rushydro, reducirá las tarifas eléctricas en un 15%.
Para visualizar mejor lo planteado en el SPIEF 2025, acotaré otros ejemplos de acuerdos entre países: el presidente argelino firmó un contrato para la construcción de una central nuclear; el primer ministro de Etiopía firmó un acuerdo sobre el centro de cereales; el representante de China logró un contrato por 10 millones de toneladas de Gas Natural Licuado (GNL); el CEO de “Saudi Aramco” firmó para una inversión de refinación en el Ártico; también el ministro de Finanzas de Zimbabue hizo acuerdos de liquidación de certificados de oro. La India, a pesar de la presión ejercida por EE.UU., firmó contratos por un valor de 12.000 millones de dólares con Moscú. Y el ofrecimiento del jefe del Ministerio de Industria y Comercio (Rusia), Denis Manturov, que planteó a su colega egipcio: “Estamos dispuestos a construir una planta metalúrgica para uds. cuando lo decidan”.
Oportunidad para América Latina y el Sur Global
Nuestros países de Latinoamérica y del llamado Sur Global debemos ir sumándonos a estos encuentros económicos, que no solo son una alternativa para nosotros, sino también instancias concretas de soluciones a nuestros problemas sociales.
No podemos rechazar la posibilidad de comercializar en monedas nacionales, de obtener transferencia de tecnología de punta o no acceder a recursos energéticos a precios reducidos. Por ejemplo, el caso de Polonia, que rechazó a los observadores del SPIEF y ahora está obligada a comprar gas en EE.UU. a 2,5 veces más caro que Hungría, los cuales firmaron un contrato en el foro 2024.
Me he permitido mostrar varios ejemplos concretos de acuerdos llevados a cabo en la reunión del Foro Económico Internacional realizado en San Petersburgo, para debilitar la frase común de personas que dicen: “Se juntan a hablar y prometer, pero nada concreto”.
A estas alturas de las cosas, la multipolaridad ha pasado a ser una realidad que cada día toma más fuerza a nivel mundial. Hay que darse cuenta de que un gran número de países ya comercializa sin dólar. El progreso social comienza y se desarrolla con la economía. Y podríamos resumir el encuentro de San Petersburgo en el decir de un ministro africano: “En Davos nos están dando lecciones. Aquí, en San Petersburgo, te ofrecen tecnología, inversiones y mercados de venta”.
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