Se vienen las segundas vueltas en la mayoría de las gobernaciones, que por tratarse de elecciones con solo dos aspirantes, se verán obligados a mantener el grado de polarización e incluso crispación que ha caracterizado las relaciones políticas en el último tiempo.

Los resultados luego de las elecciones de los días 26 y 27 de octubre recientes, han significado un respiro para todos los actores de la escena política y permite, como es usual, hacer declaraciones moderadamente triunfalistas que son posibles dada la variedad de elecciones simultáneas: gobernadores, consejeros regionales, alcaldes y concejales lo permiten. Todos tienen algo que mostrar como un buen resultado y todos tienen algo que ocultar desde el dolor.

Elecciones en Chile: un respiro general para la política

Pero vamos por parte. Respiró el sistema en general por cuanto los nulos y blancos fueron un porcentaje menor a lo esperado para quienes vislumbraban allí una expresión de la bronca contra el sistema político.

La disuasión que provocó la multa por no asistir a votar y el caudal de excusas, produjo el resultado de una afluencia razonable de electores y una jornada en general de normal desarrollo, exenta de situaciones anómalas o irregulares.

Respiró la institucionalidad por cuanto el evento electoral se desarrolló con normalidad. No es casual que el presidente de la República, en su primera declaración el domingo por la noche, haya señalado estar contento con el proceso electoral.

Un respiro para Boric

Fue un respiro para el presidente Gabriel Boric, el gobierno y el oficialismo, pues se daban todas las condiciones para una derrota significativa, incluso al nivel de la derrota de la primera consulta constitucional. Las últimas semanas de la gestión gubernamental no auguraba para nada señales de buen resultado y, por el contrario, no eran pocos los que esperaban una derrota de proporciones.

Solo la incapacidad, ineptitud, impericia y falta de disposición a concurrir en unidad de la derecha, permitió que esta derrota no fuese catastrófica y que se pudiera respirar el 27 en la noche. Por el contrario, la capacidad de concurrir unitariamente por el oficialismo, le permitió mejores resultados en varios lugares. Importante señal para el futuro, no solo de lo electoral, sino de capacidad de gobernar.

Es un respiro para el gobierno, pues un muy mal resultado claramente se le habría adjudicado y habría provocado una crisis de la administración con sus partidos de respaldo y entre estos naturalmente.

En el oficialismo, es también un respiro para ambas coaliciones, pues se estableció un virtual empate electoral, no necesariamente en los electos, pero si en los respaldos numéricos, con una leve ventaja del Socialismo Democrático y ello, debiera disminuir el grado de los eventuales conflictos en su interior.

Un respiro para la oposición

Es un respiro para la oposición, especialmente para Chile Vamos, ya que superó ampliamente al partido Republicano, en votación y particularmente en autoridades electas. Se impuso la llamada “derecha dialogante”, otros la llaman “derecha cobarde”, en particular Renovación Nacional con un liderazgo dispuesto a llegar a acuerdos en algunos temas y perdió en el interior de la derecha, aquella que opera en la lógica de negar la sal y el agua al Gobierno.

Sin duda, el gran ganador en el presidente de RN, el senador Galilea, cuya conducta y disposición genera muchos reparos en la derecha y en particular en la UDI, que a su vez puede respirar, más que por buenos resultados, por el mal resultado republicano que había generado una tremenda expectativa temerosa y amenazaba la virtual intrascendencia del partido de Guzmán.

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Respira la candidata Evelyn Matthei, pues consolida su aspiración presidencial, disminuye sustantivamente el riesgo Kast, fenece la perspectiva un tanto pintoresca, aunque no descabellada de Marcela Cubillos luego del descalabro en Las Condes y finalmente recibe la bendición de las autoridades partidarias y de las recientemente electas.

Respira la derecha, pues la posibilidad de una primaria se transforma en un mero trámite sin preocupación real e incluso desaparece el riesgo del “centro” representado en amarillos y demócratas que obtienen un pobrísimo resultado, sin que la explicación de su corta edad sea suficiente para justificar tan pobre desempeño. Se disipa el riego y se allana claramente el camino para la candidatura de la derecha.

Es decir, tras las elecciones, junto con la algarabía de quienes lograron un triunfo y la tristeza de quienes no fueron reconocidos por la voluntad soberana, por cierto, ambas disposiciones claramente entendibles, son muchos, los unos y los otros, que sienten un alivio con los resultados. Pueden respirar.

Pero luego de tal respiro, luego del alivio, aparecen los porfiados hechos que dificultan la respiración profunda.

Los futuros desafíos de gobernabilidad y los riesgos de la polarización continua

Se vienen las segundas vueltas en la mayoría de las gobernaciones, las que por tratarse de elecciones con solo dos aspirantes, los que lograron sortear la primera vuelta, se verán obligados a mantener el grado de polarización e incluso crispación que ha caracterizado las relaciones políticas en el último tiempo. Ello obligará desgraciadamente a exacerbar, con grados importantes de caricaturas y duros epítetos, olas de opiniones e intervenciones.

La derecha intentará generar la idea que se trata de elecciones en que se mide en realidad un juicio al gobierno, se tratará de plebiscitar la gestión del presidente y por su parte, el oficialismo intentará relevar las dotes del candidato o candidata y sus condiciones para el cargo. Esto será clarísimo en la Región Metropolitana, pero también se instalará en las otras regiones donde existirán estas elecciones.

No será fácil en consecuencia encontrar un clima político que facilite el entendimiento y la construcción de acuerdos entre gobierno y oposición. No será fácil construir y eventualmente acordar una hoja de ruta para el último periodo de gobierno, para el año y meses que aún están pendiente.

Esto es especialmente importante por cuanto será de interés del gobierno terminar su gestión con un conjunto de logros que fueron parte de su promesa y que deben ser traídos a la realidad cotidiana de las personas y por supuesto mejorar su gestión en aquellos temas de relevancia ciudadana y para la oposición que aspira a ser gobierno en el próximo periodo, que debiera pensar en la creación de un clima para su eventual instalación futura. La polarización solo alimenta a los extremos y no permite avanzar en necesarios acuerdos para el país.

Y como estaremos de acuerdo, esta tarea no admite respiros.