El arribo de dos comuneros que protagonizaron incidentes en la cárcel de Angol, región de La Araucanía, y un miembro del Tren Aragua al penal Bío Bío fue confirmado por Gendarmería.

Gendarmería confirmó la llegada de dos comuneros mapuches involucrados en incidentes ocurridos en la cárcel de Angol y un miembro del Tren de Aragua al penal Bío Bío.

En ese sentido, desde la institución se solicitaron mayores protocolos y preparación para enfrentarse a líderes de crimen organizado que fueron llevados al recinto penal.

El presidente de la Asociación de Funcionarios de Gendarmería, Jonathan Smith, reconoció que no tienen las capacidades de enfrentar posibles nuevos incidentes como el del domingo pasado en Angol, donde seis comuneros tomaron de rehenes a gendarmes.

Asimismo, dos de los seis involucrados fueron trasladados al penal Bío Bío, esto pese al rechazo de autoridades que plantearon la complejidad de recibir a Hanthu Lemunthu Llanca, junto a Máximo Quiepul Huenchullán en el mismo penal en que se encuentran Héctor Llaitul y Emilio Berkhoff.

Ante ello, Smith señaló que solicitaron modernizar los protocolos, ya que el crimen al que se exponen no es igual al que fueron preparados para resguardar.

En específico, una de las medidas que se tomó al interior del penal fue separar en distintas unidades a los nuevos comuneros ingresados desde donde está Héctor Llaitul.

Además, confirmaron que uno de los imputados miembros del Tren de Aragua de Arica llegó también al penal de Concepción, lo que suma en el Bío Bío a cuatro miembros de grupo de crimen organizado.

Al respecto, la gobernadora (s), Sandra Ibáñez, señaló que Concepción no está preparado para recibir a reos vinculados con terrorismo.

Desde el Gobierno, cuando se conoció el fallo respectivo, señalaron que el cambio de cárcel tenía que ver con la falta de seguridad en Arica ante la peligrosidad de los imputados, lo que se podía subsanar en Concepción a raíz de la calidad que tiene el recinto.

A su vez, señalaron que como gremio han solicitado la apertura de la cárcel de alta seguridad de Santiago, que estaba en remodelación y que actualmente acoge a una cantidad pequeña de reclusos, para que allí sea el destino de los líderes de organizaciones criminales que hoy están siendo trasladados a la capital del país.