Abuelita angelina celebró sus 101 años junto a sus familiares, quienes la reconocieron como una mujer regalona y amante de las cosas dulces.

Este viernes 3 de enero se celebró un nuevo cumpleaños de Regina Friz, una angelina que alcanzó tres dígitos en su edad, lo que conmemoró junto a sus familiares, parte de sus 4 nietas y cercanos.

Con una vida iniciada en Los Robles, un sector rural de Los Ángeles, la mujer no tuvo descendencia biológica, pero crió a tres personas que pasaron a ser parte de su vida y se convirtieron en sus hijos.

Una de ellas fue Carmen Rojas, quien explicó que se trata de una familia longeva ya que de los hermanos que tuvo su madre, la mayoría vivió una importante cantidad de años.

Dentro de las posibles razones de cómo lograron tener una extensa vida, Carmen explicó que el énfasis en la salud puede haber sido una de las razones.

Sin embargo, en la actualidad Regina no deja de disfrutar bocados dulces, siendo aquellos sus favoritos, aunque sin regodearse frente a ningún tipo de alimento.

Con alegría, su hija recordó algunas experiencias que su madre ha disfrutado como una niña, dentro de ellas, la reciente navidad, en donde fue visitada por alguien que le alegró la jornada.

Junto con aquellas celebraciones, su hija mencionó lo grato que es para ella tenerla cada día y estar pendiente de sus necesidades.

Valentina Balboa | RBB
Valentina Balboa | RBB
Valentina Balboa | RBB
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“Una pena que la bloqueó”

La centenaria abuelita solo sufre de demencia senil, como indicaron sus familiares, teniendo una salud envidiable para sus decenas de años.

Sin embargo, Carmen contó que hace 6 años, su madre tuvo que despedirse para siempre de quien fue su marido, una etapa que dijo, para todos fue bastante difícil.

Esta situación le habría generado un bloqueo, que de a poco la hizo perderse entre sus recuerdos.

De todos modos, se preocupan cada día de que esté feliz, que reciba alegrías y se mantenga sana, quizás, como una manera de agradecer aún su compañía.

“Felicidades para ustedes”

Mientras recibía sus saludos y regalos, Regina felicitaba a sus familiares con una tierna sonrisa y tomada de las manos, quienes le explicaban con amor que los cumpleañeros no eran ellos, sino ella.

Sin soltar un pato plástico de colores, fue abriendo sus regalos, mirando lentamente de qué se trataban, y leyendo las frases que algunos de ellos traían.

Con tranquilidad y templanza disfrutó de sus visitas, dejando en su regazo los obsequios que le fueron entregados, mientras sus cercanos disfrutaban en una íntima instancia, los 101 años de la abuelita de la familia.