Como una forma de incentivar la actividad turística y acercar a los visitantes a negocios locales, se propuso un nuevo circuito que contempla recorridos por localidades de Hualqui, Talcamávida, Laja y San Rosendo, y que pretende ser una fuente de actividad estable para los productores locales que también participan del tren Corto Laja.

Desayunos tradicionales, muestras de productos locales, recorridos por viñedos, visitas a talleres de artesanos y paseos por emblemáticas locaciones son algunas de las actividades que contempla el proyecto “Circuitos Experienciales Colaborativos, Valle del Biobío”.

La iniciativa tiene como objetivo vincular a los turistas con los proveedores de artesanías, remedios naturales, licores y comida, llevándolos directamente hacia sus lugares de producción para observar de primera fuente cómo estos productos son elaborados.

Maribel Belmar, presidenta de la asociación de proveedores “Gran Valle del Biobío”, valoró la propuesta, sosteniendo que “es una experiencia muy grande para nosotros, ya que como pequeños emprendedores lo vemos como una excelente oportunidad para seguir dando a conocer nuestros productos y potenciando cada negocio”.

Cedida
Cedida

En esa misma línea, Belmar aseveró que la idea también ayuda en “la difusión del patrimonio y la historia de cada comuna, por medio del relato de las vivencias de cada persona que desarrolla un negocio”.

El proyecto se enmarca dentro del “NODO Turismo de Experiencias en el Corredor Patrimonial Corto Laja” de Corfo, la que lleva dos años de trabajo junto a los proveedores.

Juan González, de BS&G Taller de Innovación, consultora a cargo de la ejecución del nodo, explicó que buscan “empoderar a los proveedores que ofrecen sus productos en el Tren Turístico, que sale entre 12 a 15 veces al año”.

Asimismo, González señaló que -en el marco de su trabajo con la comunidad- percibieron que hay “tremendas historias, capacidades y conocimientos que quizás no se alcanzaban a conocer en una instancia tan breve como la parada de un tren”.

Debido a lo anterior, para ellos es clave que las personas puedan “conocer de primera fuente el origen de los productos, el oficio de estos proveedores y las historias que hay detrás de ellos y estos territorios”.

Finalmente, Juan González manifestó que el nodo considera a 20 beneficiarios directos y alrededor de 60 indirectos, por lo que la idea es que los ingresos que se perciban por su venta sean una posibilidad de negocio que complemente las salidas del tren.