El Obispado de Valparaíso anunció la prohibición del ejercicio público del ministerio sacerdotal de Mauro Ojeda, uno de los párrocos de Casablanca, región de Valparaíso, luego de que se conocieran dos nuevas denuncias en su contra.

“Con fecha 3 de octubre, se inició una investigación previa contra el sacerdote Mauro Ojeda Videla tras haberse recibido dos denuncias por presuntos actos de connotación sexual a menores que habrían ocurrido los años 1990 y 1992″, detallaron desde la Iglesia Católica.

Y añadieron: “Este Obispado ya había estudiado dos causas en años anteriores contra el sacerdote Mauro Ojeda teniendo como resultado la inocencia tanto en los Tribunales de la Iglesia como del Estado”.

En tanto, uno de los denunciantes de Ojeda y exseminarista, Sebastián del Río, indicó respecto de la investigación que “todos esperamos que se compruebe una vez más que es un tremendo abusador, es un criminal por donde se le mire“.

BioBioChile intentó en reiteradas ocasiones comunicarse con el Obispado de Valparaíso y el administrador apostólico de la diócesis porteña, Pedro Ossandón, para conocer el tiempo que tomará la investigación y el detalle de las denuncias, pero no hubo respuestas.

La denuncia de Del Río

En 14 páginas dirigidas al entonces papa, Benedicto XVI, Sebastián del Río Castro denunció en 2011 a Ojeda por acoso sexual. En aquella ocasión, el exseminarista envió una carta directamente al Vaticano para contar su experiencia mientras realizaba sus estudios sacerdotales en 2004, donde reveló también cómo se vio obligado a salir del seminario en agosto de 2007 porque no se le ordenó como diácono.

En concreto, al ser consultado por la acusación presentada, del Río explicó hoy jueves que “él me pidió que le hiciera masajes, que le sacara los zapatos, que le sacara la ropa, que estuviera más tiempo con él, que le gustaba estar conmigo“.

En la historia también involucró a otros tres autoridades eclesiásticas, a quienes acusa de tener antecedentes de su caso, pero no hacer nada por investigar las supuestas irregularidades. Se trata del exobispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, el titular auxiliar de la misma diócesis y el secretario de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, Santiago Silva, y el obispo emérito de Rancagua, Javier Prado.

Incluso va más allá, puesto el texto enviado a Roma -que recogió Ciper Chile en aquel entonces- incluye que “en el mes de noviembre de 2004 el propio monseñor Silva me declaró: ‘El padre Mauro tiene problemas afectivos que han desembocado en tu persona’. Yo no entendí a qué se refería, por lo que le pedí me explicara: ‘Mauro, al parecer, se ha enamorado de ti y, por lo tanto, tú debes enfrentarlo’.

“Claramente la figura o el rol de los obispos Duarte y Silva es de encubridores y no sólo de encubridores, sino que da la sensación de que están constituidos para dejar que opere el mal en la Diócesis de Valparaíso“, dijo del Río.

Asimismo, durante la tarde de este jueves el vicario de Algarrobo, José Olguín, pidió su dimisión del estado clerical ante nuevas denuncias de abuso sexual en su contra.