"No es la eliminación del Simce, sino el ajuste al sistema de aseguramiento de la calidad. Puede ser la misma prueba, pero de carácter muestral, que se rinda cada ciertos años. Puede ser la misma prueba, el problema es el uso de los resultados", indicó el ministro Marco Antonio Ávila.

Ayer martes el Mineduc anunció el envío de un proyecto de ley con el cual se apuntó a la eliminación de la aplicación del Simce en las escuelas de Chile, pero la cartera no quedó satisfecha con la cobertura que recibió la idea.

Este miércoles, en conversación con Radio Bío Bío, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, aclaró algunos puntos y explicó el foco de la idea.

“Lo que he señalado más bien es que, a largo plazo, vamos a presentar un proyecto que nos permita hacer una modificación del actual sistema de aseguramiento de la calidad de la enseñanza”, partió.

Aunque reconoció la importancia que el país y las autoridades tengan información de la situación educativa, que justamente se extrae a través de herramientas como el Simce, Ávila indicó que el sistema actual tiene varios elementos negativos que justamente no han cumplido el objetivo de mejorar la calidad de la educación.

Entre ellos mencionó que finalmente los puntajes que arroja el Simce terminan siendo usados para categorizar establecimientos, apuntar al posible cierre de escuelas, la elaboración de rankings de rendimiento y así hacer competir a alumnos o colegios.

Así, sobre el futuro del Simce, el jefe del Mineduc dijo que no sabe qué ocurrirá, porque de momento la invitación es al diálogo y a la búsqueda de modificaciones.

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Eso sí deslizó que podría ser la misma prueba, tal como se le conoce hoy, aunque con diferencias en la forma en que se procesan y comunican sus resultados.

“Tenemos que repensar. Esa es mi invitación, a una gran conversación con todos los actores y los sectores políticos también, que nos permita preguntarnos y buscar respuestas en conjunto”, señaló.

“Es importante tener un sistema de evaluación de la calidad y que sea o esté basado en la confianza en el profesorado, colaboración, y no tenga estas externalidades negativas”, complementó.

“Tuvimos un ministro que incluso planteó la posibilidad de ‘semáforos"”, recordó, “o sea un sistema que se fundamenta en la competencia y la función del Estado no es esa: medir, evaluar brechas de aprendizaje, brindar acompañamiento y hacer uso racional de estos resultados”, concluyó.

“No es la eliminación del Simce, sino el ajuste al sistema de aseguramiento de la calidad. Puede ser la misma prueba, pero de carácter muestral, que se rinda cada ciertos años. Puede ser la misma prueba, el problema es el uso de los resultados”, recalcó Ávila.

En conversación con La Radio, el ministro destacó cambios que se le hicieron, por ejemplo, a la PSU: esta finalmente incluyó un ranking de notas y también se reforzaron los programas de acceso, modificaciones que aseguraron integración y la evaluación de conocimientos a la hora de entrar a la educación superior.

Consultado por las críticas que podría causar el que finalmente los resultados de pruebas como el Simce sean secretos, y de uso solo para las autoridades educacionales, Ávila descartó que aquello atente contra la transparencia.

“Los profesores generan experiencias de aprendizaje y los apoderados reciben cada cierto tiempo informes de notas de sus hijos. Saben el desarrollo de los aprendizajes de sus hijos”, cerró.