El ministro de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand, indicó este lunes que Chile se está coordinando con otros países y algunas ONG, para cooperar en la evacuación de Afganistán de mujeres líderes de organizaciones de Derechos Humanos.

“Triunfo del Talibán en Afganistán es una desgracia para el mundo y una tragedia para las mujeres, que verán avasalladas sus garantías individuales. Cancillería trabaja con países amigos y ONG para ayudar a evacuar de Kabul a mujeres líderes de organizaciones de DDHH”, comentó Allamand.

Ayer domingo, los talibanes lograron apoderarse de Kabul, y así se tomaron el control total de Afganistán, tras una ofensiva que comenzó hace algunas semanas, luego que en mayo EEUU anunciara el retiro de sus tropas establecidas desde 2001.

Durante 1996 y 2001, los talibanes en el gobierno impusieron una visión ultraortodoxa de la ley islámica que impedía a las mujeres estudiar o trabajar, salir de casa si no era acompañadas de un miembro masculino de su familia y les obligaba a llevar el burka (velo integral) en público.

Las flagelaciones y ejecuciones, incluso la lapidación por adulterio, eran prácticas habituales en las plazas y estadios de las ciudades.

Sin embargo, la situación, sobre todo en las zonas rurales, no mejoró sustancialmente para las mujeres con la marcha de los talibanes en 2001.

“Pájaro negro”

Los talibanes afirmaron en varias ocasiones que respetarían los derechos humanos si regresaban al poder en Afganistán, enfatizando en los de las mujeres, pero de acuerdo a los “valores islámicos”.

Las afganas, sin embargo, miran con desconfianza esas promesas, sobre todo aquellas que durante dos décadas pudieron ir a la universidad, ocuparon cargos de responsabilidad, sobre todo en política, en el periodismo e, incluso, en el poder judicial y las fuerzas de seguridad.

En las últimas 24 horas, mujeres muy conocidas en Kabul expresaron en las redes sociales su tristeza al ver su país y toda su vida destrozadas a manos de los talibanes.

“Empecé el día mirando las calles vacías de Kabul, horrorizada”, escribe Fawzia Koofi, militante por los derechos humanos y antigua vicepresidenta del Parlamento afgano. “La historia se repite tan rápido”.