Los equipos de rescate del sumergible Titan desconocen el origen de sonidos detectados en las últimas horas, que han dado motivos de esperanza de encontrar vivos a los tripulantes. En paralelo, se han revelado más detalles de cómo es por dentro este pequeño submarino y los requisitos que deben acatar quienes compran un ticket para bajar a ver el Titanic.

Titan, el sumergible que transportaba a cinco pasajeros a la zona del naufragio del Titanic en el Atlántico Norte, lleva desaparecido desde el domingo.

Los equipos de búsqueda en las últimas horas detectaron a través de sus artefactos de alta tecnología algunos ruidos extraños que podrían provenir del pequeño submarino, pero las indagaciones al respecto siguen en curso.

En paralelo, se han revelado detalles de cómo es por dentro el Titan y lo que deben cumplir los pasajeros una vez que ingresan. Por ejemplo, que se pilotea con un control parecido al de un PlayStation y que el inodoro no es más que una caja negra.

“No sabemos de dónde vienen los sonidos”

Los equipos de búsqueda y rescate del sumergible desconocen el origen de los sonidos detectados en las últimas horas, que han dado motivos de esperanza de encontrar vivos a los tripulantes.

“No puedo decirles de qué son los sonidos, lo que sí que puedo decir es que estamos buscando dónde han ocurrido los ruidos”, apuntó el capitán de la Guardia Costera de Estados Unidos, Jamie Frederick, en una rueda de prensa.

Explicó que un avión canadiense de patrulla marítima P3 ha detectado sonidos el martes y la mañana de este miércoles.

Tan pronto como esos sonidos fueron detectados, los efectivos de rescate trasladaron las operaciones de los vehículos ROV, una especie de drones submarinos que son manejados de forma remota y que han sido aportados por Francia, a la zona donde se oyeron los ruidos para explorar su origen.

Pese a que hasta ahora esa búsqueda ha arrojado resultados negativos, los ROV “siguen explorando el área”, dijo Frederick.

El responsable de la Woods Hole Oceanographic Institution Carl Hartsfield describió en la misma rueda de prensa que esos ruidos son como “sonidos de golpes”.

Destacó que el océano es un lugar “muy complejo” con sonidos humanos y de la naturaleza, con lo que es muy difícil discernir el origen de esos ruidos, pero destacó que los equipos de rescate tienen “sensores múltiples” y que la información está siendo enviada a “los mejores en el mundo” (gente que analiza esos datos), que a su vez mandan el resultado de su análisis a los responsables de la operación para que tomen decisiones.

La búsqueda tiene lugar en un área que es dos veces la superficie del estado de Connecticut (EEUU), que es de 13.023 kilómetros cuadrados, y se desarrolla a unos 4 kilómetros.

Una letrina, un mando de PlayStation y hacinados

Subir a bordo del Titan implica aceptar ciertas incomodidades a lo largo de las aproximadamente diez horas que debería haber durado el viaje.

El tamaño del interior del sumergible de la empresa OceanGate se parece al de una “minifurgoneta”, contó Mike Reiss, un escritor y productor que trabajó en “Los Simpsons” y emprendió este mismo viaje el año pasado.

En cada inmersión, los cinco tripulantes -el piloto y los cuatro pasajeros- son obligados a descalzarse y sentarse con las piernas cruzadas en el mismo suelo -no hay asientos- para caber en el cilindro de 670 centímetros de largo.

Dentro de la nave solo hay una ventanilla para poder ver el exterior “por turnos”, explicó a la radio pública estadounidense NPR el periodista del canal CBS David Pogue, quien también fue pasajero del Titan en noviembre.

Aun así, también se puede ver lo que hay alrededor a través de unas pantallas que conectan con cámaras en la superficie del aparato.

Asimismo, el Titan cuenta con una cortinilla negra que separa la letrina del espacio donde se sientan los tripulantes: El inodoro es una pequeña caja negra, tal y como explicó más de una vez Stockton Rush.

Rush viaja como piloto del artefacto y es una de las cinco personas que se encuentra actualmente a bordo de él.

Mike Reiss recuerda que antes del viaje -que puede costar hasta 250.000 dólares- los pasajeros tienen que firmar un “largo documento de renuncia que menciona la posibilidad de muerte tres veces en la primera página”.

Por otro lado, también habla de que en el aparato suele haber sándwiches y agua disponibles para los viajeros. Sin embargo, Reiss afirma que muchos de los visitantes le han dicho que no comen durante el trayecto por la emoción, por lo que nunca usan el “retrete”.

Por su parte, Pogue observó que muchas de las piezas del sumergible “parecían improvisadas”. Sin ir más lejos, la nave está controlada por un mando de videojuego, cuyo diseño se asemeja a uno de los característicos controles de Xbox o PlayStation.

Reiss describió la travesía como “un auto que conduces borracho por el océano”.

Contra el tiempo

Sin radio y sin GPS, los tripulantes cuentan con 96 horas de oxígeno.

Este miércoles, al sumergible solo le quedan entre 14 y 16 horas de oxígeno tras su desaparición el domingo, por lo que los equipos de rescate trabajan contra reloj y los viajeros tienen “raciones limitadas” de comida.

Por si fuera poco, si el sumergible permanece mucho tiempo en el fondo del mar, los tripulantes se enfrentan a temperaturas muy bajas con un frío apenas superior al punto de congelación y con posibilidad de desarrollar hipotermia.

Pogue apuntó que en el viaje “estás por tu cuenta” y solo hay una vía de salida: “No hay refuerzos, no hay vía de escape, es llegar a la superficie o morir.”