Cuatro ministros y nueve legisladores renunciaron en Líbano, donde se registraron nuevos choques entre las fuerzas del orden y manifestantes enfurecidos contra una clase política a la que acusan de negligencia por el siniestro.

La explosión en el puerto de Beirut de la semana pasada tiene consecuencias en las calles en forma de indignación. Y este enfado ya causa efecto: cuatro ministros y tres legisladores renunciaron en Líbano, donde se registraron nuevos choques entre las fuerzas del orden y manifestantes enfurecidos.

La responsable de la cartera de Información fue la primera de los 30 ministros que conforman el Gobierno libanés en presentar su dimisión este domingo. “Después de la enorme catástrofe de Beirut, presento mi dimisión al gobierno (…) Ofrezco disculpas a los libaneses, no hemos sabido responder a sus expectativas”, explicó Manal Abdel Samad, quien fue la primera funcionaria en abandonar su puesto.

Pocas horas después, el ministro de Medio Ambiente se sumó al efecto dominó de renuncias mientras que otros pesos importantes del Ejecutivo han anunciado que tienen la intención de seguir sus pasos.

La tercera en renunciar fue la ministra de Justicia, Marie-Claude Najm, entre rumores de que todo el gobierno podría renunciar en bloque. Si un total de siete ministros dimite, el gabinete se convertiría de hecho en un gobierno interino, informó la Deutsche Welle. El cuarto, su par de Finanzas, Ghazi Wazni.

Tres legisladores renunciaron igualmente, y se suman a otros seis que lo hicieron en días anteriores. Para que cayera el gobierno, se requeriría de la renuncia de al menos 43 parlamentarios.

El primer ministro, Hasan Diab, se reunió con varios ministros para valorar la situación y contemplar su posible renuncia, según medios locales.

Mientras, en las calles de Beirut, la rabia y la indignación ciudadanas responsabilizando a una administración ineficiente y corrupta de la devastadora deflagración, han vuelto a alimentar este domingo protestas violentas en los alrededores del Parlamento. El Ejército libanés ha dado por su parte concluida la primera fase de las labores de búsqueda y rescate, sin que los equipos hayan hallado supervivientes, lo cual será menos probable a partir de ahora.

La explosión del martes, que mató a más de 160 personas y destruyó el puerto de la capital libanesa, se ha unido a la grave crisis económica que atraviesa el país y a la crisis política por la que vienen organizándose protestas tras décadas de corrupción y desgobierno por una clase política cada vez más distanciada de los electores.