El conservador Alexander Stubb ganó este domingo las elecciones presidenciales en Finlandia, pero quedó lejos de superar el 50 % de los votos. Por ello, deberá ir a la segunda vuelta dentro de dos semanas contra el ecologista Pekka Haavisto, que quedó en segundo lugar.

Escrutado el 99,3% de los votos en la elección presidencial llevada a cabo este domingo en Finlandia, Alexander Stubb obtuvo el 27,1 % frente al 25,8 % de Pekka Haavisto.

Así se confirmaron los pronósticos previos, sacando una ventaja holgada al resto de candidatos, encabezados por el ultraderechista Jussi Halla-aho (19%) y el centrista Olli Rehn (15,4%).

La escasa diferencia entre Stubb y Haavisto deja abierto, no obstante, el resultado para el 11 de febrero, cuando los finlandeses deberán acudir de nuevo a las urnas.

“Estas eran las semifinales. Mañana empezaremos de nuevo”, dijo cauto Stubb al conocerse el resultado, que su rival calificó sin embargo de “fantástico” y que abre paso a una segunda ronda que se presenta “muy prometedora”.

Dos políticos con amplia experiencia internacional

Tanto Stubb como Haavisto hicieron valer su amplia experiencia internacional y en cuestiones de seguridad en un contexto de constante tensión con la vecina Rusia a raíz de su intervención militar en Ucrania.

El histórico ingreso de Finlandia en la OTAN y la decisión de conceder ayuda militar a un país en guerra por primera vez en ocho décadas han dificultado aún más las relaciones con Moscú, un tema que ha tenido mucho peso en la campaña.

“La seguridad es una cuestión existencial para Finlandia, aunque todos estamos bastante unidos en la visión de conjunto”, resaltó Stubb en declaraciones posteriores a la jornada electoral ante la prensa internacional.

El triunfo parcial supone un espaldarazo para Stubb, ex primer ministro y titular de Exteriores y que regresaba a la política finlandesa tras pasar siete años como vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y, luego, profesor del Instituto Universitario Europeo (IUE).

Haavisto también sale reforzado, porque aunque ya había quedado segundo en las dos anteriores elecciones, sus opciones nunca habían sido tantas como ahora: en 2012, el conservador Saul Niinistö le dobló en votos en la primera ronda; seis años después, no le hizo falta una segunda.

El apoyo logrado por el histórico líder de Los Verdes y primer candidato presidencial abiertamente gay triplica el de su partido en las legislativas, aunque en esta ocasión se presentó como independiente, buscando atraer los votos de otros sectores progresistas y liberales.

Haavisto, que tiene también una amplia carrera en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) y participó en el proceso de paz de Darfur (Sudán) entre 2005 y 2007, fue ministro de Exteriores en la anterior legislatura, en la que se cerró el ingreso del país nórdico en la OTAN.

A la estrecha distancia que separa a ambos candidatos se une un factor de incertidumbre que podría perjudicar a Stubb frente a su rival.

Los sindicatos han declarado para finales de esta semana una huelga masiva que afectará a muchos sectores, entre ellos el transporte, en protesta contra las reformas laborales del actual Gobierno, encabezado por el conservador Petteri Orpo, del Kokoomus, el mismo partido que Stubb.

La celebración de una segunda vuelta es lo habitual en Finlandia desde que en 1994 se instauró el sufragio directo en las elecciones presidenciales: sólo no se celebró en una ocasión, en 2018, cuando Niinistö revalidó su triunfo de seis años atrás con casi el 63 %.

Decepción para la ultraderecha y los socialdemócratas

Halla-aho, presidente del Eduskunta (Parlamento), se había acercado a Haavisto en los últimos sondeos, reduciendo la distancia a cinco puntos, pero el líder de Verdaderos Finlandeses -segundo partido con más escaños en la Cámara-, acabó lejos de los dos primeros.

Tampoco pudo remontar las encuestas el excomisario económico europeo y actual gobernador del Banco de Finlandia, Olli Rehn -que concurre como independiente aunque pertenece al liberal Partido de Centro-, y quedó hoy cuarto como apuntaban los estudios de opinión.

Los otros cinco candidatos que concurrían a los comicios terminaron muy rezagados: especialmente duro fue el resultado de la comisaria europea de Asociaciones Internacionales, exministra y exlíder socialdemócrata, Jutta Urpilainen.

Urpilainen no sumó ni el 5 % de los votos y fue sexta, superada incluso por Li Andersson, líder de la Alianza de Izquierdas.

Los socialdemócratas no ocupan la presidencia de Finlandia desde que Tarja Halonen lo hizo durante dos mandatos consecutivos entre 2000 y 2012.