El Parlamento polaco votó a favor de la investidura de Donald Tusk como primer ministro, poniendo fin a ocho años de gobierno ultranacionalista del partido Ley y Justicia (PiS) y sentando las bases para un deshielo de las relaciones con la Unión Europea.

Polonia ha visto congelados decenas de miles de millones de euros de fondos de la Unión Europea debido a una disputa con Bruselas sobre las normas democráticas, pero Donald Tusk, expresidente del Consejo Europeo, ha prometido arreglar las relaciones y desbloquear el dinero.

248 parlamentarios estuvieron a favor de que Tusk se convirtiera en primer ministro y 201 en contra.

“Renunció a la vida cómoda que podría haber tenido tras ser presidente del Consejo Europeo y volvió para luchar por la victoria de la democracia, la decencia y la justicia”, dijo Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, líder del Partido Campesino Polaco (PSL), que forma parte de la coalición que lidera Tusk.

Antes, el ex primer ministro Mateusz Morawiecki, del partido nacionalista Ley y Justicia (PiS), perdió un voto de confianza.

El fin de ocho años de gobierno ultranacionalista del PiS

Los críticos afirman que el PiS socavó la independencia judicial, convirtió los medios de comunicación estatales en un medio de propaganda y fomentó los prejuicios contra minorías como los inmigrantes y la comunidad LGBTIQ+.

El PiS afirma que durante su mandato defendió la soberanía y las tradiciones polacas de la injerencia extranjera, al tiempo que mejoró el nivel de vida de millones de polacos introduciendo prestaciones sociales y aumentando el salario mínimo.

Tusk pronunciará este martes 12 de diciembre un discurso ante el Parlamento en el que expondrá los planes y urgencias de su Administración.