Cuando Rusia invadió Ucrania hace un año, Occidente respondió con sanciones y boicots. Sin embargo, la economía rusa no ha colapsado. ¿Por qué?

En los días siguientes a la invasión de Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022, la economía rusa se vio fuertemente estremecida. Occidente aplicó sanciones contra el sistema financiero de Rusia y el rublo cayó pronunciadamente frente al dólar, el banco central duplicó los intereses y la bolsa de Moscú se mantuvo cerrada unos días.

Políticos europeos hablaron de “serias consecuencias” para Rusia y economistas predijeron una gran caída del PIB. Pero eso no ocurrió.

La economía rusa ha enfrentado dificultades, pero las ha manejado bastante mejor de lo previsto. No se puede tener una imagen clara de lo que ocurre, porque el Kremlin mantiene en secreto muchos datos clave, pero el colapso profetizado no se produjo.

“Se puede decir que el retroceso del rendimiento económico fue claramente inferior a aquel 15% del que se hablaba al comienzo de la guerra”, dice a Deutsche Welle Alexandra Vacroux, directora ejecutiva del Davis Center de estudios rusos y euroasiáticos de la universidad de Harvard. Vacroux estima que el PIB ruso cayó entre un 3 y un 4% en 2022. Eso coincide en general con las estimaciones del Banco Mundial, en FMI y la OCDE.

Los buenos resultados de la economía rusa llaman la atención de los economistas. El Fondo Monetario Internacional había pronosticado su hundimiento y finalmente ha revisado al alza sus estimaciones. La recesión del producto interno bruto ruso fue finalmente sólo del 2,2% en 2022, según el FMI, y la actividad debería repuntar de nuevo este año con un +0,3%.

Varias razones explican por qué no se cumplieron los pronósticos.

Buenos resultados, pese a todo

Si las sanciones aún no han cortado las fuentes de financiación de la guerra contra Ucrania, como lo esperaba Occidente, se debe sobre todo a que las sanciones más duras -las relativas al petróleo- llegaron demasiado tarde para ser efectivas en 2022. Requirieron meses y meses de negociaciones entre los miembros de la Unión Europea. Este retraso que permitió a Moscú redirigir sus exportaciones a China e India. Y también seguir exportando gas y petróleo a Europa hasta finales de 2022.

Respecto de las exportaciones de combustible fósiles, los países europeos siguieron comprando largo tiempo petróleo y gas rusos, mientras Moscú encontraba paralelamente otros mercados, como China e India. A comienzos de febrero de 2023, el Banco Central ruso reportó un récord de comercio exterior. Este se incrementó en unos 211 mil millones de dólares en 2022, principalmente debido a la exportación de energía a precios mucho más altos.

Con esta “lluvia de dinero”, Moscú pudo limitar los daños. “Así fue posible seguir respaldando industrias clave y asegurar el empleo”, señala Chris Weafer, quien trabajó casi 25 años como asesor de inversiones en Rusia. “Además, no solo pudo afrontar los gastos militares, sino también financiar programas sociales y mantener en general la estabilidad económica y social en el país”, explica.

La industria armamentista también ha sostenido la actividad de la economía rusa. Forma parte de los motores de la abundancia de esta Rusia en guerra, pero es un motor bastante controvertido, porque las armas y los tanques que salen de las fábricas rusas están destinados a desaparecer en el campo de batalla. La creación de riqueza es, pues, muy relativa. Ciertos datos positivos ocultan una realidad más negativa.

Cuando Vladimir Putin se alegra de los buenos resultados del mercado laboral, no menciona la hemorragia de la demanda, provocada por una parte por el servicio militar obligatorio. Más de 300.000 hombres han sido movilizados. Y por otro lado, la demanda se ha derrumbado por la huida al extranjero de quienes quieren escapar de la guerra.

Medio millón de rusos han abandonado su país en los últimos doce meses. No se informa de este tipo de estadísticas. Las autoridades ya no publican algunos datos sobre la marcha de la economía, como las cifras del comercio exterior. Por lo tanto, es difícil formarse una opinión sobre el estado real de la economía rusa.

Las sanciones y su limitado efecto en Rusia

Del mismo modo, Rusia sigue importando mercancías de Occidente, a pesar de las sanciones, a través de países terceros. En Armenia, Georgia y Kirguistán, el crecimiento se ha visto impulsado por este comercio alternativo, que ni Bruselas ni Washington condenan.

El aislamiento del sistema internacional de pagos Swift también se ha sorteado en parte gracias a la agilidad de los banqueros e intermediarios financieros rusos. El Banco Central también ha defendido hábilmente el rublo. Una tercera fuente de resistencia son los resultados de la agricultura, impulsados por cosechas récord.

Otro factor estabilizador fue que algunas empresas occidentales siguieron trabajando en Rusia cuando disminuyó la presión. A eso se suma la poca eficacia de las propias sanciones, según Alexandra Vacroux, quien indica que las sanciones no han surtido el efecto esperado en países como Venezuela, Irán o Rusia, y apunta que estas son más efectivas en el momento en que se aplican que más adelante.

El Kremlin también pudo batírselas con las sanciones gatilladas por la anexión de Crimea. El Banco Central ruso, acostumbrado a manejar crisis, dio en febrero y marzo de 2022 pasos decisivos para apuntalar el sistema financiero.

Weafer considera que una década de sanciones ha sometido a los bancos rusos a una especie de test permanente de resistencia y el país se ha vuelto más independiente en el sector de la industria clave y la producción de alimentos.

Otro motivo de la crecida resistencia de la economía rusa radica en el aumento del comercio con India y China, que florece. Además, Rusia se beneficia de las llamadas “importaciones paralelas”, vía por la cual le llegan productos occidentales haciendo un rodeo a través de India, China u otros países.

Vacroux considera que China es el “gran ganador” de este juego, porque aumenta también la dependencia rusa de este país.

¿Ha bajado el nivel de vida de los hogares?

En todas partes los hogares sufren la inflación, pero la subida de los precios ya está controlada. Debería contenerse en el 4% en 2023. Pero la situación varía de una región a otra. Las provincias agrícolas van bien, al igual que las grandes ciudades donde gran parte de la población trabaja en la administración o los servicios.

En cambio, las regiones ricas en hidrocarburos o las regiones industriales están mucho más penalizadas.

En todas partes, la sociedad rusa, acostumbrada a las situaciones de crisis, se adapta como puede. Hace unos años, el Ministerio de Trabajo ruso admitió que desconocía la actividad y los ingresos reales de 35 millones de personas.

Decenas de millones de personas, tanto jubilados como trabajadores en activo, tienen dobles empleos o ingresos no declarados para llegar a fin de mes. Esta movilización silenciosa explica también la asombrosa resistencia de la economía rusa.

Más sanciones contra Rusia

Estados Unidos anunció este viernes nuevas sanciones contra Rusia en el primer aniversario de la invasión de Ucrania, que buscan reducir el acceso de Moscú a tecnología estratégica como los semiconductores.

Las sanciones, que afectan a sectores como la banca y la industria de defensa, afectarán a “más de 200 personas y entidades, tanto rusas como de terceros países de Europa, Asia y Oriente Medio, que apoyan los esfuerzos bélicos de Rusia”, según la Casa Blanca.

Las nuevas sanciones -que se suman a las múltiples medidas anteriores impuestas en los últimos 12 meses- van dirigidas a “una docena de instituciones financieras rusas, en consonancia con aliados y socios, así como a funcionarios rusos y autoridades que operan ilegalmente en Ucrania”.

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La Casa Blanca dijo que buscaba golpear también los sectores de defensa y alta tecnología de Rusia, además de poner en marcha medidas para frustrar los intentos de eludir las sanciones ya en vigor.

El Departamento de Comercio de Estados Unidos también impondrá controles de exportación a cerca de 90 empresas rusas y de terceros países, incluyendo China, “por participar en actividades de elusión de sanciones y de sustitución en apoyo del sector de defensa ruso”, dijo la Casa Blanca.

A las empresas que son objeto de las sanciones se les prohibirá “comprar artículos, como semiconductores, ya sean fabricados en Estados Unidos o con ciertas tecnologías o programas informáticos estadounidenses en el extranjero”.

El sector ruso de los metales y las minas también están en el punto de mira de las sanciones económicas.

Las medidas “implicarán un aumento en los aranceles para más de 100 metales, minerales y productos químicos rusos por un valor de unos 2.800 millones de dólares para Rusia.

Esto también aumentará significativamente los costos del aluminio que fue fundido” en Rusia para entrar en el mercado estadounidense, precisó la Casa Blanca.