Los servicios penitenciarios rusos garantizaron hoy la seguridad del líder opositor, Alexei Navalny, que ha sido trasladado a la prisión donde cumplirá dos años y medio de pena.

“Yo garantizo que no existe ninguna amenaza para su integridad física, ni para su vida”, dijo el director del Servicio Penitenciario Federal (SPF), Alexandr Kaláshnikov, a la agencia Interfax.

El director del organismo que solicitó la condena del opositor subrayó que Navalny “disfrutará de unas condiciones absolutamente normales”.

“El control será garantizado al cien por cien. Si así lo desea, podrá trabajar en actividades productivas”, dijo.

A su vez, confirmó el traslado de Navalny a prisión, aunque no precisó a qué centro penitenciario ha sido enviado y, ni siquiera, si este se encuentra en territorio de la Rusia europea o en Siberia.

“Por decisión del tribunal partió hacia allí (…), todo se ha hecho en el marco de la ley”, se limitó a decir.

Aunque esta semana retiró a Navalny de su lista de presos de conciencia por pasadas declaraciones, Amnistía Internacional (AI) informó hoy de que continúa “la campaña para su inmediata liberación”.

“No debe haber confusión. Nada de lo que Navalny haya dicho en el pasado justifica su actual detención, que es puramente política”, afirmó.

El traslado de Navalny tiene lugar después de que la Justicia rusa rechazara el pasado 20 de febrero el recurso presentado por los abogados de Navalny contra la pena de 3 años y medio de cárcel dictada contra el opositor por un antiguo caso penal de fraude y lavado de dinero.

Como estuvo en prisión preventiva desde que fue detenido a su regreso de Alemania el 17 de enero pasado y también cumplió diez meses de arresto domiciliario, el opositor deberá cumplir poco más de dos años y medio de cárcel.

Los condenados en este país suelen ser trasladados durante días o semanas en vagones especiales, proceso conocido como “etapirovanie” y que es muy criticado por los defensores de derechos humanos por su falta de humanidad.

El traslado puede prolongarse durante semanas o incluso meses, ya que las distancias en Rusia pueden ser de miles de kilómetros, por lo que los presos realizan parada en prisiones preventivas especiales repartidas por toda la geografía penitenciaria nacional.

Durante este proceso, los internos permanecen incomunicados, mientras la ley no obliga a las autoridades a notificar a las familias sobre su paradero hasta que lleguen a su nuevo destino.

En su momento, la líder del grupo punk Pussy Riot, Nadezhda Tolokónnikova, permaneció 26 días incomunicada de camino a la región siberiana de Krasnoyarsk, mientras el oligarca y fundador de la petrolera Yukos, Mijaíl Jodorkovski, fue enviado a Chitá, cerca de la frontera con Mongolia.

La condena de cárcel de Navalni provocó a finales de enero multitudinarias protestas en todo el país, en las que fueron detenidas miles de personas.

Navalni acusa al presidente ruso, Vladímir Putin, de ordenar su asesinato al Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).