En Bielorrusia, el descontento de importantes sectores de la población no se ha calmado desde la victoria de Aleksander Lukashenko en la elección presidencial.

Lukashenko, que fue reelegido para un sexto mandato tras un cuestionado proceso, enfrenta un movimiento popular que exige elecciones limpias. Pero el poder responde con una fuerte represión.

Desde el domingo pasado, las protestas contra el régimen de Aleksander Lukashenko, en el poder desde 1994, no han cesado. Grupos de mujeres vestidas de blanco y con flores en las manos salen cada día para rechazar el resultado de la elección presidencial que consideran fraudulenta y se multiplican los llamados a la huelga contra el poder.

A este descontento, el régimen ha respondido con una dura represión: impuso un cerco mediático con cortes de la red, hubo miles de detenciones por agentes enmascarados de la temida policía militar Omon y el miércoles por primera vez las fuerzas del orden reconocieron haber hecho uso de armas de fuego contra los manifestantes. Dos de ellos fallecieron esta semana.

Llamados a la huelga

Margarita Turova, una bielorrusa que reside en España, estuvo en su país de origen para votar. Contó a Radio Fracia Internacional que, tras la votación, acudió a Minsk para participar en la manifestación contra los resultados.

Relató que “estábamos muy asustados, nos desconectaron el internet a mí, ni siquiera me llegaban los SMS. En la televisión, decían que todo iba bien. Me ha llamado (este jueves) un amigo mío que estaba desaparecido. El día de las elecciones, hicimos un asado por la mañana, luego, cada quien fue a votar. Fueron a la manifestación de Minsk y unos hombres de negro que los golpearon, y los metieron una habitación pequeña con 35 personas. Un amigo estuvo sentado ahí tres días. Al día siguiente de la elección, nos dimos cuenta que nuestros amigos habían desaparecido”.

“Por la noche, aparecieron policías brutales: vestidos de negros y con la cara tapada que detienen a gente, los meten a un auto y no se sabe nada más de ellos”, dijo Turova a RFI.

Según fuentes diplomáticas, la Unión europea podría adoptar sanciones contra el régimen bielorruso por su represión de las manifestaciones, y la alta comisionada de los DDHH de la ONU, Michelle Bachelet denunció la detención de 6.000 personas incluyendo transeúntes y menores de edad.