Muchos problemas, poco reconocimiento y menos dinero. Aunque aún hay personas en Alemania dispuestas a ser alcaldes honorarios, es cada vez más difícil encontrar voluntarios. ¿Antes un cargo soñado, hoy detestado?

“Ciertamente hay gente en el pueblo que tiene mucho más tiempo que yo, pero no querían”, dice a DW Jürgen Bohl, alcalde honorario de Gerhardsbrunn desde julio de 2019. Durante más de tres años, la pequeña localidad de 170 habitantes en Renania-Palatinado tuvo que arreglárselas sin la mayor autoridad. Hasta que el granjero se compadeció y se hizo cargo del trabajo.

En Alemania hay hoy día muchas alcaldías sin cabeza. Ya nadie quiere ser alcalde voluntario. La búsqueda de candidatos es difícil. En Baviera, donde se llevarán a cabo elecciones locales en marzo de 2020, casi la mitad de todos los alcaldes, más de 1.000, no quieren ser reelegidos.

Política local en crisis

“Al principio creí que en una ciudad tan pequeña no podía haber tanto trabajo”, dice el edil Jürgen Bohl a DW. Pero este agricultor invierte más de diez horas a la semana en resolver los problemas de su comunidad. Junto con los miembros del consejo, reconstruyó la pared del cementerio y limpió los caminos cubiertos de maleza. Su tarea más importante es la renovación de la vía que cruza su pueblo.

No solo hay escasez de candidatos. El tiempo que los voluntarios pueden dedicarle a este trabajo también es cada vez menor. La Asociación Alemana de Ciudades y Municipios, no tiene cifras exactas de ello porque en cada estado federal hay diferentes modelos y nombres para los alcaldes honorarios y ediles.

Amenazas e insultos

Una cosa es segura: los alcaldes a la antigua, como Josef Rüddel, que pasó 56 años administrando la comunidad de Windhagen en Westerwald, con alrededor de 4.000 habitantes, son cada vez menos. Según Alexander Glove, de la Asociación Alemana de Ciudades y Municipios (DStGB), las crecientes amenazas y hostilidad frente a las autoridades están ahuyentando a quienes trabajar sin salario por sus comunidades. “Cada vez hay más insultos y amenazas”, explica en entrevista con DW. Y espera que alguien “alabe alguna vez a quienes invierten su tiempo y energías en el bien común”.

Este año, el presidente federal Frank-Walter Steinmeier escuchó en Berlín a los políticos locales que se quejaron de las amenazas, los insultos, los correos de odio y la falta de protección por parte de la policía. En la ciudad bávara de Schwanfeld, la comunidad se vio obligada a ofrecer salario por el trabajo de alcalde de tiempo completo.

Además, los partidos políticos deberían preocuparse más por encontrar a candidatos dispuestos porque, como advierte Michael Makurath, alcalde de Ditzingen: “Si esto sigue así, nadie querrá arriesgar nada por la ciudadanía, porque al que lo hace, le dan en la cabeza”.

SWR
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