Es una investigación que según medios italianos como Corriere Della Sera, retomada por El Español, tiene a la Santa Sede metida hasta el fondo de una trama que inicia con la ostentosa forma en que los religiosos responsables del Consejo Pontificio de la Cultura y el Coro de la Capilla Sixtina, participan de eventos sociales, rodeados de famosos y hasta brindando sendas entrevistas a revistas como la Vogue.
Como olvidar además la gala de este año, en el MET (Museo de Arte Metropolitano) de Nueva York, literalmente bautizada como “Cuerpos celestes: la moda y la imaginación católica”, en la que estuvieron presentes los directores del coro, Michelangelo Nardella y Massimo Palombella. Fue el mismo Vaticano el que bendijo el evento, enviando todo el coro al MET. El atuendo de Rihanna, se inspiró en la vestimenta del Papa Francisco.
Las fotos con las celebridades lo decían todo. Los niños, integrantes del selecto grupo de voces, junto a los responsables de guiarlos, se dejaron ver haciendo lo posible por fotografiarse con celebridades como Rihanna, Jlo o Salma Hayek, entre otras.
Eso último, generó descontento entre los padres de algunos coristas, quienes informaron de esta conducta al Vaticano. De ahí vino la investigación que arrojaría, según fuentes en las altas esferas religiosas, algo más que un desliz de los religiosos, quienes se rozaban con el jet set.
Una cuenta secreta hasta para el Vaticano
Con el coro del Vaticano, invitado en los eventos más prestigiosos a nivel mundial, sus posibilidades, no solo de socializar con artistas ricos y famosos, se fueron expandiendo con los años a las esferas económicas.
Precisamente, eso habría derivado en la creación de una cuenta con fondos procedentes de entradas de conciertos, ventas de discos o dietas para las giras de todo el grupo. Se supone que los cientos de miles de dólares debían ingresar a las arcas de la Santa Sede, pero no fue así. La especie de “caja chica” que los religiosos directores del coro habían creado, se mantuvo en secreto y fue utilizada para sus fines particulares, incluso depositando los dineros en un banco italiano.
La molestia de las máximas autoridades religiosas sería tal, que el director administrativo del coro, Michelangelo Nardella, fue suspendido de su cargo, en medio de la investigación.
El otro director, Massimo Palombella, aún continúa en su puesto, pero bajo la lupa de la Santa Sede.
Medios de prensa europeos, aseguran que se investiga a los dos religiosos, por el presunto cometimiento de delitos como lavado de dinero, estafa agravada, con daños al Estado Vaticano y malversación de fondos, por parte de Nardella y Palombella.
La abogada de Palombella, identificada como Lucía Musso, habló escuetamente del caso y excusó a su cliente de no aparecer en público dando explicaciones. Dijo que “el proceso está en fase de investigación, que podría durar meses” y agregó que terminará por resolverse en un tribunal del Vaticano.
Sin embargo, omite revelar los cargos que se mencionan en la prensa y solo califica las investigaciones como “un caso abierto por una cuestión financiera”.
Pero se habla de que su cliente, no solo enfrenta ese “caso” como ella lo llama. También lo rodean denuncias de abuso psicológico contra los miembros del coro del Vaticano, con testigos que revelan que Palombella, se ha dejado ver gritándole a los niños y aunque nada tiene que ver con abusos sexuales, esto habría causado un terrible impacto en el desempeño y vida de algunos de sus integrantes.
La Santa Sede, mientras tanto, no ha emitido ningún comunicado sobre de esta última investigación, que se suma al torbellino existente, ante los escándalos de abusos sexuales, cometidos en el pasado por sacerdotes contra niños y niñas, quienes han denunciado haber sido víctimas de vejámenes por parte de sacerdotes en varios países.
