El gobierno italiano está librando un verdadero pulso con la Unión Europea (UE) para que sus socios respondan a sus pedidos de repartición de los migrantes y confirmó este viernes que “está dispuesta a recortar” su contribución a los presupuestos comunes.
La “línea dura” de Italia fue anunciada por el vicepresidente del Consejo italiano, Luigi Di Maio, ante la negativa de la UE de resolver la crisis de los 150 migrantes bloqueados en una patrullera italiana en un puerto de Sicilia, indicó en su página Facebook.
“La UE decidió una vez más darnos la espalda”, escribió Di Maio, quien confirmó que Italia se ve obligada ahora a responder a la “humillación” padecida.
“Estamos dispuestos a recortar los fondos que damos a la UE”, escribió.
Después de los ataques lanzados por el ministro italiano del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, ha sido el vicepresidente del Consejo, Luigi Di Maio, de la formación antisistema Movimiento 5 Estrellas, el encargado de confirmar la amenaza de retener las aportaciones al presupuesto de la UE si no responde a sus peticiones.
“Hemos tenido la oportunidad de ver en los últimos meses cómo responde la UE frente a una línea moderada o una dura”, comentó Di Maio en Facebook.
“Siguiendo la línea dura voy a hacer otra propuesta (…). Si la UE se obstina en su línea y no decide nada sobre la distribución de los emigrantes que se encuentran en la patrullera Diciotti, el M5E ya no estará dispuesto a dar los 20.000 millones de euros que cada año Italia aporta a los presupuestos de la UE”, amenazó Di Maio.
La mayor parte de los presupuestos de la UE provienen directamente de los Estados miembros y cada país participa según su riqueza y recibe en cambio una parte.
Italia es el tercer contribuyente neto (después de Alemania y Francia) y aporta más de lo que recibe: casi 20.000 millones de euros frente a 14.000 millones a cambio.
Las amenazas a Europa “son inútiles y no conducen a ninguna parte”, replicó Alexander Winterstein, portavoz de la Comisión Europea en Bruselas.
“Los comentarios inútiles no ayudan y no nos acercan a una solución”, insistió al término de una reunión informal de altos funcionarios en la que no se obtuvieron resultados concretos sobre el problema migratorio.
La presión del gobierno italiano se produce tras la nueva negativa del ministro italiano de Interior a autorizar el desembarco de unos 150 migrantes, la mayoría provenientes de Eritrea, que se encuentran a bordo de la patrullera Diciotti.
“Europa está perdiendo una buena ocasión”, lamentó por su parte el primer ministro Giuseppe Conte, quien pide un gabinete de crisis para gestionar la emergencia de los desembarcos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Enzo Moavero, trató este viernes por su parte de calmar los ánimos al asegurar que “la contribución a la Unión Europea es un deber legal de sus miembros”.
“El gobierno está llevando el país al abismo”, lamentó Maurizio Martina, del Partido Democrático (centro-izquierda).
Víctimas de la política
Los inmigrantes, que llevan ya ocho días en la patrullera, fueron rescatados el jueves pasado y tras varios días a la deriva Italia autorizó que el barco atracara en Catania pero sin permitir el desembarco.
Por presiones del fiscal local y la asociación de jueces de menores, Salvini autorizó que desembarcaran 27 menores, los cuales fueron trasladados a diferentes centros de acogida.
El escritor antimafia Roberto Saviano pidió a la fiscalía siciliana que investigue la “situación crítica” en que se encuentran los inmigrantes a bordo de una nave que no tiene las condiciones para alojarlos y considera que el Estado Italiano los tiene secuestrados y que son “rehenes”.
Según Saviano, Italia corre “el riesgo de ser condenada por parte de organismos internacionales” por haber secuestrado ilegalmente dentro de un barco a los migrantes.
“Si un juez quiere arrestarme, que lo haga, no hay problema”, respondió el viernes con tono arrogante el ministro de Interior.
Salvini reiteró su apoyo a la línea dura. “Nadie va a pisar suelo italiano sin un permiso”, añadió tras advertir que Italia no quiere convertirse en el “campo de refugiados” de Europa.
En el poder desde hace tres meses, el nuevo gobierno de Italia, una coalición entre la Liga y M5E, presiona a la UE para que gestione la llegada de los migrantes al viejo continent
e y exige que sean repartidos entre los varios países.
Roma impide también el acceso a los puertos italianos de los barcos de las ONG y asociaciones humanitarias que rescatan migrantes en el Mediterráneo.
En julio, 450 migrantes permanecieron tres días bloqueados en la patrullera Diciotti hasta que otros estados europeos aceptaron recibir a parte de ellos.