Las tensiones en Alemania por los migrantes se están convirtiendo en una crisis gubernamental casi tres años después de la decisión de Angela Merkel de recibir a cientos de miles de solicitantes de asilo.

A continuación los asuntos que están en juego:

¿Cuáles son las razones del conflicto?

El enfrentamiento empezó antes de mediados de junio cuando el ministro del Interior, Horst Seehofer, que también preside el partido bávaro conservador la Unión Social Cristiana (CSU), vio que la canciller Angela Merkel bloqueaba su plan para endurecer la política de asilo. La canciller rechaza de plano la principal medida de su ministro: la expulsión de las fronteras alemanas de cualquier migrante registrado de antemano por otro país de la Unión Europea.

Rápidamente este conflicto se convirtió en un tema crucial que amenaza la coalición que se armó con mucha dificultad en marzo de este año y que reunió a la derecha dura de la CSU, la centroderecha de la canciller (CDU) y los socialdemócratas.

¿Por qué empeoró este diferendo?

El ministro no quería rendirse ante su jefa e incluso la desafió fijándole un ultimátum a la canciller: la imposición de sus medidas en la frontera por decreto ministerial a principios de julio, a menos que no se tomaran medidas muy restrictivas y equivalentes a sus planteamientos, a nivel europeo.

Por su parte la canciller continuó oponiéndose a cualquier forma de expulsión unilateral en las fronteras de su país ante el temor de un “efecto dominó” en toda Europa que amenazaría la libre circulación vigente.

Merkel estimó también haber negociado la semana pasada un acuerdo político europeo y acuerdos bilaterales cuyo efecto es “más que el equivalente” a las medidas que desea Seehofer. El domingo el ministro rechazó los resultados de esas reuniones con los demás países del bloque europeo y puso en suspenso la suerte del gobierno alemán.

¿Los migrantes son el único motivo del conflicto?

Es mucho más profundo. Los conservadores bávaros, e incluso algunos dirigentes del propio partido de Merkel, parecen estar ajustando sus cuentas políticas con la canciller de una vez por todas. De hecho Seehofer y su partido no han dejado de denunciar la decisión de Merkel de haber abierto las puertas del país en 2015 a cientos de miles de solicitantes de asilo. Más allá del tema migratorio, la CSU considera desde hace tiempo que Merkel, en sus 13 años en el poder, ha desplazado demasiado hacia el centro al ala conservadora.

Por su parte, la izquierda alemana califica la pelea en el seno del partido conservador como “un golpe de derecha”. Varios medios alemanes ven también en este conflicto una versión alemana del “trumpismo” (por el presidente estadounidense, Donald Trump) porque la CSU, que aboga por una “Alemania primero” sobre los migrantes, está envalentonada con la proximidad de las elecciones regionales en Baviera en octubre.

En esta región los sondeos advierten que la CSU podría perder su mayoría absoluta a raíz del avance de la extrema derecha gracias a su discurso antiinmigrante.

Al final, el tema de la puesta en marcha de las expulsiones en la frontera es sobre todo simbólico. Las llegadas de migrantes están en caída libre, en Europa en general y en Alemania en particular se han endurecido considerablemente las políticas de acogida y reforzado la lucha contra la inmigración clandestina.

¿Cuáles son los escenarios posibles?

Seehofer propuso el domingo en la noche su renuncia pero luego dejó en suspenso esta decisión para permitir que se lleve a cabo una última sesión de negociaciones con Merkel el lunes en la tarde.

El ministro del Interior detalló tres escenarios: podría unirse a las filas, o pasar de las objeciones de Angela Merkel e imponer por sí mismo las expulsiones en las fronteras, lo que provocaría su despido del cargo y una posible ruptura de la coalición gubernamental. La tercera opción posible sería una renuncia. Mencionó que en un plazo de “tres días” dará a conocer su decisión.

De su lado, la canciller no puede ceder ante Seehofer, sino serán probablemente los socialdemócratas los que den un portazo al gobierno.

Si la mayoría del gobierno se derrumba con la partida del CSU, Merkel podría intentar un gobierno minoritario o tratar de construir una mayoría con otros socios, u optar por encaminarse hacia unas elecciones anticipadas.

Tampoco se descarta sin embargo una salida del poder de la canciller.