Al piloto Joseph Emerson lo espera una condena que podría superar los 622 años de prisión. Sus vecinos lo definen como un “devoto hombre de familia”.
Este lunes, Estados Unidos se estremeció con la noticia de un piloto fuera de labores que intentó tomar por la fuerza el control de un avión para estrellarlo con sus 83 pasajeros abordo.
Se trataba de un vuelo de Alaska Airlines que despegó desde Seattle a las 17:23 de este domingo, con destino a San Francisco. En la aeronave viajaba también Joseph David Emerson, un piloto comercial de 44 años, quien regresaba a su hogar.
Aunque el incidente está en plena investigación, se sabe que Emerson viajaba en un asiento plegable de uso para la tripulación, cuando intentó accionar los extinguidores de incendio de los motores a fin de apagarlos y estrellar la nave: un Embraer 175.
Su acción fue impedida por la propia tripulación, la que logró reducirlo y amarrarlo a uno de los asientos. Informados del hecho, los pilotos desviaron el vuelo hasta Portland, donde la policía arrestó al hombre.
Joseph Emerson enfrenta ahora 83 cargos de homicidio frustrado. Con penas que van desde los 7.5 años por cada individuo, al piloto lo espera una condena que podría superar los 622 años de prisión.
Pero, ¿por qué haría Emerson una cosa así?
Joseph Emerson, la maniobra de desvío y la teoría del “colapso mental”
De acuerdo a pasajeros del vuelo, Emerson habría sufrido un “colapso mental” antes de intentar apagar los motores del avión Embraer 175.
Según documentos a los que tuvo acceso el matutino Daily Mail, además de los cargos de homicidio, el piloto enfrenta 83 cargos adicionales por peligro imprudente y un cargo por poner en peligro una aeronave en movimiento.
A los pasajeros, al momento de la maniobra de desvío de ruta, se les informó por altoparlantes que se trataba de una “emergencia médica”. Aubrey Gavello, una de las testigos, señaló que en ese instante una azafata les dijo que Emerson había sufrido un colapso mental.
Según los vecinos de Emerson, entrevistados por Daily Mail, el piloto era visto como un “devoto hombre de familia”, por lo que la noticia de su arresto los tomó por absoluta sorpresa. De acuerdo a sus relatos, Joseph vivía con su esposa Sarah Stretch y sus dos hijos pequeños en un bloque residencial de Pleasant Hill, California, en San Francisco.
Los vecinos lo describen como “un padre feliz y juguetón”, y “un hombre amigable sin mayores problemas” que incluso ofrecía fiestas para la comunidad residencial.
“Es una noticia realmente impactante e inquietante”, comentó Karen Yee, una de sus vecinas. “Son excelentes vecinos. Es un padre fantástico. Juega con los niños todo el tiempo. Es muy amigable. Es simplemente un gran tipo”, agregó.
