La velada del 17 de febrero de 1974 reunía todos los ingredientes para ser una noche de aquellas, de las que uno nunca se olvida.

Esa jornada, la joven Carla Walker cumpliría uno de sus sueños al asistir al baile de San Valentín junto a su novio de hace un par de años, pero una horrible tragedia quebró para siempre la vida de los adolescentes.

Los macabros detalles del femicidio conmovieron a todo el estado de Texas, e hicieron que la familia buscara justicia durante casi cinco décadas sin encontrar culpables.

Ésta es la historia de Carla.

Carla Walker | Familia Walker

Una velada soñada

Carla Jan Walker nació el 31 de enero de 1957 en la ciudad de Fort Worth en el condado de Tarrant, (Texas; EE.UU.). Allí tuvo una infancia tranquila junto a sus padres y cinco hermanos.

A principios de los ’70 conoció y se enamoró del joven Rodney McCoy, con quien prontamente inició una relación amorosa. Juntos pasaban días enteros, disfrutando de las atracciones locales y asistiendo a eventos.

Precisamente, uno de ellos le quitaba el sueño a Carla: el 17 de febrero de 1974 asistirían, junto a Rodney, al baile anual de San Valentín que preparaba su escuela, la Western Hills High School. Semanas antes comenzó a prepararlo todo: desde su vestido azul, pasando por los accesorios, hasta el peinado que luciría esa noche. Quería que todo estuviera perfecto.

En la celebración, los jóvenes disfrutaron del baile y la compañía de amigos. Posteriormente, de modo de disfrutar algunos momentos a solas, se trasladaron en el auto de Rodney hasta el estacionamiento del centro de entretenimientos Ridglea Bowling Alley, cercano a la escuela donde se celebraba la fiesta.

Una vez allí, ocurrió la tragedia.

Carla vestida para el baile de San Valentín | Cold Case Podcast

El secuestro

Mientras la pareja charlaba, un hombre los sorprendió en el automóvil con clara intención de amedrentarlos. Sacó su revólver 22 Ruger, lo apuntó a ambos de forma alternada y los amenazó con una frase paralizante: “¡Voy a matarlos!”.

De contextura maciza, vistiendo un sombrero estilo cowboy y pelo de corte militar, según recordaría posteriormente Rodney, el hombre comenzó a golpearlo hasta dejarlo inconsciente. Mientras, a su lado, Carla gritaba asustada.

En cosa de minutos, el hombre la secuestró en el auto de su novio y nunca más se le volvería a ver con vida.

Carla y su novio Rodney McCoy | Familia Walker

El hallazgo

Tras recuperar la consciencia y no poder encontrar a su novia, el joven se dirigió rápidamente hacia la casa de la familia Walker, contándoles lo ocurrido.

Desde el lugar los padres contactaron a la policía, momento en el que se registró la zona para dar con el paradero de la menor.

Tres días después, el 20 de febrero de 1974, el cuerpo sin vida de Carla fue hallado cerca de una zanja en el lago Benbrook, bajo una carretera local.

La autopsia al cadáver arrojó que la adolescente recibió una inyección de morfina y que vivió un verdadero calvario antes de morir: fue golpeada, torturada, violada y estrangulada hasta la muerte.

Carla y su novio | Familia Walker

Los sospechosos

Poco después del horrible hallazgo, la policía se dedicó a la búsqueda del asesino de Carla. Extrajeron muestras de ADN de la escena del crimen y de las vestimentas de la menor, sin embargo, en los ’70 no existía la tecnología adecuada para identificar al culpable por este medio.

Durante la búsqueda, los investigadores recibieron más de 200 pistas sobre los presuntos sospechosos del crimen. Entre ellas, una misteriosa carta de una persona sin identificar que afirmaba conocer al asesino, la cual se divulgó para concientizar a la ciudadanía sobre la gravedad del caso.

Posteriormente, gracias a la descripción de McCoy sobre el agresor más una revista de armas hallada en el vehículo del secuestro, la policía dio con un fuerte sospechoso: Glen Samuel McCurley. El hombre fue interrogado a principios de abril del ’74, a un mes y medio del crimen, pero una vez en custodia afirmó que el revólver atribuido al asesinato no era de él y que se lo habían robado tiempo atrás, un día que salió de pesca. McCurley tenía antecedentes por robo de automóviles, pero no consiguieron pruebas para vincularlo al asesinato.

Tras ello, pese a los datos recogidos y los demás esfuerzos de la policía, los investigadores no lograron inculpar al agresor: durante casi cinco décadas, el asesinato de Carla permaneció como uno de los casos sin resolver más emblemáticos del estado de Texas.

Eso, hasta hace poco.

La lápida de Carla | Familia Walker

Nuevas pruebas de ADN

Dado el avance que se ha alcanzado en los últimos años respecto de las muestras de material genético, en 2020 la historia daría un giro inesperado.

Durante el primer semestre, los detectives Leah Wagner y Jay Bennett lograron cotejar las pruebas de ADN recolectadas del cuerpo de Carla con una base de datos actualizada, la cual los llevó a encontrar coincidencias con familiares cercanos a McCurley, lo que les permitió conseguir más evidencia.

En junio del año pasado, recogieron muestras de la basura del hombre que sirvieron para comparar las secuencias genéticas de lo recolectado en la escena del crimen… y todo coincidió.

Carla en su niñez | Familia Walker

La detención del femicida

El 20 de septiembre de 2020, efectivos de la policía se dirigieron al hogar de McCurley -de actuales 77 años- para hablar con él y su esposa. En ese momento, el hombre repitió su declaración de 1974, afirmando que no había matado a nadie y que no conocía a Carla.

Incluso, ante la solicitud de los policías de proporcionar una muestra de ADN, el septuagenario aceptó sin problemas. No obstante, seis días después los investigadores confirmaron que los hisopos con las muestras de saliva coincidían con el ADN encontrado en las prendas de Walker.

Tras ello, se obtuvo una orden judicial por asesinato y McCurley fue detenido sin incidentes de por medio, informó el medio estadounidense NBC. El hombre fue trasladado hasta la cárcel del condado de Tarrant y se fijó una fianza de 100 mil dólares.

Durante una conferencia de prensa sobre el encarcelamiento de Glen, los detectives comentaron que el asalto y el asesinato habría sido al azar, y que Walker y su agresor no se conocían.

Finalmente, informaron que tras el asesinato y durante las últimas cuatro décadas el hombre había llevado una vida normal, estaba casado y tenía dos hijos. Además, la policía afirmó que McCurley no era sospechoso de ningún otro delito.

Glen Samuel McCurley | Policía de Fort Worth

Alivio para la familia Walker

Tras conocer la detención del hombre, Jim Walker, hermano de Carla, se mostró aliviado. “Gracias, Jesús. Cuando me notificaron, la palabra que vino a mi mente fue ‘finalmente’. Finalmente. Después de 46 años, finalmente”, dijo en una conferencia de prensa.

“Estamos rezando por usted, no lo odiamos. Espero que la ciudad de Fort Worth tenga oraciones por la familia. No es su culpa. Veremos que se haga justicia con oraciones y perdón”, agregó el hermano, según consignó el medio Infobae.

Tras casi cinco décadas, el misterio de la muerte de la joven Carla Walker llegó a su fin, gracias a los avances en las técnicas de muestras genéticas. Lo anterior demuestra que, aunque lleve tiempo, la verdad suele encontrar la forma de salir a la luz y la justicia de hacerse valer.

Como dice el dicho… la justicia tarda, pero llega.

Carla Walker | FOX 4 News