La pandemia de coronavirus dejaba este lunes más de 3.000 muertos en Estados Unidos, mientras que el número de infectados superó los 163.000, según el balance de la Universidad Johns Hopkins, cuyos datos se toman como referencia.

Estados Unidos es, por mucho, el país del mundo con el mayor número de casos confirmados (163.429), con 3.008 muertes. La marca de los 2.000 muertos la había rebasado el sábado.

La batalla a contrarreloj

En Virginia, Maryland y la capital, Washington, decidieron restringir los movimientos de sus ciudadanos, lo que significa que casi las tres cuartas partes de los estadounidenses ahora viven, o están a punto de vivir, bajo restricciones de diverso grado.

Trump alertó el domingo que la tasa de muertes en Estados Unidos subirá en las próximas dos semanas, y calificó como “horribles” las estimaciones del científico líder en la pandemia Anthony Fauci de que “millones” de estadounidenses se infectarán con el virus y hasta 200.000 morirán.

La ciudad de Nueva York, con más de 1.200 muertes, corre a contrarreloj para aumentar las camas de hospital y el equipamiento y personal médico antes de alcanzar el pico máximo de la enfermedad.

“Este virus ha estado por delante de nosotros desde el primer día”, dijo el lunes el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, al canal de televisión MSNBC. Estimó que en dos a cuatro semanas la ciudad llegará a su máximo número de casos.

“Prepárense para el ápice. Tengan los materiales para el ápice. Ahí es cuando el sistema colapsará”, advirtió Cuomo.

Los estados más afectados son Nueva York, de lejos el más golpeado, Luisiana, Illinois y Florida.

La Gran Manzana inaugura también este lunes un hospital de urgencia temporario en el centro de conferencias Jacob Javits con capacidad para 2.900 camas y otro, el martes, en el Central Park.

Otros cuatro sitios de la ciudad han sido aprobados para acoger enfermos de manera temporaria y descongestionar los hospitales, desbordados en los últimos días por el flujo de pacientes con el virus.