La Corte Suprema de Estados Unidos validó el veto migratorio impuesto por el presidente Donald Trump, en contra de refugiados de cinco países de mayoría musulmana, Corea del Norte y algunos funcionarios de Venezuela.

Por 5 votos a 4, la corte consideró válida la última versión del decreto, que afecta el ingreso de ciudadanos de cinco países mayoritariamente musulmanes (Irán, Libia, Somalia, Siria y Yemen), así como de Corea del Norte, y también de algunos funcionarios específicos de Venezuela.

El presidente Trump celebró la victoria en la Corte Suprema con un expresivo tuit -escrito solo con mayúsculas- donde señala que el veto migratorio fue respaldado.

“LA CORTE SUPREMA APOYA LA PROHIBICIÓN DE VIAJES DE TRUMP. Guao!”, tuiteó Trump (refiriéndose a sí mismo en tercera persona) tras conocerse la decisión.

El veto migratorio que aprobó la Suprema es el tercero que Trump ha impuesto en su mandato, luego que los dos primeros fueran frenados por el mismo organismo de justicia.

“En resumen, el lenguaje… es claro y el decreto no excede ningún límite de la autoridad del presidente”, escribió el juez John Roberts.

La versión aprobada del decreto aplica a unas 150 millones de personas, habitantes de los seis países.

“Terroristas extranjeros”

Durante una audiencia solemne consagrada al texto en abril, los cuatro jueces progresistas del alto tribunal expresaron su preocupación por las acusaciones de que se trataba de una medida contra los musulmanes, cuando la constitución estadounidense prohíbe la discriminación religiosa.

“Un observador razonable concluiría que el decreto está motivado por un prejuicio antimusulmán”, escribió por su parte la magistrada Sonia Sotomayor, en su argumentación en contra adjuntada a la resolución, probablemente la más importante que haya tomado la Suprema Corte en el año.

Trump afirma desde su llegada a la Casa Blanca que puede restringir el acceso al país si lo considera necesario, en nombre de la seguridad nacional.

“La Suprema Corte apoyó la clara autoridad del presidente para defender la seguridad nacional de Estados Unidos” contra los “terroristas extranjeros”, reiteró en su declaración.

Sin embargo, luego de los atentados del 11 de setiembre de 2001, los ataques más graves en Estados Unidos fueron cometidos por estadounidenses o por personas que no provenían de los seis países afectados por el decreto.

Stephen Yale-Loehr, un académico especializado en temas migratorios, esperaba esta decisión. “Dado que la inmigración atañe a la seguridad nacional y las relaciones con el exterior, los tribunales generalmente se pliegan al presidente sobre esta cuestión”, afirmó.

La decisión “tendrá vastas consecuencias que van más allá de los países afectados por el decreto”, advirtió.

“De hecho aunque el presidente no logre persuadir al Congreso para que financie el muro en la frontera mexicana, ha erigido un muro invisible para numerosos inmigrantes”, concluyó.

Votación en la Cámara

La “tolerancia cero” en la frontera estaba destinada a desalentar a los clandestinos, pero ante el escándalo provocado por las fotos de niños encerrados y en llanto, el presidente ordenó la semana pasada poner fin a la decisión de separarlos de sus familias.

Numerosos menores continúan alejados de sus familias, ante la confusión reinante sobre el calendario y los criterios para los eventuales recuentros.

La policía de fronteras (CBP) admitió el lunes que los procesamientos están momentáneamente suspendidos contra los inmigrantes que vienen con sus hijos, en ausencia de lugares para alojar a las familias.

El director de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos aseguró a los medios estadounidenses que los padres que crucen desde México ilegalmente ya no serán procesados, suspendiendo así una parte central de la política de “tolerancia cero” con los inmigrantes.

Kevin McAleenan hizo este anuncio el lunes a periodistas en Texas, pero otros responsables estadounidenses insistieron que la política seguía vigente.

El jefe policial dijo que la razón de suspender los procesamientos era por orden de Trump y que la agencia no tiene espacio de detención suficiente para todas las familias que cruzan la frontera.

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, insistió que la política de tolerancia cero sigue vigente, al menos oficialmente.

“No cambiamos de política (…), simplemente carecemos de recursos”, afirmó, luego de que la administración Trump apelara al Pentágono para albergar a los inmigrantes.

El Congreso permanecía el martes atascado en sus negociaciones. La cámara baja debe votar el miércoles sobre una reforma migratoria que pondría fin definitivamente a las separaciones, autorizando el mantenimiento de las familias inmigrantes en centros de retención durante el procedimiento judicial.

Pese a detentar la mayoría, los republicanos están lejos de asegurar el pasaje de esta vasta ley, en ausencia de un consenso entre sus alas conservadora y moderada.