Corea del Norte afirmó el viernes que seguía estando dispuesta a dialogar con Washington “en cualquier momento”, pese a que Donald Trump hubiera anulado la cumbre prevista en junio en Singapur con el líder norcoreano Kim Jong Un, en un movimiento que volvió a sumir a la península coreana en la incertidumbre.

El presidente estadounidense anunció el jueves que anulaba la cumbre prevista con Kim Jong Un, alegando la “abierta hostilidad” mostrada por Pyongyang, una decisión que el primer viceministro de Relaciones Exteriores norcoreano, Kim Kye Gwan, calificó el viernes de “extremadamente lamentable”, según un comunicado publicado por la agencia oficial KCNA.

“Reiteramos a Estados Unidos nuestra disposición a sentarnos cara a cara en cualquier momento y en cualquier forma para resolver el problema”, añadió Kim, subrayando que “el repentino anuncio de la anulación de la reunión” efectuado por Trump fue “inesperado” para Pyongyang.

Trump informó de su decisión a través de una carta de unas veinte páginas dirigida a Kim Jong Un y divulgada por la Casa Blanca.

“Siento que es inapropiado, en este momento, tener esta reunión tan largamente planeada” para el 12 de junio en Singapur, escribió Trump en la misiva, publicada el mismo día que Pyongyang anunciaba el desmantelamiento de su sitio de ensayos nucleares de Punggye-ri.

El gesto de Trump representa un espectacular cambio de rumbo en medio de un proceso de aproximación que tenía en vilo a la comunidad internacional ante la posibilidad real de una solución negociada a las tensiones en la península coreana.

Lamentos generalizados

Numerosos dirigentes extranjeros expresaron su decepción, empezando por el presidente surcoreano Moon Jae-in, que evocó un giro de los acontecimientos “profundamente lamentable”.

“Parece que [Corea del Norte] sigue siendo honesto a la hora de poner en práctica el acuerdo y en sus esfuerzos para la desnuclearización y la construcción de la paz”, comentó no obstante el ministro surcoreano de Unificación, Cho Myoung-gyon.

Por su parte, Seúl “seguirá haciendo su parte para llevar a cabo” el acuerdo cerrado a finales de abril por Moon Jae-in y Kim Jong Un en vistas a una desnuclearización de la península coreana, añadió el ministro.

Pero el primer ministro japonés, Shinzo Abe, aseguró que respetaba y apoyaba la decisión del presidente Trump.

El Pentágono afirmó estar dispuesto a responder a cualquier provocación de Corea del Norte y subrayó que Estados Unidos seguía estando determinado a proseguir con la campaña de “presión máxima” que aúna sanciones económicas, presiones diplomáticas y el despliegue militar para que Pyongyang renuncie al arma nuclear.

Tras varias semanas de declaraciones muy optimistas -ingenuas, según sus detractores-, Trump cambió el tono en los últimos días.

“Tristemente, ante la tremenda ira y la abierta hostilidad mostradas en su declaración más reciente, siento que es inapropiado, en este momento, tener esta reunión”, afirmó Trump, si bien no cerró la puerta a una reunión futura.

En tanto, un alto funcionario de la Casa Blanca afirmó que la negociación se hundió por “una serie de promesas incumplidas” por parte de Corea del Norte.

Según esa fuente, el equipo negociador norcoreano había dado muestras de “una profunda ausencia de buena fe”. Ante ese cuadro, Trump “dictó cada palabra” de la carta de cancelación de la cumbre.

Un “maravilloso diálogo”

Mostrando su sorpresa por el tono “extrañamente cálido” de la carta, Abraham Denmark, del Wilson Center de Washington, consideró que el correo le otorgaría a Kim “una enorme legitimidad”. “Corea del Sur probablemente se enfadará y la alianza [con Washington] se debilitará”, predijo.

Tras meses de acercamientos y distensiones diplomáticas, Corea del Norte regresó la semana pasada a su retórica tradicional.

La última estocada la dio el jueves la viceministra norcoreana de Relaciones Exteriores, Cheo Son Hui, que calificó de “idiotas y estúpidos” unos comentarios del vicepresidente estadounidense Mike Pence, que advirtió que “para Kim Jong Un, sería un grave error pensar que podrá jugársela a Donald Trump”.

Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, que se reunió con Kim Jong Un en dos ocasiones en Pyongyang, explicó que no se daban las condiciones para obtener un “resultado positivo”.

En su carta, el presidente estadounidense menciona la potencia militar estadounidense, como una suerte de amenaza velada: “Usted habla sobre sus capacidades nucleares, pero las nuestras son tan enormes y poderosas que le pido a Dios que jamás deban usarse”.

Sin embargo, mencionó haber sentido que “un magnífico diálogo se estaba construyendo entre usted y yo, y en última instancia es solo ese diálogo lo que importa. Espero con ansias conocerlo algún día”.

Para Nancy Pelosi, jefa de los demócratas en la Cámara de Representantes, el líder norcoreano es “el gran vencedor” de este episodio, que demuestra que el presidente estadounidense no se había preparado.

“Modelo libio”

Estados Unidos consideró las críticas de Pyongyang a sus ejercicios militares con Corea del Sur y su decisión de cancelar entrevistas con los surcoreanos como violaciones de sus compromisos previos al encuentro entre líderes.

Washington tampoco apreció el hecho que el régimen norcoreano no invitara a expertos internacionales para comprobar el desmantelamiento de sus instalaciones de ensayos nucleares de Punggye-ri, oculto bajo una montaña cerca de China.

Según Kim Kye Gwan, las declaraciones airadas de Pyongyang sólo son “represalias por las lamentables palabras de la parte estadounidense que busca la desnuclearización unilateral”.

Tanto Pence como el consejero de seguridad nacional de Trump, John Bolton, mencionaron el “modelo libio” para Corea del Norte.

Tras haber renunciado a su programa nuclear, el líder libio, Muamar Gadafi, fue ejecutado años después, en 2011, a raíz de un alzamiento popular apoyado por bombardeos de la OTAN.

“En el concurso para determinar quien es el líder más errático, el presidente Trump vence claramente a Kim Jong Un”, comentó Joe Wit, fundador de la web dedicada a Corea del Norte, 38 North. “Su inestabilidad sume a todo el mundo en la perplejidad, incluidos nuestros aliados surcoreanos”, añadió.

Otros consideran, sin embargo, que la decisión de Trump podría provocar nuevas concesiones de Pyongyang.

“Corea del Norte tendrá que presentar proyectos más precisos para la desnuclearización si quiere conversar en el futuro”, dijo a la agencia Internacional Agence France-Presse Go Myong-hyun, analista del Instituto Asan de Estudios Políticos.