El presidente estadounidense Donald Trump anunció el lunes que puso fin a un programa para ayudar a los rebeldes sirios que luchan contra el régimen de Bashar al Asad, por ser “enorme, peligroso y derrochador”.
Los comentarios del mandatario se producen luego que el general Tony Thomas, jefe de operaciones especiales, confirmara que el programa de cuatro años de antigüedad había sido cerrado pero negó que la decisión estuviera motivada por el deseo de apaciguar a Rusia, que respalda al régimen de Asad.
Trump dijo en un tuit que el diario The Washington Post “fabricó los hechos sobre mi cancelación de los enormes, peligrosos y derrochadores pagos a los rebeldes sirios que luchan contra Asad…”, en una aparente respuesta a un artículo del Post titulado “Cooperación con Rusia se vuelve central para la estrategia de Trump en Siria”.
La nota cita fuentes anónimas que indican que “Estados Unidos y sus representantes concederían a Asad el control de la mayor parte del centro y sur de Siria” a cambio de que Moscú y sus aliados dejen el camino abierto a las operaciones de la coalición dirigida por Estados Unidos contra el grupo Estado Islámico.
Estados Unidos y Rusia acordaron desescalar el conflicto en zonas en el sur de Siria durante el primer encuentro de Trump y Putin al margen de la reunión del G20 en Hamburgo, Alemania, a principios de julio.
El expresidente Barack Obama aprobó el programa de ayuda a los rebeldes sirios en 2013, cuando varios grupos insurgentes buscaban apoyo externo a su levantamiento contra el régimen de Asad. Miles de combatientes fueron entrenados y armados.
Pero el compromiso de Estados Unidos siguió siendo ambiguo ante dudas de la capacidad de los rebeldes para deponer a Asad y porque la atención la acaparó el creciente poder del Estado Islámico en Siria e Irak.