Los grupos paramilitares advierten que de continuar la matanza a civiles comenzarán a actuar en apoyo de los manifestantes, propiciando una eventual guerra civil.

Tres de los principales grupos étnicos armados de Birmania enviaron un ultimátum a la junta militar. Amenazaron con anular su acuerdo de alto el fuego si continúa la matanza indiscriminada de manifestantes, que ya registra más de 500 muertos según los últimos datos.

El Ejército de Arakan, Liberación Nacional Taang y la Alianza Democrática Nacional de Myanmar firmaron un comunicado conjunto.

En el documento advirtieron al ejército birmano que, si no detiene sus acciones violentas y satisface las demandas de la población, colaborará con los disidentes en las protestas de la llamada “Revolución de la primavera”.

“Estoy encantado y agradecido con nuestros hermanos y hermanas (…) por mostrar una vez más un liderazgo fuerte contra este régimen brutal e ilegítimo de Birmania”. Así lo afirmó el Dr. Sasa, que actúa como portavoz del autodenomino “gobierno legítimo” formado por un puñado de diputados electos.

Este grupo de parlamentarios que forman el Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH) pidió hace dos semanas a los grupos étnicos armados del país “unir fuerzas” contra la junta militar.

Sasa advirtió de que “para prevenir una guerra civil total y días, semanas y meses sangrientos”, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas debe activar el principio de la responsabilidad de protección para garantizar la integridad de su población.

Además, reclamó que se declare a la junta militar como organización terrorista, que se corten todos sus accesos a bienes financieros y armas y que se juzgue a los generales de la junta en la Corte Penal Internacional de La Haya.

“Revolución de la primavera”

A pesar de la incesante represión, las protestas continuaron este martes en varios puntos del país con “huelgas de basura”, en que los manifestantes pidieron a los vecinos que arrojaran su basura a la calzada en algunas calles céntricas de Rangún.

A la represión urbana sobre las protestas se ha sumado en los últimos días el bombardeo aéreo de la región controlada por la guerrilla de la etnia karen, cerca de la frontera con Tailandia, adonde han huido miles de personas por miedo a los ataques.

Los militares birmanos justifican el golpe de Estado por un supuesto fraude en las elecciones del pasado noviembre, en las que arrasó y revalidó su poder el partido de Suu Kyi, con el aval de los observadores internacionales.