Desde el principio del año, los permisos de trabajo de al menos dos abogados de Derechos Humanos en China, Ren Quanniu y Lu Siwei, fueron revocados, temiéndose una segunda oleada de decisiones de este tipo. Según ellos, esta práctica se ha convertido en algo habitual para silenciar a los defensores de los Derechos Humanos.

Consideran que quitarles sus permisos se inscribe en un proceso de represión de la profesión, que comenzó hace poco más de cinco años.

“Alteración del orden público”, “difusión de noticias falsas”, “comentarios negativos sobre la sociedad”… Muchas veces, son cargos vagos que se pronuncian contra estos abogados que molestan a las autoridades chinas.

No se especifican los motivos que llevaron a prohibirles el ejercicio de su oficio, como en el caso de Ren Quanniu.

“Lo que les molesta es nuestra negativa a obedecer, y en particular la negativa a callar”, cuenta a Radio Francia Internacional en una mensajería cifrada el conocido activista de los derechos, al que un tribunal de la provincia central de Henan revocó el permiso de trabajo el pasado 3 de febrero.

“Quieren que permanezcamos en silencio a pesar de las injusticias, y nuestro sistema legal se está muriendo”, prosigue el que defendió, entre otros, a la periodista ciudadana Zhang Zhang o a los 12 fugitivos de Hong Kong.

Cabezas duras

La justicia de Henan citó a Ren Quanniu por un caso que se remonta a 2018, en el que el abogado había defendido a un miembro de la secta Falungong. Un caso que, en opinión del tribunal, ha “deteriorado la imagen de la profesión” y “causado un impacto negativo en la sociedad”.

Sin embargo, la decisión del tribunal no menciona casos más recientes que han enfurecido a las autoridades, como la defensa de 12 activistas prodemocracia de Hong Kong, condenados a penas de entre siete meses y tres años de prisión a finales del año pasado por “cruzar ilegalmente la frontera”.

Pero Ren Quanniu no es el único miembro de la abogacía que está en el punto de mira del Ministerio de Seguridad Pública. “La razón oficial por la que se me retiró el permiso, son mis comentarios en Twitter, que supuestamente ponían en peligro la seguridad nacional”, explica Lu Siwei.

La oficina de Chengdu, del Departamento de Justicia de Sichuan, en el oeste de China, consideró que el abogado, que también defendió a uno de los activistas de Hong Kong, había violado las normativas sobre la conducta profesional.

“Les pregunté cómo había deshonrado la profesión, pero no me contestaron”, dice, enfadado, Lu Siwei, contactado a través de una aplicación segura.

“La verdadera razón de esta sanción son mis compromisos. Últimamente he defendido casos delicados. Me han pedido varias veces que abandone estos casos. No lo hice. Estaban furiosos, me confiscaron el permiso. Básicamente, o renuncias a la defensa de casos delicados y sigues las normas, o pierdes el permiso de trabajo”, agrega.

“Peor que el ‘709’”

Abogado, ¿un trabajo de riesgo en China? Depende de las causas que uno defienda.

El gobierno chino obliga a la profesión a prestar un juramento de lealtad al Partido Comunista. Se reforzaron los controles en los tribunales. Los que se niegan a obedecer en su elección de “buenas” y “malas” causas a defender se han convertido en enemigos del régimen.

Esta serie de revocaciones de permisos de trabajo recuerda la represión del llamado movimiento “709”, para evocar la detención masiva de abogados de Derechos Humanos en China, el 7 de julio de 2015.

“Para sofocar el movimiento ‘709’ y evitar una ‘revolución de color’, utilizaron los tribunales”, afirma Ren Quanniu. “Los abogados fueron encarcelados, pero esto provocó fuertes críticas en el extranjero. Por eso optaron por esta medida administrativa, aparentemente más tibia, de quitar los permisos”, precisa.

“Lo que ocurre hoy es diferente a lo que ocurrió con el ‘709’”, estima Lu Siwei. “Yo diría que es peor, porque hoy en día, por desgracia, perder su permiso de trabajo se ha convertido en algo común para un abogado. La gente como nosotros nunca sabe cuánto tiempo podrá seguir en la profesión. Dicen que van a deshacerse de todos los abogados de derechos de las personas en dos años. Se trata de una represión más discreta. Al revocar nuestros permisos, nos están quitando nuestro medio de vida”, añade.

Difícil reconversión

Hay un dicho local que dice “matar a la gallina para asustar al mono”. Según estos abogados, el objetivo es también asustar a los jóvenes que empiezan a trabajar.

No es fácil quedarse sin trabajo cuando tienes hijos que mantener. “Creo que soy el más joven de los abogados a los que se les ha retirado el permiso de trabajo. Algunos están jubilados, pero para mí la presión es alta porque tengo que seguir trabajando para mantener a mi familia”, dice Ren Quanniu, de 40 años.

¿Qué hacer?, se preguntaba Lenin en un tratado político a principios del siglo XX. Es la pregunta que se hacen estos defensores de las libertades en cuanto aceptan un caso considerado delicado, y del que generalmente nadie quiere ocuparse.

Sin permiso, algunos intentan integrar los servicios jurídicos de las empresas que están dispuestas a emplearlos. Otros intentan convertirse a la caligrafía, a los instrumentos antiguos. “No sé qué voy a hacer. Lo veré después del Año Nuevo Lunar”, comenta Lu Siwei, todavía aturdido.

“La situación se complicó con Hong Kong y la pandemia de Covid-19. Espero poder seguir defendiendo los Derechos Humanos en mi país. Es un deseo personal, pero, dado el contexto actual, no puedo afirmar con certeza que vayan a surgir esas oportunidades. Creo más bien, por desgracia, que las cosas van a empeorar para la profesión. Pero estas presiones también reflejan la preocupación de las autoridades por la exigencia de mayor justicia por parte de los ciudadanos”, subraya Ren Quanniu.

Segunda ola de confiscación

Si esta represión “suave” se está acelerando, no es nueva. Una primera ola de retirada de permisos tuvo lugar primero en el sur del país, luego se amplió el mapa de las sanciones. “Después del ‘709’, algunos abogados como Liu Zhengqing y Chen Kexin en Cantón, así como Yang Jinzhu y Wen Donghai en Changsa, fueron los primeros en perder sus permisos. Somos el segundo grupo”, comenta Ren Quanniu.

Entre los más famosos de los “abogados 709”, Yu Wensheng está ahora en prisión. Condenado a cuatro años de prisión en junio de 2020, y finalista del Premio Martin Ennals junto a la feminista saudí Loujain al-Hathloul y la reportera turcomana Soltat Achilova, se vio quitar su permiso en enero de 2018.

“Es una práctica que encontramos en algunos Estados que no quieren permitir que el abogado se exprese”, enfatiza Philippe Curat.

Para este profesional del Colegio de Abogados de Ginebra y presidente del Consejo de la Fundación Martin Ennals, esta práctica va en detrimento de la independencia del poder judicial: “Socava la independencia del abogado, así como el principio de un juicio justo. Y está en total contradicción con los principios básicos sobre el papel de los abogados adoptados por las Naciones Unidas en 1990”.

En Washington, Ned Price se dice “muy preocupado” por la situación de los abogados en China: “Pedimos a Pekín que respete el Estado de Derecho y restablezca inmediatamente sus permisos”, escribió el nuevo portavoz del Departamento de Estado en su cuenta de Twitter.