Daniel Noboa, presidente de Ecuador, afirmó haber frustrado un presunto golpe de Estado que impulsaron las bandas criminales en las primeras semanas de enero, agregando que no tolerarán que se usen los derechos humanos "como escudo" para que las pandillas asesinen "a quien quieran".

En su alocución durante la Conferencia Internacional de Consenso para la Seguridad Penitenciaria y Ciudadana, el mandatario ecuatoriano aseveró que pudo detener un golpe de Estado ejecutado por el crimen organizado a comienzos de este año.

“Trataron de desestabilizar al Gobierno de todas las formas posibles”, señaló Noboa. “Pero una mañana decidí declarar el ‘conflicto armado interno’, una decisión que uno va a llevar toda la vida”, sostuvo, según consigna EFE.

Recordemos que el 9 de enero, día en que un grupo de delincuentes encapuchados y fuertemente armados se tomó el control de un canal de televisión en Guayaquil, el presidente de Ecuador declaró el “conflicto armado interno”, identificando además a 25 grupos del crimen organizado transnacional como “organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes”.

“La crisis carcelaria que heredamos es el resultado de décadas de abandono. Los grupos de delincuencia organizada se habían repartido literalmente los pabellones de las diferentes cárceles del país, todo a su beneficio”, explicó Noboa este viernes.

“Los criminales tenían todo tipo de armamento, municiones y explosivos, y por ello cada amotinamiento era una guerra prácticamente difícil de controlar por parte de nuestras fuerzas de seguridad”, sostuvo.

En ese sentido, dijo que los criminales contaban con un importante poder de fuego en las cárceles, “mejores inclusive que los de las Fuerzas Armadas”. A su vez, detalló que poseían una “conectividad (de internet) impresionante”.

“Desde ahí se fabricaban los crímenes y el sicariato. Las cárceles eran su centro de operaciones para delinquir, eran sus bases. Querían estar ahí. Hoy hemos cambiado esta realidad controlando estos centros de detención”, puntualizó.

Junto con admitir que la pacificación de las cárceles “no ha sido una tarea fácil”, mencionó que su actuar motivó un cambio en las pandillas que permanecen en las prisiones del país.

“Yo personalmente he estado en un cruce de amenazas de líderes narcoterroristas que amenazaban a mis hijos, a mis padres y a mi familia. Llegamos a tener 170 rehenes y los sacamos a todos vivos”, remarcó.

Finalmente, pese a que respaldó los derechos humanos, fue enfático en indicar que no tolerarán que se usen “como un escudo para que ellos puedan asesinar a quien quieran y que nuestra policía y Fuerzas Armadas estén aguantadas, sufriendo todo tipo de ataques y acusaciones. Eso no lo vamos a soportar”.

“Vamos a proteger los derechos humanos y el derecho internacional, respetando principalmente la vida de los que se la juegan: la policía, los militares y todos nosotros, como algunos que estamos sentados aquí. La fiscal (general) es una de ellas, recibe amenazas todos los días, igual que yo”, agregó.