El miedo palpita en una plaza abarrotada de público. En la tarima, el candidato colombiano Gustavo Petro, con chaleco antibalas, rodeado de un ejército de escoltas que cruzan miradas nerviosas, apenas puede asomar la cabeza por entre tres escudos blindados.

El fantasma de un magnicidio recorre la campaña para las presidenciales del 29 de mayo, en las que por primera vez la izquierda tiene opciones de llegar al poder de la mano de este senador y exguerrillero. En el pasado las balas han cambiado el rumbo de una elección en Colombia.

En medio de los temores, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) declaró un cese al fuego unilateral desde el 25 de mayo al 3 de junio en toda Colombia, “para que quienes deseen votar lo hagan en tranquilidad”.

A lo largo del siglo XX, cinco candidatos a la presidencia fueron asesinados por opositores, narcotraficantes o paramilitares de ultraderecha con la ayuda de agentes estatales: tres izquierdistas, uno de ellos exguerrillero como Petro, y dos liberales.

Aunque ya no es un país tan violento, Colombia todavía enfrenta la amenaza del narco y patina en los esfuerzos para consolidar la paz tras varios acuerdos de paz con rebeldes y paramilitares.

En febrero, Petro le decía a la Agence France-Presse que “el fantasma de la muerte nos acompaña (…) No deja de aparecer como un fogonazo, cuando me mezclo entre la multitud, cuando estoy en una tarima y hay una plaza llena, que en cualquier lugar podría alguien disparar”.

Fue antes de que su equipo denunciara un plan para matarlo. Ante la amenaza, el también exalcalde de Bogotá debió subir a la tarima prácticamente blindado el 5 de mayo en Cúcuta, en la frontera con Venezuela.

Desde entonces su esquema de 60 escoltas fue robustecido, sin contar los efectivos que le reserva la fuerza pública en sus viajes.

Felipe Botero, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes, cree que un magnicidio en 2022 “es un riesgo muy real”.

“No solamente que maten a Petro como candidato sino que también es altamente posible que intenten asesinarlo si llega a ganar la presidencia y ese es un escenario igual o más preocupante”, sostuvo el analista a la Agencia AFP.

Francia Márquez, la ambientalista negra que acompaña la fórmula de Petro para vicepresidenta, también denunció amenazas, mientras la campaña rival del derechista Federico Gutiérrez ha manifestado preocupación por su propia seguridad.

Temor a la izquierda

Tres tiros, Bogotá, 1948. El candidato liberal a la presidencia Jorge Eliécer Gaitán se desploma en una céntrica avenida. Su asesinato incendia la ciudad y atiza un conflicto interno que medio siglo después aún no se extingue.

Cuatro décadas más tarde, en una seguidilla sangrienta, también son asesinados el comunista Jaime Pardo Leal (1987), el liberal Luis Carlos Galán (1989) y los izquierdistas Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro (1990), todos aspirantes presidenciales.

Alexander Gamba, profesor de la Universidad Santo Tomás, enumera tres razones por las cuales una agresión contra Petro “es posible”: en primer lugar, en Colombia hay “profesionales de la violencia” con la capacidad de llevarla a cabo, como la veintena de mercenarios que participaron en el asesinato del presidente de Haití en 2021.

Segundo, ciertos sectores presentan un eventual triunfo de Petro como “una gran hecatombe nacional” y crearon un “ambiente” en el cual “una acción así es patriótica”, apuntó el sociólogo. Y por último, el país “no ha tenido una alternancia política” que dé lugar a la izquierda, asociada con la rebelión armada en sectores conservadores.

La campaña del candidato considera que puede tratarse de una estrategia para sacarlo de la plaza pública, donde es muy activo.

Sin embargo para el gobierno de Iván Duque, Petro es “una de las personas más protegidas” del país y las sospechas de un atentado no han sido validadas.

“Restarle credibilidad a una amenaza de muerte en un país donde asesinan cientos de personas anualmente por sus ideas políticas, me parece en el mejor de los casos miope”, criticó Botero.

Pero no solo Petro teme por su vida. “Ojo con la seguridad de Federico Gutiérrez”, tuiteó en pasados días el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), quien sugirió “tener información seria” relacionada con un posible complot.

En 2002 el propio Uribe salió ileso de un ataque con explosivos perpetrado por la entonces guerrilla de las FARC, que intentó sin éxito atajar su carrera a la presidencia. En su biografía, Uribe asegura haber escapado de 15 atentados.

Gutiérrez es el principal rival de Petro. Cuando fue alcalde de Medellín (2016-2020) ganó adeptos con su política de mano dura contra la delincuencia organizada.

Las encuestas anticipan un balotaje entre ambos el 19 de junio, con lo que Colombia deberá contener el aliento todavía un mes frente a la amenaza real que significa querer gobernarla.