La muerte del sanguinario terrorista de Sendero Luminoso abrió un nuevo debate en Perú. Pero, más allá de esta controversia, ¿significa el fin de Abimael Guzmán también el de una época nefasta para el país andino?

El dilema por el destino final del cadáver de Abimael Guzmán, fundador de l grupo terrorista Sendero Luminoso, continúa en Perú.

El Gobierno de Pedro Castillo había dejado la decisión en manos de la Fiscalía.

¿Qué hacer con los restos del fundador del grupo terrorista Sendero Luminoso, culpable de la muerte de 69.000 personas durante el conflicto armado interno, entre 1980 y 2000?.

Distintas voces pidieron que se incinere el cuerpo y se desaparezcan las cenizas, por temor a que el lugar de entierro se convierta en zona de culto.

Guzmán murió el pasado sábado 11 de septiembre, a los 86 años, en la Base Naval del Callao, donde cumplía cadena perpetua desde 1992, precisamente un día antes de conmemorarse un año más de su captura.

Las autoridades informaron que su salud había empeorado desde julio, por lo que requirió ser hospitalizado en más de una oportunidad. Finalmente murió por neumonía bilateral.

“La muerte física de Guzmán marca ciertamente un hito, pero lo más significativo es su muerte política, cuando fue capturado. Ahí empezó a desmoronarse su organización”, explicó Jo-Marie Burt, investigadora de WOLA, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.

Burt, autora del libro “Violencia y autoritarismo en el Perú: bajo la sombra de Sendero y la dictadura de Fujimori”.

Especialmente en Ayacucho, en los Andes peruanos, Sendero Luminoso se ensañó con la población. Acuchilló a mujeres embarazadas y les cortaba los dedos a quienes acudían a votar en las elecciones, tildándoles de “traidores”.

Vacío legal ante muerte de terroristas de Sendero Luminoso

Por su parte, el analista peruano Pedro Yaranga, experto en seguridad integral y terrorismo, coincide en que la muerte del líder terrorista es “simplemente la desaparición física de Guzmán”, que era una muerte anunciada desde hace semanas.

Criticó que el Gobierno no haya preparado una normativa al respecto.

“El Ejecutivo ni siquiera se preparó para facilitar algunos protocolos. Guzmán no es cualquier preso. Es un criminal que ha causado miles de muertes y sus ideas continúan en sus seguidores como el Movadef (Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales)”, advierte Yaranga.

La ley peruana establece que solo los familiares directos pueden recibir los restos de una persona que fallece en prisión.

Pero Guzmán no tenía contacto con sus familiares.

Su esposa, Elena Iparraguire, quien era la número dos de Sendero Luminoso, también cumple cadena perpetua.

Iparragurre le dio una carta poder a una excondenada por terrorismo para reclamar los restos.

Sin embargo, esta no tendría validez al no haber pasado por un notario.

Ante el vacío legal y tras la insistencia de distintas bancadas del Parlamento y de la Defensoría del Pueblo, el ministro del Interior, Juan Carrasco, anunció que el Ejecutivo presentará un proyecto para “permitir la incineración” del líder de Sendero Luminoso.

“Uno de los antecedentes que existen en el mundo es lo que se hizo con el cuerpo del terrorista Osama Bin Laden. El Gobierno estadounidense tomó la decisión de desaparecer su cuerpo en el fondo del mar”, afirmó el experto Yaranga.

De ese modo, se evitaría que una posible tumba se convierta en lugar de peregrinación o de homenaje para el mayor terrorista de la historia peruana.

En Perú, rendir homenajes o hacer movilizaciones en memoria de Guzmán es considerado apología al terrorismo, y está penado por la ley con hasta 15 años de prisión.

¿Golpe político para el Movadef?

La muerte de Guzmán, según distintos analistas y políticos, sería un golpe político para el Movadef, aparente brazo político de Sendero Luminoso.

El movimiento, que se creó tras las derrota de Sendero Luminoso en 1992, busca hasta hoy un proceso de amnistía para senderistas encarcelados, así como también para militares procesados por violación a los derechos humanos.

“Indudablemente, es un golpe para el Movadef, uno de los remanentes de Sendero Luminoso, porque su líder Guzmán había llamado a deponer las armas y trabajar políticamente. Algo que ellos tomaron como bandera”, indicó la politóloga Burt, de WOLA.

Según el experto en terrorismo Pedro Yaranga, Perú ha vencido al terrorismo en el aspecto policial y militar, pero falta vencerlo en el campo político.

“Se tiene que continuar con una fuerte campaña política a nivel nacional para hacer frente a esta organización. Los partidos tienen que asumir ese rol. Los senderistas no se han arrepentido ni tampoco han entregado las armas”, dijo.

Yaranga lamenta que el Gobierno de Castillo no haya tomado una posición firme desde un primer momento, especialmente después que algunos de sus ministros hayan sido relacionados con Sendero Luminoso.