Este domingo fue emitido un nuevo capítulo de Contra viento y marea, el programa de Canal 13 conducido por Francisco Saavedra, que busca casar a parejas que lo tienen todo en contra.

El capítulo estuvo protagonizado por Lucila y Roberto, dos jóvenes que padecen síndrome de Morquios (La mucopolisacaridosis tipo IV), una enfermedad hereditaria rara, que produce desarrollo anormal de huesos, afecciones en el hígado, macrocefalia y estatura baja.

En los primeros minutos del episodio se produjo un emotivo momento, cuando Lucila contó parte de lo que fue su vida durante la infancia. Estuvo marcada por el abandono.

Su madre, que actualmente vive en Punta Arenas, la dejó con un tío. Cuando cumplió un año, su padre y su abuela la encontraron “en las peores condiciones”. “Desnutrida, con el estómago lleno de gusanitos. Lo único que hacía era llorar”, contó.

“No sé si (fui capaz de) perdonarla. No le puedo decir mamá. A ella le digo usted. De hecho cuando digo madre o mamá, es porque estoy hablando de otra persona: de mi abuela (…) Ella (madre biológica) nunca me pidió perdón”.

Su padre murió cuando Lucila tenía 12 años, por lo que la abuela fue quien se hizo cargo y la defendió de las burlas y comentarios por su condición. “Ella me hizo una promesa, que iba a morir cuando yo tenga 18 y ella 80. Y así fue”, dijo.

Debido a su fuerte cercanía con quien finalmente tomó el papel de madre, la muerte trajo otra consecuencia: la depresión.

“Estuve un año y medio con depresión. Una depresión que si no lo hubiesen evitado, yo me hubiese muerto. Incluso intenté matarme. Lo único que quería era irme con ella”, relató.

A pesar de eso, Lucila ha logrado superar la adversidad y durante el capítulo intentará contraer matrimonio con Roberto, a pesar de que incluso sus familiares intentan impedir la unión.