Por cerca de 30 años, el ginecólogo Quincy Fortier fue una de las estrellas más brillantes de la fertilidad en Las Vegas, lo que incluso se expandió al resto de Estados Unidos. Aparte de volverse famoso, ganó una gran cantidad de premios y forjó una credibilidad profesional que duró hasta el fin de sus días, en 2006, a los 94 años.

Pero, tras su deceso, la imagen de buen médico se desmoronó cuando se descubrió que el hombre inseminó en secreto a decenas de mujeres con su propio semen, lo que incluso ocurrió con pacientes que no querían ser madres, según comentó a BioBioChile Hannah Olson, directora de Baby God, un documental que ya está disponible en HBO GO acerca de los crímenes cometidos por Fortier a lo largo de varias décadas.

“Creo que Quincy Fortier me atrajo como personaje porque genuinamente no sabía sus motivaciones cuando empecé. Ganó premios, era venerado, murió en buena posición y la gente con la que hablé se refirió muy bien acerca de él”, dijo Olson en una videoconferencia de la cual participamos.

A juicio de la realizadora, Fortier habría actuado en base a abuso de poder como médico, motivado por su ego. “La tendencia a aprovecharse de un paciente es la misma que hacerlo con niños, porque tenía mucho poder”, dijo en la instancia Olson, ya que su abuso no solo se remitió a su consulta.

¿Cuáles fueron las cosas más chocantes que descubriste en tu reporteo?

Dos cosas. La primera fue el poder de la negación, sobre todo con sus hijas. Cuando me acerqué a ellas por primera vez no podían creer que había hecho esto y al final no pensaban que su abuso tenía algo que ver con su consulta de fertilidad. Para mí, a un nivel visceral, todo estaba conectado. Eso me sorprendió.

Lo segundo que también fue sorprendente fue cuando hablé con Dorothy Otis, madre de Mike Otis, y supe que ella ni siquiera quería tener un hijo. Eso realmente anuló la idea que él podría haberlo hecho como un favor o como un regalo.

Este documental tardó dos años en completarse. ¿Cuáles fueron los desafíos o dificultades más grandes que enfrentaste?

Al principio decidí que no quería ir a contarle la historia a la gente. Podría haber encontrado a todos sus pacientes y enviarlos a tomarse tests de ADN, pero no quise.

Me interesaba mucho más encontrar a personas que habían descubierto esto por las suyas y seguir sus experiencias para poder reconciliar el hecho. Tuve que indagar mucho en internet para encontrar gente que quisiera hablar.

Para mí era importante filmar por un tiempo prolongado, porque quería mostrar cómo las víctimas lidiaban con este crimen y cómo eso evolucionó, junto a los procesos para hacer las paces con el tema.

Pienso que para las víctimas de violencia sexual, a menudo, no hay cierre y el proceso de sanación o tratar de entender el crimen puede durar toda la vida. Y este crimen durará generaciones.

Críticas a la industria de la fertilidad

En conversación con nuestro medio, Olson también lanzó dardos contra la industria de la fertilidad, al menos en Estados Unidos, y de cómo esta área de la medicina tiene un fuerte componente comercial y exitista.

“Al menos en Estados Unidos vemos a la industria de la fertilidad como algo de consumo más que de salud. Veo avisos todo el tiempo para congelar mis óvulos, o cómo mejorar mi fertilidad con esta vitamina o con este otro tratamiento”, comentó.

“Aparte, la única estadística que los médicos de fertilidad tienen que reportar es su porcentaje de éxito, entonces hay mucho incentivo por lograr un embarazo. Es tiempo de repensar la manera en la que miramos a esta industria, ya no como algo de consumo, sino que salud pública”, añadió.

“No hay espacio protegido para las mujeres en la sociedad en cuanto a las dinámicas sexuales. Existen en la Iglesia, en los colegios, en la consulta de los médicos. No hay nadie que esté por sobre esa dinámica y era importante mostrar esto”, concluyó.

Olson trabajó por siete años en el programa de geneología Finding Your Roots, con Henry Louis Gates Jr., un popular espacio de TV estadounidense que escudriña el pasado de las familias de celebridades de ese país.

Pasar por ese programa hizo cambiar en Olson la forma de ver la muerte, con el ADN siendo algo más concreto y profundo que los certificados de nacimiento y defunción que se usan para armar árboles genealógicos.