El pasado 30 de septiembre, el comediante Pedro Ruminot denunció haber recibido una oferta millonaria para realizar un comercial donde se burlaban de él por ser moreno.

Según comentó en Instagram, una empresa le ofreció millones de pesos para ser rostro de una marca de ropa que no quiso mencionar. Todo iba bien hasta que recibió en sus manos el guión del spot: “El comercial se trataba sobre un moreno que se creía mino y el rubio del comercial se reía de él diciendo que era ‘mino’ poniendo gestos y caras de burla (según el guión, no es culpa del rostro que haría eso)”.

Tras darse cuenta de cómo sería el clip, Ruminot rechazó participar ya que “lo que se entendía de esta campaña era que los morenos eran feos y si se ponían la ropa de esta marca, su apariencia iba a cambiar”.

“Les dije que no, que no haría eso, que me parecía una falta de respeto no solo hacia mí, sino a la gente que en su mayoría en Chile tiene rasgos y color de piel como el mío. Que no me importaba perder tanta plata, pero que la dignidad era más importante y no podía ser parte de algo así”, aseguró.

El comediante conversó este lunes con Expreso Bío Bío, donde volvió a analizar la situación. “Yo sentí que más que reírse de mí, yo estaba representando un montón de gente parecida a mí y que se iba a sentir pasada a llevar… así que dije que no”, comentó.

El actor también reconoció que al recibir el guión, se sintió “muy humillado”. “Yo fui a la reunión con mis hijos (…) y cuando miro el guión, miro a Facu -mi hijo menor que es súper moreno-, y entonces dije, ‘chuta, no puedo hacerlo, porque sería como perpetuar la idea que los morenos son feos y que los rubios son mejores’. Porque es lo que dice la publicidad a cada rato”, añadió.

“En la publicidad de supermercados, todas las mamás van al supermercado, pero los papás no van al supermercado. Todas las mamás son todas flacas, rubias y bonitas, y todos los niños se portan bien en los supermercados… es una cosa muy rara. Todos los niños de las multitiendas son rubios y los papás son unos tontos que no saben cuidar a los niños ni cambiar pañales (…) Esto no funciona así, no son reales, y yo no quiero ser parte de eso”, afirmó.

“Durante muchos años estuve grabando cosas que no quería grabar. Me iba a la casa con una sensación de ¿por qué estoy haciendo esto? ¿por qué estoy grabando este tipo de sketch? Sobre todo en los dos últimos años de El Club de la comedia. Pensaba, ¿por qué estoy haciendo esto si no quiero hacer? (Y era) Por plata y me quedé ahí por plata, y fue un error porque me costo, que a la larga, tuviera que gastar esa misma plata en salud o en psicólogos”, reconoció.