“Tres días antes de nuestra boda, nos casamos”. Esas palabras de la duquesa de Sussex Meghan Markle, emitidas en la entrevista con Oprah Winfrey, fueron las que desataron una serie de dudas sobre el momento exacto en que contrajo matrimonio con el príncipe Harry de Inglaterra. “Está obviamente confundida”, dijo una de las personas que participó en la redacción de la licencia.

La boda oficial se realizó el 19 de mayo de 2018, en la capilla San Jorge del Castillo de Windsor, en una ceremonia televisada en la que asistieron las máximas autoridades de la Corona británica, entre ellas la reina Isabel II.

No obstante, en la conversación transmitida el pasado 7 de marzo en la cadena estadounidense CBS, la esposa de Harry insistió en que “nadie sabe esto” y que fue el arzobispo de Canterbury quien los casó en un evento en que estuvieron “sólo los tres”.

Stephen Borton, exsecretario jefe de la de la Oficina de la Facultad del Arzobispo de Canterbury, que ayudó a construir el documento que los llevó a casarse en ese lugar, aclaró las dudas.

“Lo siento, pero Meghan está obviamente confundida y claramente mal informada. No se casaron tres días antes frente al arzobispo de Canterbury”, sostuvo en conversación con el portal británico The Sun.

“Lo que sospecho que hicieron fue intercambiar algunos votos simples que tal vez ellos mismos habían escrito, y que está de moda, y lo dijeron frente al Arzobispo, o, más probablemente, fue un simple ensayo”, advirtió.

Por otro lado, explicó que una boda previa en un lugar no autorizado no sería reconocida por la ley del país europeo y que, además, con sólo tres personas en una boda no contaban con la presencia suficiente de testigos.

“Para que se casaran, se redactó una Licencia Especial y se registró la redacción de Su Majestad la Reina que autorizaba la boda y el lugar oficial”, detalló.

En esa entrevista, Meghan también acusó que “en esos meses en que estaba embarazada (…) tuvimos una serie de conversaciones sobre que ‘no se le daría seguridad, no se le daría un título’ y también preocupaciones y conversaciones sobre qué tan oscura sería su piel cuando naciera”, William salió a aclarar que “no somos una familia racista”.

La reina respondió a través de un comunicado del Palacio de Buckingham, en el que aseguró que “toda la familia está entristecida al conocer el alcance total de lo desafiantes que han sido los últimos años para Harry y Meghan”.

“Las cuestiones planteadas, en particular la raza, son preocupantes. Si bien algunos recuerdos pueden variar, se toman muy en serio y la familia los abordará en privado”, sentenció.