Con sólo 19 años, Jessica Landon sentía que vivía un sueño. Dejó la ciudad de Rancho Cucamonga en California (Estados Unidos) para partir a Los Angeles, donde rápidamente comenzó a trabajar como actriz y modelo hasta llegar a posar para la famosa revista Playboy, pasando mucho tiempo en fiestas de la célebre mansión del mismo nombre. Sin embargo, una herida que cargaba de la niñez con el tiempo comenzó a pesar en su salud mental, conduciéndola a una brutal adicción al alcohol que casi terminó con su vida.

Su vida soñada se vio empañada por la constante ansiedad, miedo y vergüenza que sentía como consecuencia de un abuso sexual del que fue víctima cuando tenía sólo 5 años y que hasta entonces aún no podía superar. En este contexto, Landon comenzó a refugiarse en el alcohol como vía de escape.

“Yo era una bebedora en el clóset (a veces literalmente) desde el principio, rara vez bebía en público o en fiestas, sino de manera secreta”, señaló en declaraciones recogidas por el portal News.

Jessica Landon en Playboy
Jessica Landon en Playboy

“El licor era el medicamento mágico que había estado buscando, lo único que podía aliviar mi ansiedad, pánico y vergüenza que sentía por dentro”, rememoró.

Fue así como ya hacia los 26 años, Landon bebía vodka las 24 horas del día, se desmayaba por la noche y se despertaba en estado de pánico, temblando fuertemente. “Mantenía el vodka en una botella de agua al lado de mi cama”, comentó.

La mujer relató que regularmente vomitaba sangre y poco a poco su vida comenzó a convertirse en un infierno.

“En ese momento sabía que no podía seguir viviendo así o moriría, pero también sabía que moriría tratando de salir sola de esta situación”, afirmó. “Había creado mi propia prisión. Nadie en mi vida sabía lo malo que era esto, tenía miedo de ser honesta sobre la gravedad de mi consumo de alcohol, así que lo mantuve en secreto durante mucho tiempo”, añadió.

Su severa adicción la llevó a quedarse sin hogar y terminar durmiendo en el sótano de un extraño.

Fue así como un día cuando Landon ya estaba muy débil tropezó en una escalera, cayó y se golpeó fuertemente la cabeza, lo que le ocasionó una hemorragia cerebral.

“Poco a poco comencé a paralizarme por un lado, mi cara comenzó a caer y hablaba arrastrado”, dijo. “Cuando fui al hospital, me hicieron una tomografía computarizada y descubrieron una hemorragia del tamaño de una pelota de béisbol oblonga en el centro de mi cerebro”, contó. “Necesitaban drenarlo quirúrgicamente antes de que hubiera un daño permanente”, explicó.

Sin embargo, como bebía tanto vodka, no podían operarla inmediatamente, pues corría riesgo. “Tuvieron que desintoxicarme del alcohol primero, porque mi sangre era demasiado delgada para hacer una cirugía de inmediato”, reveló.

Fue así como cinco días después de la desintoxicación, comenzó a sufrir una serie de ataques consecutivos, lo que era señal de que debía ser intervenida de urgencia. Afortunadamente, tras ser sometida a una terapia de rehabilitación aguda, se recuperó milagrosamente.

“Nos dijeron que probablemente pasarían unos meses antes de recuperar mi fuerza y ​​claridad mental, pero en solo dos semanas me recuperé casi por completo”, reveló.

La recaída y el camino a la recuperación

Después de recuperarse de su lesión cerebral, Landon se fue a vivir al departamento de una amiga, donde volvió a caer en la adicción.

“Me acosté en su piso y casi me muero de alcoholizada. Fui incapaz de levantarme para usar el baño porque estaba demasiado débil y atrofiada, así que me quedé allí orinándome y defecándome durante más de un mes en un solo lugar”, explicó.

“El ácido de mi orina estaba carcomiendo mi piel en mis caderas y coxis, lo que finalmente causó una infección por estafilococos”, confesó.

“Sabía que me estaba muriendo rápidamente y me desesperé. Llamé a un ex y le pedí ayuda. Por la gracia de Dios, apareció a la mañana siguiente con una ambulancia”, relató.

Cuando Landon llegó al hospital, su nivel de alcohol en la sangre era tan alto que todos sus órganos estaban fallando.

“Me había atrofiado a 35 kilos y necesitaba dos transfusiones de sangre inmediatas. Estuve en la UCI durante 16 días”, recordó.

Landon debió permanecer más de un mes hospitalizada para desintoxicarse y recuperar fuerzas antes de irse a la casa de sus padres.

“Toqué fondo cuando el recuerdo del dolor de mi adicción al alcohol finalmente eclipsó el recuerdo del placer. Esa es la mejor manera de describirlo para mí”, expresó. “Fue entonces cuando ocurrió el cambio. Me tomó mucho tiempo recuperarme físicamente, lo que creo que fue una bendición”, añadió.

Su vida actual

Landon, hoy de 37 años, lleva 5 de estos sobria. Estuvo en nueve centros de tratamiento y pasó por un largo y doloroso proceso de rehabilitación.

Con 47 kilos y una nueva perspectiva de la vida, la mujer ahora trabaja como coach de recuperación, ayudando a otras personas a superar su adicción al alcohol.

“No estoy orgullosa de mi pasado, de hecho, estoy bastante avergonzada y avergonzada por el tipo de vida que una vez viví”, aseguró Landon. “Todos los días, las jóvenes se mudan a Los Ángeles en busca de una vida deslumbrante y glamorosa en Hollywood pensando que serán más felices, más satisfechas y alcanzarán el éxito”, añadió.

“Desafortunadamente, la realidad es que Hollywood está lleno de seres humanos espiritualmente hambrientos, inseguros y perdidos en una búsqueda perpetua de ‘más’ que paradójicamente conduce a sentirse ‘menos"”, indicó.

Actualmente, Landon cree que el alcohol se glorifica en la publicidad y por lo mismo, cree que esta debería limitarse.

“El alcohol es omnipresente y, sin embargo, mata a más personas anualmente que todas las otras drogas combinadas. Para mí es una verdadera malignidad sociocultural”, opinó.

La rubia anima a todos los que estén atravesando por una adicción de este tipo a buscar ayuda y salir adelante. “No importa cuán malo sea o cuán bajo creas que llegaste, siempre es posible cambiarlo todo. Si yo puedo estar sobria, cualquiera puede”, aseguró.

De hecho, en sus redes sociales suele compartir imágenes de su pasado, donde muestra las consecuencias de su adicción, con las que busca mostrar que siempre puede haber una salida. Por ejemplo en enero pasado publicó esta colección de imágenes junto a un potente mensaje.

“Con una infección por estafilococos, conjuntivitis, pesaba 35 kilos y cada órgano en mi cuerpo, incluso mi corazón y mi cerebro, estaban fallando. La imagen de la derecha es el resultado del ácido de mi orina carcomiendo mi piel porque había estado acostada en un lugar durante más de un mes. Estaba sangrando por cada orificio porque mi sangre estaba muy delgada por la cantidad de alcohol que estaba consumiendo. Solo 6 meses antes de esta debacle tuve un derrame cerebral hemorrágico por caerme de una escalera, lo que derivó en una cirugía cerebral. Y nunca hubo otras drogas aparte del alcohol en mi sistema. Entonces, cuando la gente habla de cuán inocuo es el alcohol, me río”, indicó en la oportunidad.

“He necesitado una brutal honestidad, una profunda introspección y perdonarme a mi misma para construir la vida de recuperación que tengo hoy. Ya no quiero adormecerme o lastimarme y es posible que ya no me ame, pero definitivamente ya no me odio. Si alguna vez has juzgado a alguien que tuvo un problema de abuso de sustancias, solo debes saber que esa persona se juzgó a sí misma aún más. Tengo la esperanza de que una imagen como esta pueda convertir parte de ese juicio en compasión, porque es un infierno ser psicológicamente y fisiológicamente adicto a algo que sabes que te está matando, y aún más emocionalmente perjudicial para los que te aman”, añadió.

Hoy Jessica y su esposo, Matthew, esperan su primer hijo.

Jessica Landon | Instagram
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