Muchas personas quedaron sorprendidas cuando el príncipe Harry anunció que se casaría con la actriz Meghan Markle. Ella no sólo era norteamericana, sino que también llevaba años trabajando en televisión.

Sin embargo, pese a lo que muchos creen, Meghan no fue la primera actriz en unirse a la familia real. En 2009 otro integrante de la realeza contrajo matrimonio con una intérprete con una carrera en Estados Unidos.

Lord Frederick Windsor, hijo del príncipe Michael de Kent (primo de la reina Isabel), se casó con Sophie Winkleman, conocida por su trabajo en varias películas y sitcoms, incluyendo Two and a half men, donde interpretó a Zoey, la novia inglesa de Walden Schmidth (Ashton Kutcher).

Pero a diferencia de lo ocurrido con Meghan, Sophie no se alejó de su profesión tras contraer matrimonio, de hecho, participó durante cuatro años en la serie de Chuck Lorre, luego del enlace.

Two And A Half Men
Two And A Half Men

Sophie, quien nació en Londres fruto del matrimonio de dos escritores, estudió literatura inglesa, pero su verdadero interés estaba en las artes. Además de actriz también es una talentosa soprano, que incluso cantó en la boda real de su cuñada Lady Gabriela Windsor.

En 2005 y tras varios años de una exitosa carrera en cine, TV y teatro en Inglaterra dio el salto a Hollywood en la primera entrega de Las Crónicas de Narnia, donde tuvo un pequeño rol como la versión adulta de Susan. Posteriormente obtuvo su propia sitcom llamada 100 Preguntas, aunque fue cancelada tras 6 capítulos.

Una novia rebelde

Sophie y Fredderick se comprometieron el Día de los Enamorados de 2009, dando una sorpresa a Inglaterra, que durante décadas no había visto un matrimonio entre un miembro de la realeza y una actriz sin título noble.

Freddie, como le dicen sus amigos y quien creció en el palacio de Kensington junto a los príncipes William y Harry, era conocido por ser uno de lo integrantes más rebeldes de la familia real. De hecho, sus fiestas eran legendarias y hasta confesó públicamente haber consumido cocaína durante su estadía en la universidad de Oxford.

Pese a su mala fama, también era un heredero al trono británico (hoy está en el puesto 42), por lo que la Reina debió dar su consentimiento para el enlace.

A partir de ese momento la pareja comenzó a hacer las cosas a su modo. De partida rechazaron la oferta de un millón de libras (860 millones de pesos chilenos) extendida por una revista de celebridades para cubrir la boda de forma exclusiva, en contraste, enviaron comunicados de prensa y fotos oficiales a todos los medios, aunque mantuvieron sus votos en privado.

A diferencia de Meghan, Sophie no renunció a su carrera, a su religión y tampoco a su apellido, aunque esto último fue en consideración a su nueva familia. “No he tenido que rechazar nada (roles) por ser demasiado arriesgado, ya que principalmente he desempeñado papeles muy conservadores”, aseguró en una entrevista con The Telegraph, en 2011.

“Pero si surgiera algo, lo discutiría con Freddie y lo sopesaríamos. En parte es por eso que he mantenido mi antiguo apellido, para no tener que implicar a mi nueva familia en nada de lo que respecta al trabajo”, agregó.

La pareja también rechazó vivir en un lujoso y costoso departamento en el palacio de Kensington con el resto de su familia (incluyendo los duques de Cambridge), y decidieron partir a Los Angeles, donde se establecieron durante un tiempo.

Aunque decidieron apartarse de practicamente todo lo que tiene que ver con la familia real, Sophie recibió el título de Lady Frederick Windsor, y en ocasiones asisten a ceremonias reales como el Trooping the Colours para celebrar el cumpleaños de la Reina.

La pareja tiene dos hijas, Maud (nacida en 2013 en Estados Unidos) e Isabella (2016), quienes fueron pajes en la boda de su tía, Lady Gabriela.

El accidente que pudo cambiar su vida

En 2017, luego que la familia volviera a Inglaterra, la actriz sufrió un violento accidente. El 2 de diciembre de ese año, un automóvil chocó de frente al vehículo en el que ella viajaba, luego de tratar de esquivar un ciervo que se cruzó en el camino.

Un desconocido la sacó del vehículo y la acompañó mientras esperaban por la ambulancia, momentos en los que ella realmente temió por su vida. El hombre le pasó su abrigo y le habló todo el tiempo para evitar que perdiera la conciencia.

“Él fue magnífico. Después admitió que pensó que yo estaba muriendo mientras me hablaba, pero trató de mantenerme con vida mientras llegaban los paramédicos”, señaló a Sunday Express.

Sophie sobrevivió, pero tenía la columna quebrada y lesiones en el abdomen, por lo que permaneció hospitalizada durante tres semanas. “Inmediatamente después del accidente, que sucedió en medio de un trabajo de actuación, me dijeron que el pronóstico era muy sombrío”, dijo. “Cuando te dicen que quizás no vuelvas a caminar, te sientes afortunado por cada día”, añadió.

Tras salir del hospital se sometió a un intenso proceso de recuperación que tardó meses, pero lo más difícil de todo para ella fue no poder tomar en brazos a sus hijas.

“No pude tomar a ninguna de mis hijas durante un año, lo cual es muy difícil de explicar a dos niñas pequeñas”, comentó.

En las cosas cotidianas, como la cocina, obtuvo ayuda del príncipe Carlos, quien envió a su chef personal por un tiempo. “Cuando volví del hospital no podía moverme. Mi esposo Freddie tiene talento en muchas cosas, pero cocinar definitivamente no es una de ellas. Así que el Príncipe Carlos nos cuidó de una manera muy grande. Durante tres meses consiguió que su cocinero nos cuidara en lugar de él. Fue un acto de gran generosidad y amistad”, dijo.

Sophie logró recuperarse completamente y también volvió al trabajo siendo parte de la miniserie Trust y Endeavour. Su marido, en tanto, trabaja como analista financiero en el banco de inversiones JPMorgan en Londres.