Tras años siendo una paria para la familia real británica, la duquesa de York Sarah Ferguson lentamente ha encontrado su camino de regreso a la realeza.

Pese a que es una de las principales enemigas del príncipe Felipe, el esposo de la reina Isabel II, Fergie (como es conocida popularmente) tendrá un papel protagónico en la próxima boda real entre su hija, la princesa Beatrice, y el novio de esta, Jack Brooksbank.

Gracias a que es la madre de la novia, la duquesa podrá sentarse junto a su exesposo, el príncipe Andrés, y al resto de los miembros de la realeza en la ceremonia que se llevará a cabo en la capilla de San Jorge el próximo octubre. Algo que no ocurrió en el matrimonio de su sobrino el príncipe Harry, donde el protocolo no permitió arribar o ubicarse junto a su familia.

Y es que la familia real, especialmente Felipe, nunca perdonó a Fergie por la serie de escándalos que protagonizó tras su separación y que la mantuvieron en el ojo del huracán durante muchos años. Además de ser la mejor amiga de la princesa Diana.

Una larga amistad

Sarah y Diana eran primas lejanas y asistieron a la misma escuela. Dado que ambas eran miembros de la aristocracia británica, se veían frecuentemente y tenían varios amigos en común, lo cual las acercó mucho durante su adolescencia.

Su amistad se hizo cada vez más fuerte y Fergie incluso fue invitada a la boda de Diana con el príncipe Carlos, al cual asistió sola. También se convirtió en su confidente durante sus primeros años como miembro de la familia real y la visitaba todas las semanas en el palacio de Buckingham.

“Era dos años más joven que yo, y me esforcé por apoyarla y protegerla como lo haría con una hermana menor, como todavía lo hago hoy, como mejor amiga”, señaló Ferguson en su autobiografía lanzada en 1996.

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En 1985, la vida de Fergie cambió cuando Lady Di consiguió que la Reina la invitara a una cena en el Castillo de Windsor. De un momento a otro, Sarah se encontró sentada junto al príncipe Andrés (a quien conocía desde hacía años pero jamás habían hablado), donde floreció el amor.

Diana también cooperó con el romance cuando invitó a la pareja a quedarse en Highgrove, la casa de campo que compartía con Charles. A las pocas semanas la relación se hizo pública y Sarah comenzó a acompañar a Andrés a diferentes obligaciones.

Tras comprometerse en matrimonio, Ferguson enfrentó su prueba más difícil al posar por primera vez con la familia real. Fergie estaba muy nerviosa, pero Diana estuvo a su disposición para ayudarla.

La princesa le prestó a su amiga un vestido y la acompañó al evento. Más tarde, Ferguson explicó en su autobiografía que habían muchos fotógrafos atentos a todo lo que ella hacía. “Miré a mi amiga con perplejidad. ‘Sigue sonriendo’ susurró Diana. Y lo hice, como lo seguí haciendo durante los próximos años. Siempre me sentí segura al imitar a Diana”, reconoció.

Casi como en una película, las amigas se complementaban y les encantaba romper el estricto protocolo, lo que enfurecía a los miembros de la realeza y deleitaba a la prensa.

En una ocasión Diana y Sarah montaron una cuadrimoto en la residencia de verano de la Reina en Balmoral. Vestidas con trajes de gala tras una elegante cena, también tomaron uno de los autos de la Reina Madre para andar a toda velocidad. Esto causó el enojo de sus parejas y especialmente de la hermana de estos, la princesa Anna.

Amor tortuoso, amistad incondicional

Andrés y Sarah se casaron en la Abadía de Westminster (Londres), el 23 de julio de 1986 y recibieron de la Reina los títulos de duques de York, condes de Inverness y barones de Killyleag, mientras que la novia comenzaría a ser tratada como Su Alteza Real.

Tras la boda, Ferguson consiguió impresionar a Isabel al obtener su licencia de piloto (la Reina fue entrenada como conductora y mecánico en la Segunda Guerra Mundial) y comenzó a sobresalir en deportes como esquí y equitación. Según el biógrafo de Diana, la joven tenía encantada a su familia política e incluso el príncipe Carlos llegó a decirle a Diana que “Me gustaría que fueras más como Fergie…más alegre”, lo que comenzó a despertar una rivalidad entre las amigas.

Con los años los duques de York se convirtieron en padres de dos niñas, Beatriz y Eugenia (quien tenía un parecido impresionante con el príncipe Harry), pero con el tiempo su relación comenzó a quebrarse hasta llegar a la separación en 1992. “No quería el divorcio pero tuve que hacerlo por las circunstancias”, señaló a la edición británica de Harper’s Bazaar.

Según la revista Hello, uno de los principales problemas de la pareja era que debido a la carrera naval de Andrés, sólo podían verse alrededor de 40 días al año, a lo que se sumaron varios rumores de infidelidad de parte de ambos.

Paralelamente Diana también vivía problemas conyugales, por lo cual volvió a acercarse a Fergie. Las amigas se apoyaron en los momentos difíciles, especialmente después de la separación de ambas. Era habitual que se reunieran para almorzar o que Sarah llevara a sus hijas a tomar el té con Diana, William y Harry en el Palacio de Kensington.

La caída de Fergie

Las cosas se complicaron cuando empezaron a circular en los medios una serie de fotografías de Sarah en topless junto su “asesor financiero”, John Bryan, quien además tenia uno de los pies de Fergie en su boca. Como el divorcio con Andrés aún no había concluido, las imágenes provocaron un escándalo de proporciones.

THE SUN
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Fuentes cercanas al Palacio de Buckingham afirman que el príncipe Felipe nunca ha perdonado a la duquesa por exponer al ridículo a su familia y que incluso no acepta estar en la misma habitación que la pelirroja.

Por su parte, la princesa Margaret (la hermana de la Reina) le escribió a Sarah una “feroz“ carta en respuesta a unas flores que Fergie le envió por su cumpleaños. “Has avergonzado a la familia más de lo que nunca me hubiera imaginado. No has bajado la cabeza avergonzada ni siquiera por un minuto después de esas fotografías vergonzosas. Claramente, nunca has considerado el daño que nos estás causando a todos. ¿Cómo te atreves a desacreditarnos así y cómo te atreves a enviarme esos flores?”, señaló.

Tras el divorcio, Sarah perdió el título de Su Alteza Real pero conservó el de duquesa, además se le asignó una suma mensual para sus gastos personales, pese a que ella le aseguró a la Reina que no quería una compensación monetaria, sino que sólo mantener su amistad… algo que parecía ser imposible en ese momento.

Debido a serios problemas financieros por deudas acumuladas años atrás, y al más puro estilo del padre de Meghan Markle, hizo tratos con varios periodistas para entregar información a cambio de dinero. Además concedió varias entrevista pagadas en televisión e incluso apareció en un capítulo de Friends, en 1998.

Friends
Friends

Pero para ese momento, su relación con la prensa también estaba deteriorada por los insultos que recibió cuando comenzó a subir de peso y algunos medios la apodaron “duchess of Pork” (duquesa del cerdo).

La amistad con Diana también se quebró debido a algunas cosas que Fergie escribió en su autobiografía. Por ejemplo, aseguró que Lady Di le regaló varios pares de zapatos, “y menos felizmente sus verrugas plantares”.

Al momento de la muerte de Lady Di, llevaban un año sin hablarse, aunque Sarah aseguró que siempre pensó que tendrían tiempo para componer su amistad. “De hecho, un día antes de su muerte, llamó a un amigo en común y le dijo: ‘¿Dónde está esa pelirroja? Quiero hablar con ella"”, recordó.

El abrupto fin de la relación entre ambas, también repercutió en los hijos de Diana, especialmente en William, quien ni siquiera la invitó a su boda con Kate Middleton en 2011.

Harry fue un poco más comprensivo y la visitaba de vez en cuando. Este año incluso la invitó a su matrimonio con Meghan Markle, aunque no a la recepción posterior que ofreció el príncipe Carlos.

El renacer

A pesar de los escándalos y el divorcio, Fergie y Andrés mantuvieron una relación cercana e incluso vivieron juntos por varios años más, siempre desatando especulaciones de reconciliación, lo que nunca se concretó. Sarah incluso apoyó a su exmarido en sus propios escándalos sexuales y de tráfico de armas.

“Una mesa no puede pararse en tres patas”, afirmó a la revista Hello. “El duque y las chicas, somos una unidad familiar y lideramos con el ejemplo. Nos apoyamos mutuamente emocionalmente y nos apoyamos unos a otros en la salud. Al menos cada dos semanas nos sentamos y nos comunicamos, los cuatro”, afirmó.

“Creo que lo único que he hecho increíblemente bien, aunque lo diga yo misma, es que soy una madre muy buena. Y creo que mis chicas lo demuestran”, agregó.

Actualmente Fergie se mantiene escribiendo libros para niños que han tenido un gran éxito en Inglaterra y eventualmente aparece en algunos eventos reales invitada por la misma Reina, por lo que al parecer sí consiguió quedarse con su amistad como esperaba.

También pasa gran parte de su tiempo ayudando a varias causas caritativas. En 2014, fundó junto a sus hijas, Key to Freedom, una organización sin fines de lucro dedicada a ayudar a las víctimas del tráfico de mujeres.

Además participa en la organización benéfica Street Child, que construye escuelas y capacita a maestros en puestos vulnerables o áreas afectadas por conflictos.