Anna Lee Fisher es la primera madre en viajar al espacio, hazaña que realizó en 1984, cuando su hija tenía a penas un año.

Este 14 de mayo se celebra el Día de la madre y que mejor manera de celebrarlo que recordando a una mamá impresionante. En 1983, la astronauta y química Anna Lee Fisher, se enteró de que la NASA tenía intensiones de ficharla para ser una de las primeras mujeres estadounidenses en ir al espacio. Para entonces, tenía 33 años y estaba embarazada de su primera hija.

Según relató en 2019 en una entrevista con The Washington Post, cuando se enteró de aquella noticia que había estado esperando durante toda su carrera, con 8 meses y medio de embarazo, ni siquiera lo dudó. “No iba a decir que no. No digas que no esta oferta”, comentó al medio.

Fisher, que 5 años atrás había sido una de las primeras mujeres astronautas que ingresaron al programa espacial de la NASA, se convirtió entonces también en la primera mamá del planeta en viajar al espacio.

La científica, dio a luz a su hija “Kristin” pocas semanas después de haber aceptado el viaje y tras entrar en trabajo de parto un viernes, ya el lunes se encontraba en las instalaciones de la agencia espacial para su primera reunión con la que comenzaría tal odisea.

Para ese momento, dice, sintió que estaba enviando un mensaje al resto de sus compañeros de trabajo. “Valió la pena solo por ver las miradas en sus rostros”, contó. Y mantuvo esta actitud incluso cuando tras completar semanas y semanas de entrenamiento, uno de sus colegas le sugirió: “Tienes a Kristin, estás entrenando, es demasiado”, reveló.

En la misma línea, y a pesar de que la decisión ya estaba tomada, recordó que tuvo que batallar varias veces para que sus comandantes no dieran pie atrás respecto a su viaje. Aunque eso no la detuvo.

Anna Lee Fisher viajó al espacio cuando su hija tenía un año

En 1984 finalmente llegó el momento de partir. Meses previos, se dedicó a documentar cada momento posible junto a su hija e incluso le escribió una carta, en caso de que algo fallara durante su misión.

Si me pasa algo, que sepas que te quiero mucho. Tu papá y tu abuela te cuidarán. Y yo estaré cuidando de ti”, decía el escrito. Entendiendo el riesgo al que se estaba exponiendo con el viaje.

Y es que embarcarse en el transbordador espacial Discovery, de la NASA, todavía era descabellado, puesto que se trataba a penas del segundo vuelo de la nave.

Además, la agencia espacial ya cargaba con algunas catástrofes fatales en sus viajes al espacio, como ocurrió por ejemplo con el Apolo 13, cuando su cabina explotó en 1970 a pesar de ser ya el séptimo viaje tripulado en dirección a la Luna.

El día que Fisher despegó por primera vez, desde el centro espacial de la NASA ubicado en Florida, su esposo y su hija estuvieron allí para despedirse.

Su estadía en el espacio duró 7 días y 23 horas, mientras que su misión consistió en orbitar la Tierra para recuperar y enviar satélites.

Sin posibilidades de contactarse con su familia, Fisher narra que lo que hacía en sus tiempos libres era sentarse en la ventana de la nave y escuchar una grabación de Kristin que transportaba en un walkman, allí su hija, que a penas comenzaba a hablar, decía “I love you, i love you.

El descanso y el triunfal regreso de Fisher

Fisher regresó sana y salva, la carta para su hija quedó guardada en un joyero, cuenta, y tiempo después se le asignó una nueva misión para 1986. Ese año se vio marcado por la explosión del transbordador Challenger, que mató a toda su tripulación.

Esta tragedia ocurrió 6 semanas antes de que Anna Fisher abordara nuevamente un vuelo y allí falleció una de sus amigas cercanas, Judy Resnik, que se había unido al programa espacial el mismo año que ella.

Después de esto, la astronauta decidió abstenerse de su siguiente misión y se tomó una licencia de 7 años para criar a su hija. En ese periodo también fue madre nuevamente, de su hijo Kara.

Pero este no fue el fin de su carrera, de hecho, en 1996 retornó a la NASA y se convirtió en una de las jefas de la Estación Espacial Internacional (ISS), que terminó de ensamblarse en 1998.

Allí permaneció como una de las astronautas con más trayectoria de la agencia espacial y se retiró finalmente en 2017, tras cumplir 67 años. Su hija en la actualidad trabaja como corresponsal para Fox News y también viaja constantemente.

“Le dije a Kristin que no se sintiera culpable por estar fuera. Si está haciendo algo que ama, o está aportando dinero, está haciendo algo importante para su hijo”, comentó Anna.

Anna Lee Fisher
Anna Lee Fisher entrenando bajo el agua y preparándose para su primer viaje al espacio (NASA)

Anna Lee Fisher inspiró una película

La emblemática astronauta incluso inspiró historias del cine. En 2019, se estrenó Prometo Volver, una película europea protagonizada por la actriz Eva Green, que encarna a una astronauta de la ESA divorciada, que tiene una hija de 8 años y se prepara para su primer viaje al espacio.