El imprevisible millonario Elon Musk, que propulsa autos eléctricos (Tesla) y cohetes espaciales (SpaceX), desveló el martes por la noche cerca de Los Ángeles el primer tramo del Hyperloop: un túnel que busca revolucionar los transportes urbanos al permitir evitar los tacos.

“La única forma de resolver el problema es pasar al 3D para que el sistema de trasporte se integre en las zonas de viviendas”, resumió en una rueda de prensa antes del evento, organizado en el estacionamiento de la Boring Company, la firma fundada por Musk para desarrollar proyectos tecnológicos.

El tramo de prueba dado a conocer el martes no tiene nada de nuevo a primera vista: se trata de un tubo estrecho de sólo 3,65 metros de diámetro y pintado de blanco, por el que circulan modelos del Tesla Model X equipados con ruedas laterales para evitar golpear las paredes.

La experiencia propuesta a los periodistas invitados para la ocasión se llevó a cabo en unos 1,8 km, a una velocidad máxima de 65 km/h.

Elon Musk | Twitter
Elon Musk | Twitter

“Las minas más profundas son más profundas que los edificios más altos”, señaló para justificar el proyecto, que ha empezado financiando de su bolsillo con unos 40 millones de dólares.

El millonario sudafricano tuvo esta idea hace dos años, mientras perdía los nervios al volante de su auto en un taco entre su barrio de Bel Air y las oficinas de SpaceX en Hawthorne, al sur de Los Ángeles, un trayecto que habitualmente le toma más de 90 minutos y que califica de “destructor para el alma”.

Para Musk “la verdadera innovación” radica en dos extensiones plegables que se pueden fijar en cualquier auto, “solamente por 200 a 300 dólares” (de 137 mil a 206 mil pesos chilenos).

“El avance profundo es muy simple: es la capacidad de transformar un auto normal en un vehículo estable, capaz de viajar a gran velocidad por un pequeño túnel, al añadirle unas ruedas estabilizadoras desplegables”, señaló.

Una red bajo tierra

El tramo de prueba forma parte de la idea de Musk de crear una red bajo tierra a la que los autos, preferiblemente Teslas, puedan acceder con ascensores y sean puestos en unos rieles y propulsados a velocidades superiores a 241 km/h.

La red proyectada tendría una malla de túneles y ascensores capaces de contener más de 4.000 autos circulando a la hora.

Musk dejó además de lado las preocupaciones por eventuales terremotos en la temblorosa California, al recordar repetidamente que los túneles eran el lugar más seguro donde estar cuando se desplazan las placas y se sacude la tierra.

La visión más amplia es que los vehículos eléctricos que circulan por las calles de las ciudades puedan ingresar fácilmente en los túneles o salir de estos utilizando ascensores con plataformas o rampas, donde el espacio lo permita.

Boring se ha asociado con la entidad que gestiona el trasporte público de Los Ángeles para estudiar la posibilidad de conectar túneles con estaciones de metro, mientras Chicago ya ha elegido a la compañía para llevar a cabo su proyecto de un tren futurista de alta velocidad que conectará el centro de la ciudad con el aeropuerto.

Para que la idea de Musk pueda llevarse a cabo, el millonario tiene que conseguir reducir los plazos y los costes colosales de construir un túnel clásico: se tarda “una media de tres a seis meses en taladrar una milla (1,6 km)”, por un coste que puede ser superior a los 1.000 millones de dólares. “Catorce veces más lento que un caracol”, estimó.

Aunque reconoció que estaba en la etapa inicial, el millonario aseguró que podrá hace frente a estos costes “relativamente pronto” poniendo en marcha “Prufrock”, un prototipo de tuneladora quince veces más rápida que las mejores máquinas de hoy.

“Todo es relativamente simple”, dijo. “No hace falta tener un premio Nobel para esto”, agregó.