Alejandra Cheuquepan es una profesional del área de la salud, se reúne semanalmente con su grupo de amigas, lee la revista Vogue, viste bien, tiene cuenta en Pinterest y su vida es acorde a su actividad.

Pedro Llanquileo es obrero, juega fútbol en una liga los fines de semana. No tiene una opción política determinada ya que el tema le da absolutamente lo mismo, piensa que “todos roban” y gane quien gane, al otro día se tendrá que levantar a trabajar igual.

Casos como estos se repiten en distintas ciudades. Son personas que se criaron en un ambiente como cualquier ciudadano, se les inculcó patriotismo; en sus primeros años de escolaridad les enseñaron que sus héroes eran los hermanos Carrera, O’Higgins y Prat. Se formaron como estudiantes, profesionales y trabajadores. Aparentemente, lo único que les hace diferentes al resto de la población es su apellido: suena diferente, dio lugar a bromas y los demás se complican al escribirlo.

Situaciones como la de Alejandra y Pedro existen miles, tal vez millones. Se nombran como “descendientes de mapuche”, a ambos lados de la cordillera formados como chilenos o argentinos; sienten lo mapuche como lejano, no entienden de ritos, machis o lonkos. Cuando hablan de lo mapuche lo hacen hablando de “ellos” y no desde un “nosotros”.

Existen varios motivos para esta condición. Mucho se ha hablado de la influencia de los contenidos en planes de educación, discriminación, entre otros, pero por lo general se deja fuera un factor muy importante: las trabas que hemos puesto los mismos mapuche a nuestros peñi y lamngen (hermanos y hermanas) para integrarse a un mundo que les corresponde por derecho propio.

“Deben ir a las marchas”, “deben tener vinculación con las comunidades”, “que deben estar contra el capitalismo (imperialismo, neoliberalismo o cualquier otro ‘ismo’)”, “no pueden tener una vida con comodidades mientras sus hermanos lo pasan mal en las comunidades”, entre muchos otros juicios. Yo, en el lugar de Pedro o Alejandra, escucharía eso y me daría una lata tremenda, no me motiva a integrarme a lo mapuche. Un pensamiento totalmente lógico sería quedarse en la comodidad de la rutina diaria y no andar buscando problemas. No les pongamos cargas.

A todos esos mapuche que tienen esa inquietud y dudas de reconocerse como tales les cuento que somos un pueblo diverso, del que ustedes también son parte. Existen personas de pensamiento muy radical y otras también muy conservadoras; hay militantes en partidos políticos y movimientos de izquierda, también en partidos de derecha, y quienes no se interesan en política; están los que gustan de música tradicional mapuche, del rock, hip-hop, música clásica; están quienes no se pierden de marchas y también quienes no están de acuerdo ellas y por ello no dejan de ser mapuche.

Muchos y muchas son humildes trabajadores y así también hay mapuches en cargos gerenciales, también un posible candidato presidencial y hasta hace poco un subsecretario. En fin, ejemplos de diversidad hay por montón, lo importante es saber que no existen trabas, nadie puede decirle al otro cómo vivir su mapuchidad ya que es un proceso personal. Lo único que debes hacer es identificarte como mapuche, nadie te lo puede negar. Son todos bienvenidos.

Nuestro pueblo vivió tres invasiones: Inca, española y chileno-argentina. Que lleves un apellido mapuche quiere decir que eres hijo (o hija) de quienes lucharon y resistieron a todo esto y eres de los últimos vástagos de una nación milenaria. Medita y toma conciencia de ello.

Las tecnologías de información y las redes sociales como Twitter permiten que estés a solo un click de destacados mapuche que puedes contactar y de seguro te orientarán si quieres profundizar.

Si eres estudiante de educación superior tienes grandes oportunidades. Mucho se habla del conocimiento ancestral mapuche y está muy bien ¿pero qué pasa con el nuevo conocimiento? Por lo menos yo, no quiero vivir en el siglo XVIII o XIX. Tenemos que construir el nuevo conocimiento mapuche. Sugiero considerarlo en temas de tesis y tratar los temas de tu área con pertinencia cultural; por ejemplo un estudiante de medicina puede investigar la medicina mapuche, sus fundamentos y proyectarlos al día de hoy; en el área de la nutrición hay un mundo por descubrir; las distintas ingenierías también tienen cabida; es conocido el caso del peñi Eliseo Huencho quien incorporó elementos de la cosmovisión mapuche a diseños arquitectónicos, y así un largo etcétera. El tema que elijas te llevará necesariamente a interiorizarte en la sabiduría de tu propio pueblo. Hay mucho por hacer.

Eric Melillanca Torres
Ingeniero Civil en Informática
Magíster (C) en Ingeniería Industrial
Presidente de Corporación de Desarrollo Mapuche Trawün