¿Todavía creemos que el mundo de hoy es nuevo? En realidad, hoy estamos presenciando una enorme y peligrosa miseria intelectual y moral que es igualita, casi idéntica a la del mundo griego del año 431 antes de la era actual, cuando la formidable potencia de Atenas trató de adueñarse de todo, aunque para ello tuviera que hacerle la guerra a Esparta, que había sido su mejor aliada en la lucha contra los persas.

Es asombroso ver cómo Atenas, la creadora de la Democracia, fue víctima de su propio poderío, se transformó en un imperio dispuesto a asesinar y llevar la guerra contra otros estados griegos más débiles, y, olvidado ya de su propia democracia, pasó a ser una aborrecida metrópoli imperial.

Al fin sus antiguos aliados se unieron en contra de ella y estalló la Guerra del Peloponeso, encabezada por Esparta. El año 404 antes de nuestra Era, Atenas fue derrotada y su democracia fue reemplazada por el llamado “Régimen de los 30 tiranos”.

Nunca más Atenas recobró su grandeza. De hecho, toda Grecia perdió su grandeza, y finalmente fue reducida a ser una mera provincia del joven Imperio Romano.

¿Cómo fue que esa maravillosa Atenas se desfiguró, se corrompió y se hundió en sus propias ruinas?