Hay quienes piensan que un buen desastre que ocurre en el momento justo, puede ser una verdadera bendición. Y ahora que la Navidad se nos viene encima, se nos viene encima también un desastre político que, quizás, quizás, hasta podría ser un Regalo de Navidad para todos. Buenos y malos, creyentes o descreídos. Y de cualquier raza, sexo o género, y también para aquellos a quienes les ha tocado ser chicocos, feos y pobres.

Vamos viendo.