Después de tres años, Javiera Parra volvió a conceder una entrevista a un medio escrito. Y en ella, abordó sus nuevos proyectos laborales, las enseñanzas de sus padres (Ángel Parra y Marta Orrego), deslizó críticas al lenguaje inclusivo y se pronunció sobre el acoso y abuso de poder que sufren las mujeres.

“Con mi papá estuve en París poco antes de su muerte, tomando champaña y hablando de la muerte, así es que estaba preparada, a diferencia de lo que sucedió con mi madre, Marta Orrego, que murió el 2009 (…). Mi papá, en cambio, llevaba tres años en quimioterapia, aunque nunca perdió un pelo ni exteriorizó su dolor. Él era así, porque tuvo una niñez muy dura, pero mágica. Una vida parreana, que es más que garciamarqueana”, comentó la cantante a revista Paula.

En este ámbito, reconoció que los ejemplos de Violeta Parra y Marta Matte, sus abuelas, fueron clave para enfrentar eventuales acosos o abusos de poder, los que aclara nunca ha recibido.

Javiera Parra | TVN
Javiera Parra | TVN

Ni un beso cuneteado. Quizás por mi crianza, por las mujeres ultra-power que me blindan (…). Me ha tocado negociar en un mundo de hombres, siempre viajé con hombres, músicos y técnicos, pero nunca me pasó nada malo. Frente a gente que me tiraba ondas raras o me ofrecía cuestiones turbias, salvé con humor o parando carros. Agradezco ser de una casta de mujeres contestadorazas”, dijo Parra.

Más adelante, profundizó sus dichos sobre el acoso callejero: “Me han dicho ordinarieces. Cuando estaba en el colegio me tocaba pasar frente a un regimiento y un par de veces me dijeron alguna rotería heavy, pero contesté (…). A mí el piropo amoroso de un maestro me parece simpático, nada aberrante. Por eso creo que hay una delgada línea entre el acuseteo y la denuncia seria y consciente de acoso o abuso. Existen mujeres de personalidad histérica que pueden hacer mucho daño y tienen un poder enorme ahora”, afirmó.

En la misma línea, también se declaró ajena al lenguaje inclusivo, que pretende visibilizar al género femenino en el habla popular. “Locuras como cuerpas, en vez de cuerpos. No comulgo con esos excesos; amo el idioma que tenemos. Esto no quita que me parezca maravilloso que hoy se pueda destituir a un profe por abusador, machista, discriminador”, señaló.

A pesar que hoy matiza sus labores en la música con un negocio de impresión láser sobre muebles de madera, está satisfecha con su actual rutina. “Amo los oficios y estoy dedicada a lijar, pintar y llenar de conejos y flores una banqueta, una cómoda. Es una pequeña pasión que me alucina. En septiembre tendremos un showroom”, contó.

A mí el piropo amoroso de un maestro me parece simpático, nada aberrante. Por eso creo que hay una delgada línea entre el acuseteo y la denuncia seria y consciente de acoso o abuso
- Javiera Parra

“Dedico 5 horas de mi día a hacer estos objetos inspirados en imágenes de fábula y me siento plena. Hoy me visualizo haciendo uno o dos shows al mes, no más. Me hice la revisión de los 50 mil kilómetros, porque tengo alergias y a veces me duelen las articulaciones, aunque no tengo ni una dolencia grave. A los 50, la energía no es la de los 20”, agregó Javiera.

A su vez, la cantante que será parte de la nueva versión del festival La Cumbre (12 de enero en Club Hípico), se muestra satisfecha con su renovada vida: “Aunque soy roquera, siempre fui la primera en irme a acostar en los carretes, me gustan las casas ordenadas, las cosas lindas. Nunca he sido una guarra, he tenido una vida bien vivida, y ahora, a los 50 años, que es cuando, según mi papá, se inicia la vida, me siento plena en mi pequeño limbo”, dijo.