Obras como “La Pincoyita de Yaldad”, que surgen de un proceso creativo con estudiantes para su aprendizaje, son “material pedagógico”, dicen profesores rurales, tras la exhibición del trabajo en el Festival Internacional de Teatro Itinerante por Chiloé Profundo (FITICH).

El recorrido por diversos lugares de la Isla Grande donde se desarrolla el XXI Festival Internacional de Teatro Itinerante por Chiloé Profundo (FITICH 2022), ha permitido conocer el sentir cultural, a través de las creaciones escénicas que recogen relatos ancestrales.

Lee también...

Es el caso de un sector poniente de la comuna de Quellón, a menos de una cuadra de una entrada del océano Pacífico, “estero” para los habitantes: allí se filmó el cortometraje “La Pincoyita de Yaldad” con estudiantes de quinto a octavo básico de la escuela local.

Con este audiovisual, exhibido en el Centro Cultural de Castro, al igual que otras seis producciones similares, culmina un proceso escénico de meses que grabó el cineasta Tomás Anguita, en conexión con la profesora María José Olguín (docente de integración) y del profesor Pedro Espinoza (docente de aula) de la Escuela Rural de Yaldad.

la pincoyita de yaldad
FITICH

“A mí me corresponde llevar adelante el Programa de Interacción Escolar que implica la inclusión de niños y niñas con necesidades educativas especiales”, explica María José.

“A grandes rasgos, agrega la docente, este concepto incluye a niños y niñas con déficit atencional con o sin hiperactividad y, a otros con deficiencia intelectual leve, moderada y severa”.

“Nosotros apoyamos el trabajo del profesor en el aula, en la asignatura que corresponda para que las diferencias con sus compañeros y compañeras no sean tan notorias”, comenta.

A su vez, el profesor Pedro Espinoza remarca que “de acuerdo a los conceptos pedagógicos actuales el trabajo escénico los niños son protagonistas del proceso de aprendizaje, por lo que ellos y ellas fueron decidiendo qué obra hacer”, luego de una convocatoria abierta en la escuela”.

Conocimientos ancestrales

Diez son los niños y niñas que llegaron hasta el final de este proceso creativo, “luego que de a poquito y algo temerosos se nos acercaron alrededor de veinte”, recuerda María José.

“Tenemos que entender, subraya el profesor Espinoza, que los niños y niñas conocen las asignaturas de Historia y Geografía, Lenguaje y Comunicación, y Lengua y Cultura Mapuche”.

Explica también que esto se complementa con que “estamos a 80 metros del mar y ellos nacen y viven navegando y mariscando, además de tener conocimientos previos ancestrales”.

Pone como ejemplo la filmación de la escena del rehue, cercano a la escuela, “un conchal de mil años de historia del pueblo chono, al que después llegaron los huilliches”.

“Todo ese conocimiento que tienen las familias de acá, a partir de lo que han contado los mayores, ayuda a los profesores para que sea más fácil desarrollar su aprendizaje”, concluye.

Escasez y abundancia

Precisamente, de un relato ancestral surgió el tema de la obra de teatro y posterior cortometraje: Patricio Polidoro, educador ancestral de la escuela contó un relato de hace mucho tiempo que escuchó de un abuelo, que en Yaldad hubo escasez de peces y mariscos, porque La Pincoya miraba al pueblo dando la espalda al mar.

Para terminar con esa veda inclemente, la gente de Yaldad hizo ofrendas de semillas a la niña Pincoyita, por lo que ésta decidió la abundancia para la comunidad.

Sin embargo, cuando la gente de la isla cercana de Cailín se enteró de esto les pidió que le prestaran a la niña para contrarrestar la escasez que sufrían. “Pero nunca la devolvieron”, recuerdan ambos profesores sobre esta arista clave de la obra.

Por eso, una comitiva viaja a Cailín para recuperarla durante un parlamento entre representantes de ambos sectores, “cuyo final queda abierto”.

la pincoyita de yaldad
FITICH

De ida y vuelta

A partir de allí se desató una actividad con los estudiantes como protagonistas en la elaboración del guión, definición del vestuario y de otros requerimientos.

El esbozo de relato llegó después a Tomás Anguita iniciándose una etapa de trabajo virtual de ida y vuelta que implicó definición de “personajes y darles vida, hasta septiembre, cuando filmamos la obra”, subrayan los profesores.

“Fuimos en masa a Castro a ver el cortometraje”, dice la profesora María José Olguín. Y agrega: “Queremos exhibirlo en Yaldad, en pantalla gigante. La obra teatral y la filmación en la playa que se hizo de las nueve y media a las ocho de la noche fue una gran oportunidad para acercar la comunidad a la escuela”.

“El cortometraje será un material educativo y pedagógico de primera fuente, ya que al estudiar los mitos y leyendas de Chiloé los estudiantes verán a sus propios compañeros en la interpretación, algo que entusiasmará a los más pequeños, además de apoyar la expresión oral, escrita y corporal”, concluye el profesor Pedro Espinoza”.