Una crítica a la violencia en la sociedad, una determinante escénica-ideológica, ahora instalada en el corazón de ciertos valores éticos aparentemente muy reconocidos, propone la destacada Cía. Bonobo en el último título de su trilogía.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

El movimiento envolvente de esta dinámica reflexión escénica atrapa a una familia progresista y propietaria de una empresa que se ha enriquecido recurriendo sólo a sanas, “inclusivas y antidiscriminatorias” prácticas laborales.

Sin embargo, estos sólidos principios de justicia tambalean sin control, rompiendo de manera imprevista la tranquilidad del hogar, cuando sus miembros esperan y reciben a una hermana con ansiedad y cariño, pese a no saber que existía y que pertenece a un estrato social muy distinto.

La ruptura se produce en el momento en que ella exige una indemnización por lo mal que lo pasó durante el tiempo lejos de los suyos, brecha entre afecto y ambición, además de confrontación de historias, trayectorias, secretos e identidades.

Junto con asomar el fantasma del temor a lo desconocido que representa la recién llegada, se abren las compuertas de conductas que se creían enterradas, como la exclusión y la discriminación.

“Temis”, título que recoge el nombre de la diosa griega de la justicia, justo al cumplir la Cía. Bonobo diez años de vida, completa una trilogía iniciada con “Donde viven los bárbaros” (2015, Premio Mejor Dramaturgia, Círculo de Críticos de Arte) y “Tú amarás” (2018, Premios de la Crítica, Mejor Interpretación y del Público, Tokyo Festival World Competition 2019).

Temis
Marcos Ríos

Ciudadanos y ciudadanos

La constante reflexión sobre la violencia y la justicia existente entre los que la Cía. Bonobo define como ciudadanos y bárbaros (los excluidos) se manifiesta de manera distinta en este montaje.

El dramaturgo Pablo Manzi advierte que la actitud paternalista de tratar como víctimas a los excluidos (bárbaros) es otra forma de ejercer la discriminación por parte de la sociedad de ciudadanos con derechos, porque se omite lo principal: la justicia y la obvia necesidad de cambiar el sistema que produce las diversas formas de exclusión.

En la obra, la hermana deja de ser excluida cuando busca realizar una transacción, en coincidencia con un valor social imperante, conducta que fortalece la sociedad que lo sostiene.

Aunque queda pendiente si las diversidades en todo aspecto -la porfiada realidad- deben licuarse o reconocerse en toda su potencia para que desde sus cimientos y fragmentos se construya lo nuevo.

Temis
Marcos Ríos

Corrientes y reflejos

Para poner al desnudo el esqueleto de una estructura familiar consolidada, “Temis” utiliza un arsenal de recursos, entre los cuales están el humor, la ironía, lo absurdo y ciertos símbolos visibles de origen y significado más o menos difuso por su extensión.

Combina dos corrientes de comunicación de bases contradictorias que generan una colisión de presencia y sentido que dinamizan el desarrollo de la obra: diálogos monosilábicos en lo verbal y reflejo emotivo con un par de discursos en los que ronda el drama y la tragedia.

Fundamental es la música de Camilo Catepillán al sugerir un cuerpo sonoro que altera las diversas realidades que se van proponiendo, conectando el relato por fuera, como una exclamación, un rayo, un ventarrón.

A esto se agrega un tipo controlado de gesto corporal cercano al comic que el elenco maneja con gran calidad y gracia en un entorno concreto en el que también converge lo escenográfico, ya que todo remite a lo reconocible de la vida diaria.

Son recursos que nunca se estorban, porque se asumen en planos distintos de realidad y que la escritura de Manzi acoge y recoge en su racionalidad cotidiana y precariedad formal, junto con transportar reflexiones de fondo y posibilidades de sentido.

En realidad, las formas de violencia tácitas o explícitas en la sociedad están asociadas a la propiedad y la apropiación, en buscar el argumento para negar, disminuir o bloquear un derecho, proceso de contradicciones que en la obra revela cuotas valiosas de humor complejo, traspasados en diálogos (y silencios, miradas, contenciones) a toda velocidad.

La respuesta empática del público más joven es total no sólo por la ovación final: en su transcurso se asocia, disfruta y se ríe con gestos y respuestas monosilábicas que no constituyen un relato en sí mismos, sino fragmentos de realidades todavía adolescentes que el dramaturgo capta con precisión, una capacidad de observación que el proceso de madurez irá generando nuevas realizaciones.

Temis
Marcos Ríos

Temis

Dramaturgia: Pablo Manzi
Dirección: Andreina Olivari y Pablo Manzi

Elenco: Gabriel Cañas, Carlos Donoso, Paulina Giglio, Marcela Salinas, Guilherme Sepúlveda y Gabriel Urzúa
Diseño Integral: Los Contadores Auditores
Jefe Técnico: Raúl Donoso
Máscaras: O’Ryan Lab
Prótesis: Jocelyn Olguín
Música: Camilo Catepillán
Producción: Horacio Pérez
Coproducción con Espacio Checoeslovaquia. Proyecto Fondart.

Teatro Nacional Chileno (Morandé 25).
Próxima temporada: 11 al 16 de julio 2022.