Un dato sorprendente y a la vez de suma importancia para la población femenina: alrededor de un 10% de las mujeres entre 30 y 40 años presenta alguna alteración en la glándula tiroidea, cifra que es a lo menos, 6 veces mayor que la observada en los hombres, razón de sobra para informarnos y preocuparnos al respecto.
La glándula tiroidea está ubicada justo por sobre la tráquea, siendo la encargada de regular el metabolismo del cuerpo, a través de la producción de proteínas y la regulación de la sensibilidad del cuerpo a otras hormonas. ¿Qué tantos problemas de salud podría causarnos esta glándula? VARIOS.
Problemas más frecientes
La tiroides puede presentar principalmente alteraciones en su funcionamiento, siendo el más común el llamado hipotiroidismo. Según la última encuesta del Minsal 2009-2010, un 21,5% de la población femenina mayor de 15 años sufre de esta disfunción, la cual aumenta con la edad llegando a un 31,3% en las mayores de 65 años. El hipotiroidismo se caracteriza por un déficit de hormonas y su causa más frecuente es la autoinmunitaria.
La Doctora especialista de EnSalud, María de los Ángeles Valenzuela, destaca que si bien el hipotiroidismo es más común, el hipertiroidismo es más complicado: ‘’Esta alteración es mayormente preocupante por la asociación con el compromiso ocular, en algunos casos desencadenando la enfermedad de Graves Basedow, con estigmas funcionales y estéticos importantes. También es causa de arritmia lo cual puede poner al paciente en riesgo cardiovascular’’, explica.
Además de estas dos alteraciones, encontramos el Cáncer de tiroides, que es la neoplasia endocrina más frecuente y que ha aumentado tanto en Chile como a nivel mundial, teniendo una mayor incidencia en mujeres de raza blanca.
Cómo prevenir
Según cuenta la especialista, uno de los puntos básicos a considerar en la prevención de las enfermedades de tiroides es el aporte de yodo, situación que en este momento está corregida por la adición de este elemento a la sal por decreto, lo que antes no pasaba. Sin embargo, lo más importante siempre será realizarse los chequeos médicos correspondientes, para poder detectar anomalías a tiempo.
‘’Es aconsejable iniciar la evaluación con un examen clínico, preguntando por síntomas y signos sugerentes de disfunción tiroidea, palpación del cuello y TSH, T4 y anticuerpos anti tiroideos como exámenes de laboratorio. El estudio de imágenes es obligatorio frente al hallazgo de un nódulo en la palpación y frente a antecedentes clínicos que lo indiquen, como por ejemplo antecedente familiar de cáncer de tiroides’’, sostiene la Doctora Valenzuela.
A su vez, el Doctor Carlos Gómez Lira, Director del Centro Médico para la mujer EnSalud, aconseja la realización de un chequeo completo para la prevención : ‘’Incluir en el chequeo anual la ecotomografía de Tiroides y hormonas tiroideas, así como la ecotomografía abdominal y la densitometría ósea es vital, todos esos exámenes y los correspondientes a la edad de cada mujer se pueden realizar en menos de 2 horas, por lo que no hay excusa para dejarse estar’’, aconseja el ginecólogo.
Si bien las enfermedades tiroideas son frecuentes, en general el pronóstico es muy bueno, incluso en la mayor parte de los cánceres, pero siempre y cuando se sea responsable con los chequeos, resultando básico para lograr los mejores resultados un diagnóstico precoz y continuo.
Algunos alcances
Hay que tener ojo con todo lo que se dice y afirma acerca de la tiroides y sus anomalías. Una de las frases más recurrentes tiene que ver con que la falla tiroidea es causante de una posterior obesidad, lo cual la Doctora Valenzuela se encarga de desmitificar.
‘’Eso no es cierto. Podría indirectamente en algunos casos contribuir transitoriamente a ello, pero no ser la principal causante. Por ejemplo: una paciente hiportiroidea puede sentirse muy desanimada y por ello disminuir el ejercicio, y también presentar cierta retención de líquido. Al normalizar la función con hormona tiroidea en dosis adecuada, se vuelve a la normalidad’’, explica la especialista.
Por otro lado, sí es cierto que muchas pacientes presentan síntomas en la esfera psiquiátrica, como primera manifestación de la disfunción tiroidea, como por ejemplo depresión, irritabilidad o agresividad.