Incómoda es la estadía de la Democracia Cristiana al interior de la Nueva Mayoría, tenso escenario que se agudiza a solo algunos días de la aprobación -en general- del proyecto que despenaliza el aborto en tres causales y que puso en jaque al corazón de la falange, frente a una iniciativa impulsada por el Gobierno que la cobija y que instaló a la DC en lo mas alto del poder político.

En el último Congreso Ideológico de la Democracia Cristiana -a 70 años de la creación de la falange- se reforzó uno de los pilares fundamentales del partido, que afirma: “Somos personalistas. Inspirados en la doctrina del Humanismo Cristiano afirmamos la dignidad de toda persona, lo que obliga al respeto por la vida desde el inicio hasta la muerte. La persona humana, en su dimensión física, psíquica, espiritual y social, es el centro de nuestras preocupaciones”.

Como ya se ha visto en otro tipo de discusiones de corte valórico –como por ejemplo, la del divorcio– la Democracia Cristiana se polarizó, enfrentando a los “camaradas” con visiones diametralmente opuestas; y sobre todo, apelando a las diversas interpretaciones de los fundamentos del partido.

La pregunta es la siguiente: ¿Ha sido capaz la DC de establecer como norma su “línea valórica” al interior de un bloque evidentemente más liberal? y…al momento de tomar decisiones, los falangistas ¿priorizan este pilar o siguen la corriente de lo que impulsa el Ejecutivo?

Para Martín Zilic, ex intendente del Bío Bío y emblemático DC – quien aseguró estar a favor de despenalizar el aborto en sus tres causales – afirmó que al interior de su partido hay espacio para todo tipo de visiones, que no necesariamente todos son católicos y que se fomenta el libre pensamiento. Por lo tanto, en temas valóricos indicó que cada cual puede tener su propia opinión.

Sin embargo, el también DC Erick Aedo, actual seremi de Bienes Nacionales, dijo no estar de acuerdo con la despenalización del aborto, pero concordó en el fomento del “libre pensamiento” al interior de su partido, asegurando que pese a no estar de acuerdo con la decisión de algunos de sus camaradas en el Congreso, no se puede legislar de manera “personal”.

“Es absolutamente compatible ser DC y representar al gobierno de la Nueva Mayoría”, señaló escueto el intendente del Bío Bío, Rodrigo Díaz. Estandarte de la falange en la zona y quien afirmó sentirse absolutamente cómodo en el pacto oficialista.

No tan cómodo se siente el presidente regional de la DC, el diputado Jorge Sabag, quien además de ser uno de los férreos opositores a la propuesta gubernamental de la despenalización del aborto, afirmó que en este caso se ha pasado a llevar a la DC, intentando “imponer” una visión única.

No es primera vez en este año que la DC se siente “pasada a llevar” por la Nueva Mayoría. Recordemos el episodio del viaje de la presidenta Bachelet a La Araucanía sin informar al ministro del Interior, el también falangista Jorge Burgos. Punto de inflexión, donde se manifestó públicamente la incomodidad de la DC en el pacto de Gobierno y que mantiene hasta hoy las relaciones cordiales, pero no precisamente estrechas y compenetradas.

La DC, el bien llamado “partido bisagra”, ese que siempre cobra protagonismo al discutir los “grandes temas” y que finalmente termina tomando las decisiones.

Fundadores de la Concertación y hoy, puntales de la Nueva Mayoría, morada política que los ha puesto una y otra vez contra la pared, apuntando a sus bases y que pese a eso, se mantienen cautos, atentos y leales a un Gobierno de centro izquierda con el que tienen –según se observa- más diferencias, que similitudes.