El cardenal Jorge Medina recitando las letras de una banda de heavy metal en el teléfono. Belisario Velasco y el entonces presidente de Chile, Patricio Aylwin sentados en uno de los salones de La Moneda hablando sobre Iron Maiden. Más llamados del Cardenal para continuar recitando las canciones de la banda y advirtiendo sobre los malignos efectos de esta sobre la juventud chilena, fueron los insólitos hechos que frustraron en 1992 la primera visita de Iron Maiden a nuestro país.

Este episodio marca uno de los capítulos de censura más vergonzosos ocurridos en la el inicio de la postdictadura en nuestro país. Tanto así que el vocalista de la banda nos llamó “país medieval”. Y con justa razón.

¿Pero cómo se llegó a esto?

Todo partió en Valparaíso, cuando un grupo de adolescentes -probablemente en estado de ebriedad- realizaron rayados en algunas de las lápidas del cementerio local.

En esa época estaba anunciada la visita de la banda de heavy metal inglesa a nuestro país, en lo que sería el primer concierto de rock pesado tras a vuelta a la democracia. Por supuesto, desde la comunidad eclesiástica relacionaron la música de Iron Maiden con los rayados. Caos social.

Sin dejar pasar mucho tiempo desde ocurrido el incidente de las lápidas, el entonces ministro del Interior, Belisario Velasco, recibió una llamada de uno de los religiosos más cercanos a la dictadura que recién ‘terminaba’, el Cardenal Medina, quien le solicitaba que como Gobierno prohibieran la visita del grupo inglés por malévolos, perversos y porque probablemente iban a “destruir” a la juventud chilena con su visita.

Para convencer al ministro, el cardenal comenzó a recitar las letras de Iron Maiden, ante la extrañeza del Velasco que, al otro lado del teléfono, fue sorprendido con esa insólita inquietud.

Según contó el ex personero de Gobierno a El Dinamo, en aquel momento le respondió que eso no era posible, ya que el Gobierno de Chile no era confesional y no podían discriminar por las creencias de los artistas que visitaban el país.

Como era de esperar, el rechazo a la solicitud no causó gracia en el religioso, quien insistió, pero sin obtener una respuesta favorable por parte del gobierno de la época.

Luego de ese risible momento, Velasco se dirigió a conversar con el Presidente Patricio Aylwin, sobre Iron Maiden y su concierto en Chile, instancia en la cual el mandatario encontró razón la argumentación del secretario de estado.

Cuando ya se creía solucionado el asunto, Medina volvió a la carga y nuevamente realizó llamadas telefónicas, pero ésta vez para solicitar oficialmente la suspensión del concierto, o para pedir que no dieran el visto bueno al ingreso al país a los integrantes de la banda.

Para convencer al ministro, el cardenal nuevamente comenzó a recitar las letras de Iron Maiden, a lo que Velasco respondió ‘no puedo discutir con usted que es un experto en heavy metal, señor Medina’, agregando que como ministerio no podían prohibir o permitir ingresos.

Ante esto, el religioso respondió de la mejor forma que pudo hacerlo, en la línea de su particular carácter, y señaló: ‘bueno, esto yo no lo acepto’ argumentando -o por lo menos intentándolo- que los rockeros eran malévolos, perversos, y que iban a destruir a la juventud chilena.

“Él consideraba que el gobierno no podía prestarse para esto”, señaló Velasco, quien luego de la polémica generada por el concierto, ofreció una punto de prensa donde señaló que el ministerio del Interior no tenía la facultad de impedir el ingreso de nadie al país aludiendo motivos religiosos.

A pesar de tener una respuesta negativa desde el Gobierno, el cardenal Medina no desistió de su idea de impedir a cualquier costo el concierto.

Respecto a esto Velasco reveló que el religioso tomó otro camino, contactándose con los dueños del local en el que se realizaría el evento y con el municipio, hasta que finalmente el concierto fue suspendido, para desgracia de los cientos de fanáticos.

A 23 años de este hecho, Belisario Velasco es sindicado como el responsable de esta situación. Sin embargo al ser consultado sobre esto responde, “Eso es falso, el ministerio del Interior nunca se opuso al ingreso de Iron Maiden. Primero, porque estábamos convencidos de que no tenía sentido. Y segundo, porque la ley los amparaba”. Finalmente, Velasco insistió en dejar en claro que, el evento, no se llevó a cabo debido a las gestiones paralelas realizadas por el cardenal.

Cabe destacar que tras este vergonzoso episodio, Iron Maiden y Chile forjaron una especial relación, – tal como ocurre con Faith No More-p or lo que en 1996 la banda regresó a nuestro país, en una especie de revancha. Como era de esperar la convocatoria fue masiva, razón por la cual nuestro país es uno de los destinos seguros en las giras de la banda, tal como ocurrió en 2001, 2004, 2008, 2009, 2011 y 2013.

Esta semana se oficializó la octava visita de la banda a Chile, la cual se llevará a cabo el viernes 11 de marzo en el Estadio Nacional.