La crisis de los inmigrantes en Europa y la impactante foto de un niño sirio muerto en una playa en Turquía han puesto a Washington bajo presión para que reciba bastante más de los 1.500 sirios que han encontrado refugio en Estados Unidos tras cuatro años de guerra.

Se calcula que serán unos 1.800 a finales de septiembre, y el Departamento de Estado prometió que para el otoño boreal de 2016 habrá entre 5.000 y 8.000 sirios en suelo estadounidense.

Estas cifras resultan insignificantes a la luz de los cuatro millones de refugiados sirios, sobre todo teniendo en cuenta que la historia de Estados Unidos se ha construido gracias a generaciones de inmigrantes y de demandantes de asilo que huyeron de diversas persecuciones.

Interrogado por el diario The Huffington Post acerca de las decenas de miles de personas que llegan a Europa, el secretario de Estado John Kerry se limitó a responder que se trataba de una cuestión “extremadamente urgente” y que Estados Unidos “podría hacer mucho más para proteger a esas poblaciones”.

“No hablo de recibir (más refugiados) de manera permanente”, advirtió sin embargo el jefe de la diplomacia estadounidense.

En opinión de los expertos, el proceso de instalación de los refugiados en el territorio estadounidense en bastante lento.

“Estos últimos años, medidas suplementarias en materia de seguridad han hecho que la instalación, que duraba de nueve a doce meses, dure ahora 18 meses o más”, se lamentó Larry Yungk, responsable del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en declaraciones a la AFP.

La agencia de la ONU ha remitido a las autoridades estadounidenses unos 17.000 casos de refugiados sirios.

El ex jefe de la diplomacia británica David Miliband, hoy presidente de la asociación International Rescue Committee (IRC), también considera que la primera potencia mundial no ha hecho lo suficiente por los sirios.

“El año pasado alcanzamos el récord de 20 millones de refugiados en el mundo. Unos 150.000 fueron recibidos por los países ricos y Estados Unidos aceptó unos 70.000″, explicó Miliband en la cadena MSNBC. “Sin embargo, en el caso de Siria, temo que no esté a la altura: desde el comienzo del conflicto sirio, Estados Unidos ha recibido 1.234 refugiados, unos 250 al año”, criticó el exministro.

El director de ACNUR, Antonio Guterres, anunció en julio que el número de refugiados había sobrepasado los cuatro millones y que la mayoría vivía en la miseria, soñando con emigrar a Europa, tras haber perdido toda esperanza de regresar a un país que se encuentra devastado por la guerra desde marzo de 2011.

La mayoría de estos refugiados están en campos en Turquía, Líbano, Jordania e Irak. Según ACNUR, a fin de este año 4,27 millones de personas habrán huido de Siria.

Seguridad de Estados Unidos

El portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, reconoció que había “definitivamente una urgencia” para actuar pero, ante todo, insistió en que “la primera prioridad es proteger la seguridad nacional de Estados Unidos y de sus ciudadanos”.

De hecho, aunque Washington aceptó recibir a algunos sirios que huyeron de las masacres del régimen de Damasco y del grupo islamista Estado Islámico, las autoridades quieren también asegurarse de que ningún “terrorista” se cuele.

En este sentido, funcionarios del Departamento de Seguridad Interior viajan regularmente a los países de Oriente Medio para entrevistar a los candidatos susceptibles de entrar en Estados Unidos.

Washington alegó igualmente que es el principal abastecedor de ayuda humanitaria para las víctimas de la guerra de Siria, con 4.000 millones de dólares desbloqueados desde 2011 para agencias de la ONU y ONGs.

Sin embargo para Anna Greene, del IRC, no es suficiente. “La gente tiene la sensación de que no hay ninguna salida al conflicto. Hace dos o tres años, no había esa desesperanza”, dijo a la AFP.

Europa, por supuesto, podría hacer más por los sirios, señaló la especialista, pero si Estados Unidos entrara más rápido en el juego, “otros países seguirían el movimiento”.